Fitch ya había llevado la calificación de la estatal a rango de no inversión o especulativo desde abril de 2020, cuando durante los inicios de la pandemia de coronavirus la compañía decidió no modificar sus planes pese a los cambios del mercado. En ese momento, Moody's llevó también la nota de Pemex hacia la baja. A partir de ese momento, los bonos de la compañía comenzaron a ser considerados como basura y sus opciones de financiamiento disminuyeron sustancialmente.
La agencia ha dicho en el comunicado publicado esta tarde que esta rebaja refleja un continuo rendimiento operativo de la estatal y una reducción importante en sus puntajes relacionados con los criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés).
Fitch espera que la financiación de bancos, inversores y proveedores hacia Pemex se vea reducida.
La refinanciación de su deuda también se ha impuesto como uno de los grandes problemas de la compañía y motivos de la reducción de la nota. La petrolera tiene vencimientos que afrontar durante el año por 4,600 millones de dólares y de 10,900 millones de dólares hacia el año próximo. “La refinanciación de esta deuda expondrá a la empresa a un mayor gasto por intereses que acentuaría aún más su flujo de caja. La incapacidad de refinanciar la deuda de los mercados de capitales con instrumentos financieros similares u otros instrumentos financieros a largo plazo exacerbaría su riesgo de liquidez a finales de 2024”, dice Fitch.
Pemex ya enfrentó los altos intereses impuestos por los inversionistas para refinanciar su deuda. En enero pasado la estatal colocó bonos por 2,000 millones de dólares a una tasa de 10.375% que fue calificada por la administración de la compañía como costosa. En una entrevista con Reuters, Octavio Romero Oropeza, el director de la estatal, afirmó que las agencias han calificado a la compañía pese a haber mejorado sus cifras respecto a gestiones previas.