Desde que Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia de México, su relación con el sector empresarial ha sido una montaña rusa. A diferencia de sus predecesores, el mandatario ha mantenido un vínculo mediático y, en muchos casos, ríspido con los líderes empresariales del país.
El 15 de noviembre de 2018, aún como presidente electo, López Obrador anunció la formación de un Consejo Asesor Empresarial que se reunió por primera vez en enero de 2019, en Palacio Nacional, con figuras como Carlos Hank González, de Grupo Financiero Banorte; Bernardo Gómez, de Grupo Televisa, y Ricardo Salinas Pliego, de Grupo Salinas, entre otros. La reunión generó expectativas de una colaboración fructífera, pero la luna de miel no duró mucho.
Desde el inicio de su administración, López Obrador tomó decisiones que enfrentaron duras críticas del sector privado. Por ejemplo, la cancelación de la planta cervecera de Constellation Brands en Baja California Norte. La decisión paralizó un proyecto con un avance del 70% y una inversión de 1,400 millones de dólares, lo cual fue visto como una señal de incertidumbre jurídica y un golpe a la inversión extranjera.