Y esto último es justamente lo celebrado por los analistas, incluso por algunos que formaban parte del equipo de campaña de Xóchitl Gálvez. Pese a los pronósticos, Claudia Sheinbaum se ha decantado por un perfil de carrera y no como el de Enrique Ochoa o Manuel Bartlett, quienes le precederán al frente de la compañía y quienes tienen como fuerte una larga lista de antecedentes políticos.
“Al final de cuentas creo que fue un punto medio entre las alas más duras dentro del equipo de Sheinbaum y de Morena en general, y las alas más tecnócratas, entre los que quieren una continuidad de Manuel Bartlett o no lo quieren para nada o quieren un cambio muy importante de la CFE. Al final fue un punto medio y así es como hay que entender este nombramiento”, dice Oscar Ocampo, del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO).
La propuesta, dicen fuentes a Expansión, salió de Victor Rodríguez, uno de los académicos más cercanos a Claudia Sheinbaum y parte del equipo de campaña de la presidenta electa.
Calleja Alor acumula más de 20 años en la compañía. Su primer cargo de alto rango dentro de la CFE fue el de jefa de departamento en un ya lejano 2012. El último el de directora –también la primera– de la CFE Generación I –una de las seis subsidiarias de la compañía en la actividad de generación– al que llegó hace apenas poco más de un año, en mayo del 2023. “Creo que como mujer experta a cargo de la empresa del Estado lo va a hacer bien, no por nada subió a pesar de la misoginia que existe, durante 20 años, empezando desde abajo, ve donde está ahora. Ella no tiene nada más que demostrar, ella está ahí porque lo ha hecho muy bien y esperemos que así lo siga haciendo”, dice Susana Cazorla, analista del sector y quien formó parte del equipo de la ex candidata rival de Sheinbaum.
Su experiencia al frente de una de las subsidiarias de generación es justo el punto fuerte y probablemente también el talón de Aquiles de la próxima directora, que en el último año fue la máxima responsable de la gestión de 33 plantas eléctricas, 10 de ellas hidroeléctricas. Desde la primera arista, conoce los puntos críticos de funcionamiento de la compañía, de dónde provienen las pérdidas de la filial y podría reconocer que es necesario echar a andar otros negocios, como el de transmisión y distribución de electricidad. Desde el segundo punto, y quizá el negativo, su perfil implica una apuesta por una continuidad para seguir con el poner al centro del mercado de generación de energía a la compañía, pese a la deficiencia operativa y en costos.
Sheinbaum ya ha dicho de manera pública que en su sexenio se planean invertir 13,500 millones de dólares en generación eléctrica, pero con la designación de ayer lunes quedan pocas pistas del destino de los recursos. Aunque algunas otras se asomaron. Calleja Alor ha dicho en su discurso que está de acuerdo con el porcentaje de participación que el presidente López Obrador colocó en algún momento para la compañía, de 56% para la estatal y del resto para el sector privado.
“El problema es que las reglas del juego siguen sin estar claras, ella habla de una dominancia de la CFE en el mercado, del 56% que además es un número que salió sin un soporte técnico y sin ninguna justificación real. El mayor riesgo aquí es la continuidad”, dice Ana Lilia Moreno, una investigadora de México Evalúa.