Factores clave para la seguridad alimentaria: capacitación y mejora continua
Los sistemas de mejora continua y las buenas prácticas, implementados por personal especializado, son esenciales para garantizar la calidad y satisfacer al consumidor.
*Por Víctor Muñoz, Senior WCM Consultant para Tetra Pak México.
La seguridad alimentaria es un concepto que abarca varias dimensiones. El término surgió en la década de 70, basado en la producción y disponibilidad de alimentos a nivel global y local, y fue en los años 80 que se añadió la idea del acceso, tanto económico como físico.
Posteriormente, a principios de los 90, se acuñó el concepto actual que incorpora la inocuidad y las preferencias culturales; además, se reafirmó la seguridad alimentaria como un derecho humano. La pregunta que se plantea es: ¿de qué forma contribuye la industria al impacto positivo en la consecución de los objetivos que persigue la seguridad alimentaria?
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En el caso de los alimentos procesados, la aportación se centra principalmente en la inocuidad, cualidad que va de la mano con la conservación, el envasado y las ventajas logísticas para su distribución. Cumplir con todas esas características involucra grandes esfuerzos, avances tecnológicos, innovación e investigación y desarrollo. Es decir, se habla de mejora continua.
Para tener una idea más clara de los alcances de esta metodología, de acuerdo con datos de Tetra Pak, aproximadamente 40% de la industria de alimentos y bebidas (A&B) cuenta con un sistema de mejora continua en sus fábricas, el cual tarda entre cinco y ocho años para ser autónomo con una ejecución tradicional.
Sin embargo, con el soporte de una consultoría con experiencia en sistemas y operaciones, estos tiempos se pueden reducir considerablemente; por ejemplo, algunas compañías mexicanas han obtenido ahorros anuales de 2% promedio en costos totales de producción.
Con la seguridad del consumidor como eje principal de todas las estrategias, el público espera que las empresas de alimentos no estén supeditadas al cumplimiento normativo de la seguridad alimentaria, sino que prosperen en la excelencia de la inocuidad alimentaria e incluyan esto como un ingrediente fundamental en cada uno de sus productos. Si bien hay muchos casos, dicho liderazgo debe convertirse en la norma.
Desde el ángulo de la capacitación, sus ventajas deben poder medirse para comprobar que hay un impacto positivo en el ahorro de recursos, la reducción de residuos y la disminución de desperdicios, además de los beneficios para el consumidor, situaciones que se reflejan en la sostenibilidad del negocio en términos ambientales y de rentabilidad.
La American Productivity & Quality Center (APQC) es la organización sin fines de lucro que se especializa en la optimización de procesos y rendimiento, las mejores prácticas y la gestión del conocimiento. En este sentido, las últimas tendencias dadas a conocer por la APQC muestran que la mayoría de los encuestados anticipa que se asignarán más recursos (humanos, financieros, de desarrollo de competencias y técnicos) a la mejora continua en la cadena de suministro durante los próximos dos años, con 37% que espera un aumento significativo.
Las cifras lo confirman, pues la industria de alimentos y bebidas (A&B) emplea a seis millones de mexicanos y representa el 17.6% del empleo manufacturero en la República Mexicana. En cuestión económica, genera 7.6% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que coloca a México como el décimo productor global, con datos de la Secretaría de Economía. Además, la dependencia espera que la industria alimentaria crezca 3% anualmente, a largo plazo.
En este punto, se torna sumamente relevante contar con procesos, métodos y buenas prácticas en la industria; no obstante, es primordial que los colaboradores estén listos para ejecutarlos. Ahí es donde resurge el tema más relevante: la capacitación.
Actualmente existe una amplia variedad de tecnología y equipos que, junto con un servicio personalizado y capacitación in situ, garantizan la inocuidad y protección de los alimentos, de los consumidores e incluso de la marca.
Según el reporte “Closing the Skills Gap Business Commitment Framework”, publicado por el Foro Económico Mundial, la gestión de habilidades en la era digital requiere que las compañías aprovechen la tecnología que les permite habilitar un enfoque impulsado por los datos. Lo anterior con el fin de lograr una preparación continua más inteligente y de aprendizaje de por vida.
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El documento apuntó que casi la mitad de ejecutivos cree que la fuerza laboral no está recibiendo la capacitación necesaria para alcanzar el éxito. Asimismo, los efectos de la falta de instrucción pueden verse evidenciados en la alta rotación de personal, el incremento de costos como consecuencia y los gastos de encontrar a un nuevo colaborador.
De acuerdo con Docebo, plataforma de e-learning empresarial, el costo de reemplazar a un empleado puede ser igual a un salario de nueve meses, sin mencionar riesgos en la productividad, la calidad o la inocuidad, al hablar específicamente del sector A&B.
Sobre lo que está por venir, las predicciones para el futuro de los alimentos incluyen robots en la producción, inteligencia artificial, Internet de las Cosas (IoT) e incluso blockchain. En pocas palabras, una evolución a ritmos acelerados; aunque vuelve a cobrar importancia la necesidad básica de seguridad de lo que el consumidor lleva a su mesa.
Como resultado, la entrega de un alimento inocuo, que conserve sus características nutricionales y alargue su tiempo de vida en anaquel, en gran medida, depende del personal capacitado a través de programas de mejora continua, lo que a su vez equivale a beneficios económicos, sostenibles, operativos y sociales.
Sin duda, la metodología de Manufactura de Clase Mundial (WCM, por sus siglas en inglés) que Tetra Pak implementa en sus plantas de producción se convierte en una solución integral para asesorar a empresas de la industria de alimentos y bebidas comprometidas con la excelencia operativa.