Honda propuso que Nissan se convirtiera en una subsidiaria, en lugar de una fusión en términos igualitarios. Esto habría significado que Honda mantendría el control sobre la nueva entidad, limitando la autonomía de Nissan en la toma de decisiones estratégicas. Al final, Nissan rechazó la propuesta.
El fracaso de la fusión entre Honda y Nissan también representa un revés para la industria automotriz japonesa en su conjunto. El gobierno de Japón había alentado la consolidación de sus fabricantes nacionales para fortalecer su posición global frente a los gigantes chinos y estadounidenses.
Un portafolio desactualizado y ventas en caída
La crisis actual de Nissan tiene raíces profundas. Su alianza con Renault, iniciada hace 25 años, nunca logró materializar un desarrollo conjunto sólido. Bajo el liderazgo de Carlos Ghosn, la empresa expandió agresivamente su portafolio, pero a costa de sacrificar innovación y márgenes de ganancia.
El escándalo de Ghosn en 2018 desató una crisis interna, provocando cambios constantes en la cúpula directiva. Desde entonces, Nissan ha luchado por encontrar un rumbo claro, con decisiones estratégicas que han sido inconsistentes.
Sus ventas han caído en Japón, China y Estados Unidos, su mercado más importante. La falta de innovación ha dejado a su portafolio desactualizado, con inventarios acumulados que obligan a los concesionarios a recortar precios para atraer clientes.
Hace más de una década, Nissan marcó un hito con el Leaf, el primer vehículo eléctrico de producción masiva. No obstante, la marca no logró capitalizar ese éxito ni desarrollar una estrategia híbrida competitiva, como hizo Toyota con el Prius.
Nissan ha apostado por una transición total hacia la electrificación, dejando de invertir en motores de combustión interna. Sin embargo, esto la deja en desventaja frente a competidores como Toyota, Mazda y Subaru, que continúan desarrollando motores a gasolina más eficientes y apostando por híbridos, lo que les da una mayor flexibilidad en mercados donde los EV aún no dominan.
Honda toma la delantera
Mientras Nissan se tambalea, Honda ha tomado un rumbo claro. Recientemente presentó su propia plataforma de vehículos eléctricos, con planes de lanzar siete modelos antes de 2030.
Toshihiro Mibe, CEO de Honda, destacó la importancia de esta estrategia en la Honda Zero Tech Meeting 2024, donde presentó el concepto “Thin, Light, and Wise” (Delgado, Ligero e Inteligente), diseñado para redefinir los estándares de los vehículos eléctricos.
“Desde que asumí como presidente, he hablado sobre nuestro compromiso con la electrificación. Ahora, finalmente, estamos listos para mostrar el fruto de estos esfuerzos”, declaró Mibe en noviembre.
Sin embargo, Honda no es inmune a los desafíos de la industria. La compañía informó una caída del 7% en sus ganancias en los nueve meses que terminaron en diciembre de 2024, coincidiendo con el fin de las conversaciones sobre la fusión con Nissan.
A pesar de ello, el negocio de motocicletas de Honda sigue siendo un pilar de fortaleza, mientras que las ventas de automóviles han enfrentado dificultades en China y Japón. En contraste, la demanda en el mercado estadounidense se ha mantenido sólida.
Las ganancias de Honda entre abril y diciembre de 2024 ascendieron a 805,000 millones de yenes (unos 5,000 millones de dólares), por debajo de los 869,600 millones de yenes registrados en el mismo período de 2023. No obstante, las ventas crecieron casi un 9% en el mismo periodo, alcanzando los 16.3 billones de yenes (106,000 millones de dólares), según sus reportes financieros.
¿Qué sigue para Nissan?
Hoy, uno de los mayores problemas de Nissan es su falta de competitividad en baterías y software. El fabricante japonés no ha desarrollado sistemas de carga tan eficientes como los de Tesla y BYD, lo que les impide competir en el segmento de los vehículos asequibles.
Además, el Leaf sigue utilizando el conector CHAdeMO, un estándar que no ha sido adoptado ampliamente fuera de Japón, dificultando su compatibilidad en mercados clave como Estados Unidos y Europa, en donde el sistema de carga NACS (North American Charging Standard) de Tesla ha sido adoptado por la mayoría de los fabricantes, incluidos General Motors, Ford y Volkswagen.
La automotriz japonesa deberá tomar decisiones cruciales en los próximos meses. Sin el respaldo financiero y tecnológico de Honda, tendrá que explorar nuevas opciones, desde asociaciones con empresas tecnológicas hasta una reestructuración más profunda de su negocio.
Nissan ha empezado a buscar aliados en el sector tecnológico para compensar su debilidad financiera y de desarrollo. El diario Nikkei reportó que ha habido conversaciones con Foxconn, el gigante taiwanés de la manufactura electrónica, aunque aún no se ha concretado ningún acuerdo.
Mientras tanto, la competencia sigue avanzando. BYD y Tesla han consolidado su dominio en el sector de vehículos eléctricos, ofreciendo modelos con precios más accesibles, baterías más eficientes y software más avanzado.
Nissan necesita urgentemente un socio que le proporcione tecnología de baterías y software para vehículos eléctricos si quiere mantenerse competitiva en los próximos años. En el peor de los casos, si no logra encontrar un socio adecuado o mejorar su situación financiera, podría enfrentarse a escenarios más drásticos, como una posible venta de activos, una reducción aún mayor de su capacidad productiva o incluso una intervención gubernamental.