Eric Ramírez, director de Urban Science para América Latina y el Caribe, consideró que la medida anunciada representa “un punto intermedio” entre la libre importación bajo el T-MEC y la imposición de un arancel indiscriminado del 25 % a todos los vehículos. Sin embargo, advirtió que aún quedan muchas incertidumbres sobre su aplicación.
“El problema es que deja sin definir los detalles y solo abre la posibilidad de una certificación de contenido estadounidense que sería exento del arancel”, añadió.
Como parte del proceso de ajuste, el Secretario, en consulta con la Comisión de Comercio Internacional de EU y la CBP, modificará el Sistema Armonizado de Tarifas de EU (HTSUS) según sea necesario y publicará las actualizaciones en el Registro Federal.
Una certificación de contenido estadounidense
Si bien el T-MEC ya impone altos requisitos de contenido regional para evitar aranceles, la nueva disposición estadounidense introduce una capa adicional de control enfocada exclusivamente en el origen estadounidense de los componentes.
El gobierno de Estados Unidos dijo que permitirá que los fabricantes de automóviles presenten documentación para demostrar qué porcentaje del valor de sus vehículos proviene de componentes o insumos estadounidenses.
De acuerdo con la nueva normativa que entrará en vigor el 3 de abril, las armadoras podrán identificar el contenido de origen estadounidense en cada modelo y, si es aprobado por el Secretario de Comercio, el arancel del 25% solo se aplicará al valor del contenido no estadounidense del vehículo. Esto significa que las partes obtenidas, producidas o transformadas sustancialmente en Estados Unidos quedarán exentas del arancel.
Empresas y analistas advierten que la implementación de estos requisitos supondrá un desafío operativo. “Solo el 25% a lo que no sea contenido estadounidense… va a ser muy complejo calcular cuando hay sistemas que se completan entre los tres países y cruzan varias veces las fronteras”, explicó Ramírez.
Para garantizar una implementación adecuada, el Secretario de Comercio, en coordinación con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), deberá desarrollar un procedimiento que permita distinguir el contenido nacional del extranjero en cada componente importado. Hasta que esto ocurra, no se aplicará el arancel a componentes individuales, aunque sí a vehículos completos.
¿Qué pasará con las autopartes?
El nuevo esquema arancelario de Estados Unidos establece que el arancel de 25% aplicará, a más tardar el 3 de mayo de 2025 para las autopartes, a menos que estas medidas sean modificadas o revocadas.
Sin embargo, establece que las autopartes que califiquen bajo el T-MEC estarán exentas del arancel del 25% hasta que se defina un mecanismo para gravar solo el contenido no estadounidense de dichos productos.
Esta medida no aplica a los kits de ensamblaje ni a compilaciones de partes, sino únicamente a autopartes individuales.
Además, en un plazo de 90 días, se establecerá un procedimiento para evaluar la posible inclusión de autopartes adicionales dentro del alcance de los aranceles, lo que podría ampliar la lista de productos sujetos a las nuevas tarifas.
Mayor complejidad
México ha intensificado su labor diplomática en Washington para asegurar que los cambios respeten el T-MEC y no interrumpan la integración productiva de la región. La presidenta Claudia Sheinbaum y el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, han sostenido reuniones semanales con sus contrapartes estadounidenses para mitigar el impacto de los cambios planteados por el presidente estadounidense.
Las armadoras en México también han tenido que evaluar el impacto de la decisión en sus operaciones. En el caso de Kia, la compañía aún no ha visto cambios inmediatos, pero reconoce que la incertidumbre es alta. “Hoy las operaciones se mantienen igual en la planta de Pesquería”, comentó Rubén Hoyo, Product Planning & PR National Manager de Kia.
“Al principio, cuando se anunciaron las primeras medidas, sí hubo planeación de escenarios, pero ha cambiado tanto que hoy ya no sabemos qué va a pasar. Hemos estado expectantes hasta que algo quede en firme para que podamos entender que podemos hacer”, añadió Hoyo, tras el anuncio de las nuevas disposiciones.
Una situación similar ocurre en Honda, donde los equipos de Estados Unidos, México y Canadá se reúnen constantemente para analizar el impacto de los cambios sin lograr una conclusión clara. “Cambia todo el tiempo, es difícil entender los alcances de lo que pueda cambiar. Vamos a esperar a ver en Estados Unidos qué queda finalmente”, dijo la semana pasada Fernando Maqueo, Gerente de Mercadotecnia y Relaciones Públicas en Honda de México.
A corto plazo, la mayor carga burocrática podría frenar la inversión en la región. Los fabricantes enfrentarán costos adicionales para cumplir con las nuevas reglas y garantizar que su contenido estadounidense quede exento del arancel. En algunos casos, esto podría llevar a un rediseño de cadenas de suministro o incluso a la relocalización de ciertas líneas de producción.
Con información de Tzuara de Luna