México exporta cerca de un millón 250,000 cabezas de ganado anualmente a su vecino del norte, lo que representa el 90% de sus exportaciones ganaderas.
La medida ha tenido repercusiones inmediatas. Solo en el primer cierre registrado tras la detección del brote, se interrumpió el envío de aproximadamente 167,000 cabezas de ganado, con un valor estimado en 160.7 millones de dólares, según datos de la industria. El temor ahora es que esta situación pueda extenderse y comprometer más envíos en los próximos meses.
Desde Washington, las autoridades estadounidenses justificaron la suspensión como una medida preventiva. “La última vez que esta devastadora plaga invadió Estados Unidos, nuestra industria ganadera tardó 30 años en recuperarse. Esto no puede volver a ocurrir”, escribió Brooke Rollins, secretaria de Agricultura, en su cuenta en la red social X.
Un brote que regresa 30 años después de ser erradicado
El gusano barrenador, cuyas larvas se alimentan del tejido vivo de mamíferos, representa un riesgo biológico de alto impacto. La infestación ocurre cuando la mosca Cochliomyia hominivorax deposita sus huevos en heridas abiertas. En cuestión de horas, las larvas eclosionan y comienzan a devorar la carne viva del animal durante un periodo de hasta ocho días, de acuerdo con el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica).
Su erradicación en la región fue resultado de décadas de cooperación bilateral. Desde 1972, México y Estados Unidos acordaron un programa conjunto para eliminar al gusano del ganado. Entre 1960 y 1991, el esfuerzo representó una inversión de 750 millones de dólares.
México fue declarado libre de gusano barrenador desde 1991. Para 2001, gracias a acciones coordinadas que incluyeron a los países de Centroamérica, el parásito había sido eliminado de toda la región.
Pero el regreso del brote plantea nuevos desafíos. “Es normal que haya cierres, eso pasa en todos los países cuando hay enfermedades. Todavía no vemos una afectación directa en el mercado nacional”, dijo Macarena Hernández, directora general de Comecarne, quien explicó que ambos gobiernos trabajan en nuevos protocolos para evitar una expansión de la plaga.
No obstante, el riesgo de una reinfestación persiste: Senasica estima que un nuevo brote podría costar hasta 830 millones de dólares.
Moscas estériles contra la plaga
Como parte de las medidas para contener el brote actual, APHIS ha comenzado a liberar moscas estériles, tanto por vía aérea como terrestre, en zonas estratégicas del sur de México y Centroamérica. Esta estrategia, probada en el pasado, busca interrumpir el ciclo reproductivo de la mosca portadora de la plaga.
Macarena Hernández recordó que en brotes anteriores se construyó una planta especializada para producir moscas estériles, operada por Estados Unidos. Actualmente, la única planta de este tipo se encuentra en Panamá, y se analiza la posibilidad de instalar una nueva en México para fortalecer la respuesta regional.
Mientras tanto, los gobiernos trabajan en un proceso de regionalización para aplicar protocolos específicos en los estados afectados. Entre las medidas se incluye la detección temprana de animales infectados y la trazabilidad completa del ganado que entra y sale del país.
Hernández añadió que la creación de un nuevo laboratorio en México requerirá una fuerte inversión y coordinación técnica entre los países involucrados. “Se debe seguir la misma estrategia de cooperación, porque se demostró que fue un éxito. Como países vecinos, nos compete colaborar. El tema de los recursos aún está por definirse, pero necesitamos una planta que atienda a toda la región. La de Panamá ya no es suficiente”, advirtió.