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Los empresarios piden menos política y más energía para Norteamérica

Aunque la región ya comparte infraestructura y consumo, no existe una estrategia común que garantice el flujo transfronterizo de energía con una visión industrial de bloque.
jue 22 mayo 2025 05:55 AM
Empresarios piden dejar la política de lado y asegurar energía para Norteamérica
El gasoducto Puerta al Sureste, uno de los proyectos más ambiciosos de TC Energy, es uno de los últimos ejemplos de la infraestructura que conecta el sur de Texas con Veracruz para abastecer de gas natural a las centrales de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

La narrativa energética en México está anclada a una promesa de soberanía. En los últimos siete años se priorizó el fortalecimiento de las empresas estatales, en particular la CFE, como eje del sistema eléctrico nacional. Sin embargo, los resultados —según líderes empresariales y datos oficiales— no acompañan ese discurso. Hoy, la iniciativa privada pide la suficiencia energética como prioridad, por encima de la autosuficiencia.

“La demanda eléctrica va a seguir creciendo, y la infraestructura actual no alcanza”, señala Valeria Moy, directora general del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). “Tan solo de aquí a 2030, en un escenario conservador, la demanda crecerá 13.4%. Y el punto es que sin energía suficiente, confiable y competitiva, ningún país puede prosperar”, añade.

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Actualmente, 60% de la electricidad en México se genera con gas natural, casi todo importado desde Estados Unidos. “Vamos a seguir utilizando gas natural por muchos años más, por su costo, confiabilidad y eficiencia industrial”, explica Gregory Romero, vicepresidente senior de Mexico Natural Gas Pipelines en TC Energy. La empresa es una de las principales transportistas de gas desde Texas hacia el centro y occidente del país.

Pero depender de un solo insumo –y de un solo proveedor extranjero– representa una vulnerabilidad latente. “Es una condición que nos da seguridad en el corto plazo, pero compromete nuestra autonomía energética”, agrega Romero.

Carlos García, director general de Banero México y presidente de Amtrak México, detalla que la matriz energética mexicana es frágil y poco diversificada. “En el mejor escenario, el 80% de la inversión pública está concentrada en la CFE, pero eso no es suficiente. Se necesitan nuevas inversiones privadas, particularmente en renovables, para cerrar la brecha que viene”, dice.

Mientras tanto, la integración energética regional ya es una realidad operativa. Estados Unidos importa electricidad desde México y mantiene un superávit energético cercano a los 20,000 millones de dólares con su vecino del sur. Canadá, por su parte, aporta generación hidroeléctrica para el noreste estadounidense.

De la dependencia peligrosa a la integración regional

Los especialistas coinciden en que México, Estados Unidos y Canadá poseen una combinación energética complementaria que podría convertirse en la base de una matriz regional integrada y más resiliente. México destaca por su enorme potencial solar y eólico, especialmente en regiones como el norte del país y el Istmo de Tehuantepec; Estados Unidos lidera en producción de gas natural y es el mayor exportador de gas natural licuado del mundo; y Canadá cuenta con vastas reservas hídricas que alimentan su capacidad hidroeléctrica.

Además de aprovechar sus ventajas naturales, los tres países podrían impulsar una red de infraestructura energética conjunta para abastecer no solo a sus propios mercados, sino también a otras naciones del continente. Interconectar gasoductos y terminales de exportación permitiría transportar energía de manera más eficiente y competitiva, reducir vulnerabilidades frente a crisis externas y consolidar a la región como un bloque exportador clave.

“El caso del gas natural licuado (GNL) es paradigmático”, opina Ana Zamora, presidenta para México del Centro de Infraestructura. “El Pacífico mexicano puede convertirse en una plataforma de exportación de GNL que sirva a intereses energéticos comunes. Eso puede alinear objetivos de soberanía con integración regional”.

Zamora explica que varios proyectos de terminales de licuefacción están en desarrollo en las costas de Baja California y Sonora, con miras a abastecer a países asiáticos y, potencialmente, a socios de América del Norte. “La infraestructura está, pero hace falta voluntad política para que esto trascienda la coyuntura”, insiste.

Actualmente existen ocho interconexiones eléctricas entre México y Estados Unidos, concentradas principalmente en Texas y California. Algunas centrales ubicadas en México ya exportan electricidad a clientes estadounidenses, y el flujo también ocurre en sentido contrario. Lo mismo sucede con Guatemala y Belice, países a los que México abastece parcialmente en momentos de alta demanda.

No obstante, los analistas advierten que esta complementariedad no sustituye una política nacional sólida. “México debe fortalecer su propia generación eléctrica, y eso implica inversiones urgentes en transmisión, almacenamiento y energías limpias”, sostiene Valeria Moy. “La transición energética estuvo en pausa por años. Ahora se tiene que acelerar”.

La presidenta Claudia Sheinbaum esbozó un plan para reactivar esa transición con base en fuentes renovables y mejoras en la eficiencia energética. Pero todavía no se conocen los montos presupuestarios ni el cronograma específico de ejecución. “Hablar de futuro industrial sin asegurar energía es como construir castillos en el aire”, apunta García.

Romero añadió que, incluso con nuevas plantas solares o eólicas, el respaldo firme seguirá siendo necesario. “El gas natural no puede ser la única solución. Puede ser una de las muchas opciones, pero lo que necesitamos es una matriz balanceada y resiliente”, señala.

La región tiene recursos suficientes. Lo que falta es una visión compartida. Para Ana Zamora, esa visión debe traducirse en incentivos claros para la inversión privada, reglas estables y una coordinación trilateral efectiva. “Si queremos hablar de soberanía energética sin caer en el aislamiento, tenemos que redefinir lo que significa integración”, dice.

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