China impone más restricciones a los exportadores de tierras raras
La decisión de Pekín, implementada en abril, restringe la exportación de siete elementos medios y pesados de tierras raras, así como varios tipos de imanes esenciales para motores eléctricos. La nueva política exige a los exportadores obtener licencias específicas, lo que ha provocado retrasos generalizados en el suministro a escala global.
Además, la semana pasada entró en vigor un sistema nacional de seguimiento para el sector de imanes de tierras raras, que obliga a los productores chinos a presentar información detallada sobre volúmenes de comercio y clientes. “Esto sugiere que los controles podrían convertirse en una característica permanente del mercado chino”, indicó una fuente cercana al diseño del sistema.
Las consecuencias no se han hecho esperar. Fabricantes europeos de autopartes también han suspendido algunas líneas de producción. Mercedes-Benz, por ejemplo, ya está evaluando estrategias para protegerse frente a un eventual desabasto de tierras raras, que son esenciales para sus sistemas de electrificación.
El caso de Suzuki podría ser solo el primero de una serie de interrupciones más amplias. “Las reservas se están agotando. Las automotrices globales advierten sobre posibles paros de producción si la situación persiste”, advirtió un reporte interno de una firma japonesa de análisis industrial.
La industria automotriz no es la única afectada. Los sectores aeroespacial, de semiconductores y de defensa también están sintiendo los efectos del nuevo régimen de exportaciones chinas. Dado que China concentra gran parte de la producción mundial de estos materiales, cualquier alteración en su política tiene repercusiones globales.
Estados Unidos y Japón ya están preparando una respuesta conjunta. Según el diario Nikkei, Tokio propondrá un fortalecimiento de la cooperación con Washington para asegurar cadenas de suministro de tierras raras durante las próximas negociaciones comerciales bilaterales.
Las acciones de Suzuki, listadas en la Bolsa de Tokio bajo el código 7269.T, registraron ligeras variaciones tras conocerse los retrasos en la producción, aunque los analistas consideran que los efectos financieros dependerán de la duración de la interrupción.
Este no es el primer episodio en que China emplea restricciones a la exportación de metales como herramienta geopolítica. En ocasiones anteriores, las licencias empezaron a fluir lentamente tras semanas de parálisis inicial. Sin embargo, ahora el entorno es más incierto, dado el contexto de competencia tecnológica y tensiones estratégicas con Occidente.
El nuevo sistema de trazabilidad impuesto por China también genera preocupaciones sobre la confidencialidad comercial. “Las empresas extranjeras están obligadas a compartir información sensible, como el nombre de sus clientes. Eso podría tener implicaciones legales y de competencia”, advirtió un ejecutivo europeo del sector.
Por ahora, el Swift, uno de sus modelos más exitosos a nivel mundial, se ha convertido en la primera víctima visible de una guerra silenciosa por los minerales del futuro.