A este panorama se suma la apreciación del peso, que con un tipo de cambio de 18.869 pesos por dólar reduce el monto recibido en moneda nacional. Además, la discusión en el Senado de Estados Unidos sobre un posible impuesto de 1% a las remesas añade otro factor de incertidumbre, aunque su impacto inmediato sería limitado.
“Las familias que dependen de las remesas van a recibir menos pesos y se va a resentir un impacto en el consumo, aunque este puede ser de forma gradual”, advierte Humberto Calzada, economista en jefe para Rankia Latam.
Este cóctel de factores externos ya empieza a afectar al sector minorista. Walmart, Chedraui, Soriana y La Comer registraron en el primer trimestre del año niveles de ingresos similares a los de 2021, cuando las ventas se normalizaron tras el impulso de la pandemia. El debilitamiento del consumo, antes atribuido a la inflación local, ahora tiene un nuevo origen: Estados Unidos.
Según Méndez, las cadenas de autoservicio ya están respondiendo: diseñan promociones, crean paquetes atractivos y ofrecen marcas más accesibles para mantener la fidelidad del cliente. Los consumidores, por su parte, están migrando hacia tiendas con mejores ofertas, o cambiando marcas por presentaciones más económicas o de menor gramaje.
“Las empresas son más astutas respecto a cómo pueden llevar a cabo cualquier estrategia comercial y operativa”, señala Ariel Méndez, analista bursátil del grupo financiero Ve por Más. En ese mismo sentido, apunta que los consumidores están migrando hacia tiendas con mejores ofertas, lo que abre espacio para nuevos formatos. “Es ahí donde los mini supermercados van a tener la oportunidad de ganar mercado”, añade.
“Los consumidores buscan las tiendas y formatos donde tengan las mejores ofertas y es ahí donde los mini supermercados van a tener la oportunidad de ganar mercado”, añade Méndez.
Tras un primer trimestre apagado por la cautela del consumidor, las cadenas de autoservicio apostaron en el segundo trimestre por dinamizar el consumo con campañas como el Hot Sale y promociones ligadas a Semana Santa, que este año se celebró en abril. Aunque estas iniciativas buscaban contrarrestar el entorno adverso que se vive del otro lado de la frontera, será hasta la publicación de los resultados financieros —prevista antes de que termine julio— cuando se podrá evaluar si lograron su objetivo.
“Esperamos que los resultados sean positivos”, estima Méndez. “Aunque el consumidor en México tuvo un ligero efecto de contagio de la cautela en Estados Unidos, se ha mostrado defensivo y resiliente a los cambios, y las empresas están tratando de apoyar con estrategias de marketing atractivas que funcionan para atraer al cliente”.
Sin embargo, el panorama de fondo sigue nublado. El Banco de México informó que en el periodo enero-mayo de 2025, el país recibió 24,375 millones de dólares por remesas, 3% menos que los 25,120 millones del mismo lapso de 2024. El retroceso, aunque moderado, rompe con una racha prolongada de crecimiento y refleja una pérdida de ingresos en millones de hogares mexicanos.
En las tiendas, esto se traduce en un reto. El margen de maniobra para los supermercados es estrecho. Aumentar precios está descartado, recortar inventarios puede afectar la experiencia del consumidor, y competir en promociones erosiona la rentabilidad. Por eso, las empresas afinan sus estrategias con inteligencia de datos, pruebas piloto y nuevos formatos de tienda.
La Comer ha mostrado mayor resistencia, al estar orientada a un segmento con mayor capacidad adquisitiva, pero incluso sus ingresos han sido presionados. En contraste, Walmart y Chedraui, con mayor exposición al consumo popular, sienten más el impacto del debilitamiento en los hogares que dependen de dólares del exterior.