El año pasado, la producción automotriz nacional quedó a apenas 10,000 unidades de alcanzar la meta, impulsada por una demanda rezagada tras la pandemia que, durante años, no pudo atenderse plenamente debido a las disrupciones en las cadenas globales de suministro. Pero ese impulso ya no está presente. Actualmente, no existe una demanda contenida y, además, las condiciones de libre comercio bajo el T-MEC podrían modificarse tras la revisión del acuerdo programada para la segunda mitad del año.
Estas dos variables —la desaparición de la demanda rezagada y la incertidumbre comercial— impiden tener una radiografía clara sobre el futuro inmediato del sector y, por lo tanto, confirman que aún es prematuro asegurar que se alcanzará la tan ansiada meta.
“Vamos en el mejor primer semestre desde que se tiene registro, pero no hay que adelantarnos. La aspiración existe, sí, pero es necesario esperar cómo se resuelven temas coyunturales, como los aranceles, así como la propia revisión del tratado”, reiteró Barquera.
Uno de los datos que abonan al optimismo es que la capacidad de planta utilizada en México alcanzó 90.8% durante este semestre, el nivel más alto desde 2019. Sin embargo, el posible cambio en las reglas del juego mantiene al sector en estado de alerta.
Tanto analistas como organismos del sector han advertido que la revisión del T-MEC podría traer consigo condiciones más estrictas para que los vehículos fabricados en México sigan accediendo al mercado estadounidense libres de aranceles.
“Hay puntos del tratado que necesitan revisión y son importantes para la industria. Por ejemplo, contar con un manual de auditoría para los certificados de origen, establecer una gradualidad para el cumplimiento de reglas conforme se incorporen nuevas tecnologías, y evitar que se endurezcan aún más las reglas de origen”, agregó el representante de la AMIA.
Aunque la asociación ha sostenido conversaciones con la Secretaría de Economía para exponer las preocupaciones del sector, Barquera considera que se requiere un diálogo más constante y profundo, sobre todo ante la posible reconfiguración de las relaciones comerciales con el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
“Ya tuvimos una reunión con la Secretaría de Economía sobre la revisión del tratado; de hecho, fuimos el primer sector convocado. Pero eso fue hace ya algunos meses, y desde entonces han ocurrido nuevas decisiones en materia de aranceles que cambian nuevamente el entorno. Necesitamos un mayor acercamiento por parte de las autoridades”, sostiene.