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Reglamento de hidrocarburos pone en riesgo competitividad del sector químico

La Asociación Nacional de la Industria Química alerta que el nuevo reglamento derivado de la Ley de Hidrocarburos podría desincentivar inversiones y frenar la consolidación de cadenas productivas.
jue 04 septiembre 2025 01:58 PM
Reglamento de hidrocarburos pone en riesgo competitividad del sector químico
La ANIQ agrupa 260 empresas que representan el 95% de la producción y distribución de productos químicos.

La nueva regulación que se aplicará a la industria química y petroquímica en el país representará un reto adicional para la consolidación de inversiones, en caso de implementarse tal como está planteada. Esto constituiría un nuevo factor de incertidumbre en México.

De acuerdo con la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ), el reglamento derivado de la Ley de Hidrocarburos —próximo a publicarse— pone en riesgo la competitividad de la industria química nacional, la atracción de inversiones estratégicas, la consolidación de cadenas productivas para el desarrollo económico y la operación de los mercados químico y petroquímico

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El problema central radica en que la regulación no contempla una definición específica para aquellos productos utilizados como insumos habituales en la industria, los cuales quedarían sujetos a un mayor número de controles, regulaciones y permisos adicionales para garantizar su accesibilidad.

Actualmente, el sector químico ya se encuentra regulado por la Ley Federal para el Control de Precursores Químicos, Productos Químicos Esenciales y Máquinas, que establece disposiciones sobre la producción, importación, exportación y otras actividades relacionadas.

José Carlos Pons, presidente de la ANIQ, advirtió que, de aplicarse los cambios en los términos actuales, se generaría una sobrecarga regulatoria. Por ello, consideró indispensable que el reglamento incluya una definición puntual de lo que debe entenderse por producto petroquímico y cuáles deben estar sujetos a la nueva regulación.

“Nuestra propuesta clara es que el reglamento regule exclusivamente los siguientes productos petroquímicos: metano, etano, propano, butanos y naftas. De no precisarse dicho alcance, miles de productos químicos quedarían sujetos a controles volumétricos con reportes periódicos, tratándonos como combustibles cuando en realidad somos proveedores de materias primas, además de múltiples permisos para producción, comercialización, transporte, importación y exportación, todo esto aplicable tanto para la industria química como para los otros 40 sectores industriales que usan nuestros insumos”, aseveró Pons.

Aunado a ello, el proyecto contempla regulaciones adicionales para todos los productos químicos, como controles de precios —a pesar de que están determinados por los mercados internacionales— y evaluaciones de impacto social obligatorias para cada nueva inversión.

De acuerdo con Pons, incluso las dependencias gubernamentales involucradas en el tema enfrentarían una sobrecarga administrativa difícil de procesar, lo que aumentaría la incertidumbre, no solo respecto a las inversiones futuras, sino también sobre las ya realizadas en el sector.

Las consecuencias de no atender el llamado de la industria química pondrían en riesgo proyectos contemplados en el Plan México y en el Plan Estratégico de Pemex, ambos orientados a aumentar la producción nacional de petroquímicos y fertilizantes para sustituir hasta 14 mil millones de dólares en importaciones.

Asimismo, se verían comprometidas inversiones estimadas entre 45,000 y 55,000 millones de dólares en los próximos 15 años, en caso de implementarse el actual proyecto regulatorio sin modificaciones.

Para garantizar la consolidación de este potencial, la ANIQ considera indispensables los siguientes factores:

  • Acceso competitivo y confiable a insumos críticos como el gas natural.
  • Incremento en la oferta de las principales materias primas y petroquímicos.
  • Suministro suficiente y competitivo de energía eléctrica y agua.
  • Modernización de la infraestructura carretera, portuaria, ferroviaria y aduanera.
  • Desarrollo de un marco regulatorio eficiente, basado en la ciencia.
  • Generación de certidumbre para la inversión.
  • Evitar la sobrerregulación.
  • Protección del mercado interno contra prácticas desleales mediante la instrumentación y simplificación de las medidas de comercio.

“La industria química quiere y puede ser motor de desarrollo para México, pero requiere de una regulación clara”, puntualizó Pons.

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