Cuando Honda llegó a México en 1985, no lo hizo pensando en la producción de automóviles, sino más bien en la de motocicletas. Esa decisión marcó un camino distinto al de otras armadoras, ya que la planta de El Salto, Jalisco, abrió sus puertas en 1988 con el ensamblaje de dos ruedas, productos de fuerza y refacciones, mientras la venta de autos todavía era un horizonte lejano.
Siete años después, la apertura comercial con Estados Unidos y Canadá transformó la estrategia de la compañía. En 1995, la planta jalisciense sumó la producción de vehículos y salió al mercado el primer Honda Accord hecho en México. Ese mismo movimiento convirtió al país en un nodo industrial dentro de la red global de Honda, capaz de abastecer tanto al mercado interno como al extranjero.
La planta de El Salto vivió su propia evolución. Tras décadas de producir automóviles, en 2019 regresó a su vocación original, motocicletas y autopartes. En 2019, Honda invirtió 70,000 dólares para habilitar una línea de ensamble final de nueve modelos de motocicleta, entre ellos uno nuevo llamado Navi. En esta misma línea se ensamblan ahora los modelos para exportación, que a diferencia del que se vende en México, a un precio de 30,000 pesos, tienen algunas adecuaciones como un sistema de frenado trasero de pedal y otro de control de emisiones.