La empresa mantiene presencia en Los Ángeles y San Diego, pero buena parte de su energía está enfocada en España. Allí han logrado colocar su portafolio en 100 centros de consumo repartidos entre Madrid, Barcelona e Ibiza, un salto que hace apenas unos años parecía distante.
“España se está convirtiendo en una plaza muy importante para nosotros. Hemos estado por enviar nuestro tercer contenedor en el año”, dice Esteban Silva, director general de Cervecería de Colima. “Estamos muy contentos con lo que estamos construyendo en ese país”, añade.
La oportunidad española coincide con el auge de la gastronomía mexicana en ese país, un fenómeno que abre puertas adicionales para productos que buscan integrarse a la experiencia culinaria completa. La cerveza artesanal mexicana, con perfiles más suaves y variados, encuentra allí un nicho dispuesto a explorar.
Silva, uno de los cofundadores que lleva once años al frente de la marca, ve en este boom una extensión del trabajo hecho por los grandes consorcios cerveceros, cuyos productos han consolidado el gusto por la cerveza mexicana en el extranjero. Ese antecedente, afirma, es la antesala para que los consumidores interactúen con propuestas menos masivas.
“Los grandes grupos ya hicieron su trabajo y va a haber una tercera ola de la que no solo queremos ser parte, sino liderarla porque hacemos cerveza fácil de tomar, de extraordinaria calidad que también puede probar paladares más allá de nuestros horizontes”, declara.
El futuro de Cervecería de Colima en Estados Unidos
Antes de este giro hacia Europa, Cervecería de Colima había intentado dar un salto mayor en Estados Unidos. En 2019 levantaron 10 millones de pesos mediante un crowdfunding que buscaba elevar las exportaciones de 10 a 25%. El impulso quedó truncado por la pandemia.
En marzo de 2020 presentaban formalmente la marca en suelo estadounidense, justo cuando las actividades económicas se paralizaban alrededor del mundo. La apuesta, que incluía un acuerdo con un distribuidor de gran escala, perdió tracción inmediatamente.
“Habíamos firmado con un jugador bastante grande de cerveza para abarcar todo el mercado, pero evidentemente no fue el mejor momento para hacer lanzamiento. Actualmente lo que decidimos es enfocarnos en mercados pequeños, como el sur de California y dejar esta gran apuesta en Estados Unidos para dentro de par de años, una vez que consolidamos el crecimiento en nuestro país”, dice Silva.
A ello se suma la presión derivada de la llamada guerra comercial. Aunque la cerveza mexicana no enfrenta aranceles directos, los ajustes que impuso Estados Unidos a insumos críticos tuvieron impactos visibles en la operación.
Uno de los efectos más significativos vino del arancel al vidrio chino. Según Silva, la medida redujo drásticamente la oferta disponible en México, limitando alternativas de compra y elevando los costos.
El aluminio también presentó un desafío adicional. Con el arancel de 50% que Estados Unidos impuso a México, los proveedores se volvieron más restrictivos para atender pedidos pequeños. “Lo relacionado con aranceles tuvo un impacto indirecto”, dice Silva.
La apuesta por la cerveza sin alcohol
Mientras ajustan su estrategia exportadora, la cervecería avanza en un frente con mayor dinamismo: las cervezas sin alcohol. Este segmento ya representa entre 10 y 15% de sus ventas y podría llegar a 40% en los próximos años, en línea con tendencias globales de consumo responsable.
La familia de productos cero alcohol se suma a las etiquetas tradicionales —Colimita, Páramo, Piedra Lisa, Ticús, Cayaco, Río de Lumbre y Marabasco— que hoy están presentes en alrededor de 3,000 puntos de venta, con planes de sumar mil más el próximo año.
El mercado artesanal mexicano enfrenta una fase de maduración tras un crecimiento acelerado. El espacio todavía es limitado: la categoría apenas representa alrededor del 1% del mercado total, aunque Silva considera que el potencial real se ubica entre 5 y 10%.
“Toda la industria tiene alrededor de 1% cuando creemos que el potencial debe estar entre el 5 y el 10% del total de la categoría de cerveza”, dice.
Sobre esa base, la empresa estima que para 2026 podría mantener un ritmo de crecimiento de ingresos similar al avance del 40% registrado este año, apalancado por la diversificación geográfica y el empuje de nuevos productos.
“Estamos muy optimistas sobre lo que podemos seguir haciendo hacia adelante en la industria. Vemos todavía mucho espacio por crecer en las grandes ciudades, destinos turísticos y en las comunidades locales donde operamos con cervecerías”, añade Silva.