El reto de una bailarina sudafricana de salir de la pobreza

Una bailarina de ballet sudafricana de un pueblo de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, recibió la oportunidad de entrenar en Estados Unidos gracias a un documental y un correo de un espectador que se interesó por su situación.
Ghetto Ballet es un documental que narra la vida de cuatro jóvenes bailarinas que viven en uno de los pueblos más pobres fuera de Ciudad del Cabo. La película muestra a las bailarinas tratando de sacar provecho a una compañía de danza local que podría ayudarles a salir de la pobreza.
El director de la película, Jeremy Simmons, dijo a CNN que sintió la necesidad de contar la historia. "Son increíbles", dijo. "Lo supe desde el primer día que hablaron en público; sus personalidades son increíbles y son honestas, abiertas y talentosas. Me impresionaron".
Una de las cuatro bailarinas de la película es Sibahle Tshibika. En la película, se ve cómo no logra entrar a la compañía de danza, por lo que pensó que se trataba del fin de su sueño. "Me dolió, pensé que era el final para mí", dijo Tshibika a CNN. "Me dolió tanto que pensé que jamás podría volver a bailar".
Pero después de que la película fuera emitida en HBO en Estados Unidos, Rosemary Ringer, una televidente, se conmovió por la historia de Tshibika y escribió a su compañía de ballet local pidiendo que revisaran el caso de Tshibika.
"Después de verlo, quedé conmovida por las circunstancias de la bailarina y el ambiente en el que se crió", dijo Ringer a CNN. "Vivía en una casucha rodeada de pobreza, pero tenía el deseo de salir de ese ambiente. Me sentí obligada a enviar un correo al Ballet de Atlanta y pedirles que, si estaba en sus posibilidades, contactaran a Sibahle y al productor y la trajeran a Estados Unidos".
Ese correo hizo que Sharon Story, la presidenta del Centro de Bailarines de Ballet de Atlanta, viera el documental Ghetto Ballet. Después, ofreció a Tshibika una beca. "Vi la película y de inmediato supe que quería invitar a Sibahle a Atlanta para que participara en el programa de verano", dijo Story a CNN. "Es muy apasionada y tiene un gran espíritu y determinación, por lo que quise darle otra oportunidad".
Para Tshibika, fue una oportunidad única. "Me emocionó mucho saber que hay gente que está dispuesta a ayudarme a que siga bailando y les agradezco mucho lo que hicieron", dijo.
Después del largo viaje de Sudáfrica a Atlanta, Tshibika dijo que estaba nerviosa y tensa al principio, pero sabía que debía hacerlo por los altos estándares de la escuela. Desde el principio, Story quedó impresionada con el compromiso que mostró Tshibika.
"Cuando llegó, supe quién era de inmediato y nos abrazamos", dijo Story. Al siguiente día, después de un viaje de 48 horas, Tshibika se negó a tomarse el día libre porque ya estaba lista para trabajar. "Se presentó muy temprano y estuvo el día entero. Eso me llenó de orgullo".
Después de una reciente proyección del documental, Tshibika logró agradecerle a Ringer por ayudarle a cumplir su sueño. "Nunca lo voy a olvidar. Le agradezco mucho porque, de no haber sido por la carta que escribió, quizás no estaría aquí en Atlanta", dijo.
La lección más grande que Tshibika ha aprendido puede que no tenga relación con el baile. "Espero que esta experiencia le ayude a darse cuenta de que puede hacerlo", dijo Story, "pues si desea hacer esto, existen muchas oportunidades, y cuando una puerta se cierra, tiene que buscar otra, porque siempre la hay”.
Tshibika bailará junto con el Ballet de Atlanta antes de regresar a Sudáfrica para terminar la escuela. El Ballet de Atlanta la invitó a regresar para continuar con su entrenamiento.
"Si crees en algo, debes aferrarte a eso y asegurarte de que un día lo vas a lograr; y si no es así, no te rindas", dijo Tshibika. "Sólo dite a ti mismo que vas a lograrlo".