Ernesto Bazán: cada foto debe respetar la dignidad de las personas
Ernesto Bazán llegó a Cuba en 1992 y, tras 14 años retratando la realidad de la isla, el fotógrafo abandonó el país. Pero, a pesar de su marcha, Cuba no salió de Bazán. Así lo evidencia la cruzada de este fotógrafo por convertir el material que captó en un manifiesto de amor por la gente y los paisajes urbanos y campesinos de la isla.
Originario de Italia, Bazán, de 51 años, habló con CNNMéxico y reveló el entrecruzamiento que lo llevó a autopublicar Cuba Bazan, repositorio de su acervo cubano y en el que aporta una nueva vida a las tomas que hizo en esos momentos íntimos que definen la profesión de fotógrafo.
Así, desde 1992 a 2006, año en el que tuvo que salir del país por presiones políticas, Bazán ejerció el privilegio del ojo y del dedo, y plasmó su visión en películas a blanco y negro, mismas que, asegura, se niega a dejar.
"Soy un dinosaurio, seguiré tomando fotos a blanco y negro, ocasionalmente a color. Confieso que me fascinan las cámaras digitales, pero, todo tiene su tiempo", dice el fotógrafo.
Bazán asegura que no fue su labor como fotógrafo lo que le obligó a salir de Cuba, sino sus talleres. Enseñar lo que sabe propició que desde 2006 sea una persona non grata para el régimen comunista. Y para ello, no importó que hubiera sido un privilegiado por sus fotografías del Ejército cubano o del líder Fidel Castro.
"Soy persona non grata debido a mi libro. Lo supe por casualidad, no tuve que regresar a Cuba y que mis hijos se enteraran así", dice el fotógrafo.
Según él, al régimen le molestó que algunas fotos, tomadas sobre todo en el periodo de crisis económica conocida como Periodo Especial. "Son bastante duras porque son de la vida cotidiana, se ve el derrumbe de todo, de la ideología, de la vida de la gente".
Un día, hace cuatro años, Bazán empacó cámaras, archivos y una vida de 14 años que incluye una esposa y dos hijos, y desembarcó en Veracruz, donde ahora vive y completa casi una década impartiendo talleres de fotografía.
El trabajo, primordialmente en Cuba, le ha aportado a Bazán premios como el W. Eugene Smith Fund, en 1998, considerado el Óscar de la fotografía documental y con el que también cuentan la mexicana Graciela Itutbide o el brasileño Sebastião Delgado.
"No me sentía fotoperiodista", dice. "Trabajé 20 años para Newsweek, Time y el New York Times pero hacía más reportajes de viaje". Bazán agrega que "de las asignaturas aburridas pasé a dar talleres de fotografía (…) no tenía idea de que iba a ser buen maestro. Pero ya llevo nueve años y los talleres siguen creciendo".
Edición coral
Cuba Bazan no es su primer libro. Ya tenía dos previos, pero el eterno jaloneo contra los dueños de las editoriales lo empujó a publicarlo en un esfuerzo colectivo con estudiantes y colegas.
Bazán vendió unos cuantes ejemplares a amigos y ex estudiantes entes de que el libro saliera al mercado. Cincuenta de ellos compraron de forma anticipada copias de la versión Limitada del libro, a 1,000 dólares cada uno.
"Con ello llegué a EBS, que es una de las mejores imprentas del mundo, en Italia, donde han publicado gente como Salgado… elegí el papel que quise, tintas, etcétera".
En los talleres de EBS, en Verona, comenzó un proceso de edición colaborativa que Bazán llama "edición coral", con siete de sus estudiantes.
"Pensé que con el libro impreso ya había ganado el desafío, pero apenas iniciaba" evoca el autor. "Tenía que moverlo fuera de los canales tradicionales de distribución, que se quedan con el 60% o el 70% del ingreso".
En lugar del método de las editoriales, con editores y una cadena de producción, Bazán prefirió llevar su maqueta a cada lugar donde impartía talleres.
"Le pedía a los estudiantes ser severos conmigo, y por esos talleres el libro salió así", afirma. "La edición coral es la única manera de abrirse. Necesito conocer opiniones y saber a cuántos les llega al alma una toma".
Ya impreso, sobre papel alemán y tintas especiales, el libro llegó a Nueva York y Veracruz, y también guarda ejemplares para su venta en Italia y España.
"Hicimos 4,000 copias", dice Bazán, de los cuales ha vendido unas 2,000, llevando su propio canal de distribución a cuestas, pues su punto de venta principal es en los talleres que imparte.
Bazán ha hecho dos presentaciones en México, una en Oaxaca y una en la Ciudad de México, donde Bazán impartirá un Taller de Edición entre el 23 y 25 de septiembre.
Ahora prepara un nuevo libro, que publicará ya bajo el paraguas de su propia empresa: Bazan Publishing.
"Soy un fotógrafo callejero, de la vida ordinaria, rutinaria, dice Bazán, mientras manipula con cariño su cámara, pensando en las siguientes tomas, a blanco y negro. "Siempre tengo que conjugar forma y contenido (…) es la clave para que una foto llegue al alma. La gente no necesita ser fotógrafa, pero con ello puede guardar su dignidad".