Kazantip: la nación musical y erótica más grande de Europa
Kazantip es el festival de música más grande del que nunca has oído hablar. Esta celebración de un mes con música dance y libertinaje tiene su sede en la península de Crimea en Ucrania.
Cada verano, la tranquila provincia de Popovka al lado del mar es sitiada por miles de buscadores de placer, amantes del tecno que se vuelven una comunidad integral devota a las fiestas en las playas llenas de vodka.
Pero para sus organizadores, Kazantip no es un festival de música, sino una "república" independiente. Nikita Marshunok es el fundador del evento, y se autoproclamó presidente de la República de Kazantip.
"Lo que distingue a Kazantip de otros eventos musicales es que para nosotros la música no es el evento principal", dice Marshunok. "No somos un festival y los ciudadanos de Kazantip no son sólo asistentes a un festival, sino la gran nación kazantipia".
Kazantip sin duda es diferente. Fue creada en los últimos días de la Unión Soviética para satisfacer el deseo de los jóvenes rusos y ucranianos de imitar las fiestas estilo rave que cada vez eran más populares en Europa occidental.
El evento se llevaba a cabo originalmente en un edificio abandonado de una estación de energía nuclear en la costa del Mar Negro, que observaba Marshunok mientras buscaba alguna playa para realizar un campeonato de windsurf, pues él es ex campeón de este deporte.
Pero cambió su sede a Popovka, sin perder su ética original de fiestas locas, amor libre y vibrante música tecno, trance y house.
A partir de un evento relativamente pequeño, Kazantip ha crecido para convertirse en lo que es ahora. Los organizadores dicen que sus 10 pisos de baile atraen a 150,000 personas al año, lo que la convierte en la fiesta rave más grande de Europa.
Para mantener la presunción de nación, los visitantes compran visas, no boletos, y deben acatar la constitución que fomenta el amor no promiscuo, el rechazo a la intolerancia, y la regla de no meterse en la fila del baño a menos que sea necesario.
De día, la playa de Kazantip es el lugar de descanso de los fiesteros, que se recuperan de la noche anterior. Pero de noche, mientras fluye el vodka, la música electrónica resuena y comienzan los espectáculos láser. Todos bailan.
La mayoría acampa en la playa, pero muchos se quedan en casas de huéspedes y cuartos privados que consiguen en provincias aledañas, que cada año esperan a sus migrantes.
Aunque se anuncia con anticipación qué DJs asistirán al evento, no hay horarios fijos. Los DJs suelen tocar sin ser anunciados, dónde y cuándo lo decidan los organizadores.
Para algunos, la falta de estructura es parte del atractivo. DJ Timo Maas, de Alemania, que mezcló en Kazantip en 2007, lo describe como "el evento más salvaje y anárquico del mundo".
Pero no es del gusto de todos. Algunos visitantes han descrito a Kazantip como una mezcla surrealista de hedonismo brillante, sexo al aire libre, música incesante y comercialización, aspectos que contrastan fuertemente con la comunidad local con tantas afectaciones económicas.
Aunque esto genera un impulso económico considerable a la comunidad, Marshunok dice que no todos dan la bienvenida a Kazantip. "En ocasiones las autoridades locales no aprecian los maravillosos beneficios y nos hacen pasar un mal rato, pero pelear contra nosotros es como pelear contra una sombra. A la sombra no le importa".
Es una lucha a la que la mayoría de los visitantes hace caso omiso, pues fiesteros de toda Europa y del resto del mundo (descritos por Marshunok como una extraña mezcla de gente y "psiques reales en el sentido más fino de la palabra") peregrinan a este sitio cada año.
El evento de este año comenzará a finales de julio y durará todo el mes de agosto. No se ha confirmado qué DJs asistirán, pero los eventos previos han presentado a íconos de la música como Carl Cox, Paul van Dyk y Armin van Buuren.
Sin señales de que su popularidad esté menguándose, Marchunok promete que la fórmula triunfante de Kazantip asegurará que "estemos ahí hasta el fin".
"Compulsivamente intentamos hallar la forma de hacer feliz a la gente", dice, "pero a decir verdad, también creamos las condiciones. Por cierto, sí funciona: tenemos la densidad más alta de gente feliz por metro cuadrado".