Las actuaciones de Dylan y Jagger reavivan el debate: ¿qué es original?
Nota del editor: LZ Granderson es escritor y columnista de ESPN The Magazine y ESPN.com, y ha colaborado con ESPN's Sports Center, Outside the Lines y First Take. Fue nominado en 2010 y ganó en 2009 el premio a la Alianza Lésbico Gay contra la difamación por su periodismo en línea, y fue apremiado en 2008 por la Asociación de Periodistas Nacionales Lésbico Gays por sus escritos
(CNN)— Bob Dylan sin duda sonó mal, incluso para él mismo, graznando Maggie's Farm en la entrega de los Grammy del domingo pasado. Pero Mick Jagger no fue mejor.
Suena a blasfemia, ya lo sé, pero a juzgar por las publicaciones en Twitter y las voces en la blogósfera que siguen hablando de sus presentaciones, no soy el único que piensa esto. La energía estaba ahí, pero su voz no. Eso me obliga a preguntarme si los íconos del rock realmente debieron estar en el escenario.
No es una discusión fácil, pues inevitablemente se confunde en la guerra generacional de la música, resumida claramente por el tuit post Grammy del Dr. Cornel West: "Lo que hizo que los artistas fueran geniales en mi época en comparación con los de hoy es que eran originales", seguido de "hoy, muchos artistas no son más que copias, lo que significa que hay una falta de valor".
Sin duda es un tema delicado, quizá es más difícil hablar sobre él cuando nos enfrentamos a las presentaciones de algunos artistas que no pertenecen a este momento.
Aquí una teoría de por qué este tipo de cuestiones surgen cada año cuando los viejos y los nuevos comparten el escenario de los Grammy:
Hay una cultura guiada por los jóvenes que desvaloriza el envejecimiento, y las experiencias bien ganadas que vienen con eso. Esto hace que muchos de los que están envejeciendo, como Dylan y Jagger, tengan que justificar su gusto musical desvalorizando el esfuerzo de quienes les siguieron.
Sin duda Lady Gaga es una copia de Madonna , pues si la cantante de la que gozaron en su juventud ya pasó de moda, también ellos.
Naturalmente, esto ignora que Madona no nació envuelta en plástico como si fuera un CD. Ella también fue influenciada por sus compañeros y tomó prestados elementos de sus predecesores. Y dentro de 25 años, algún artista nuevo será influenciado por lo que Gaga está haciendo ahora.
Al igual que como muestran los relojes, algunos de sus Monsters jóvenes se quejarán de la misma forma en la que los fans de Madonna lo hicieron, y de como lo hicieron los fans de Marilyn Monroe cuando Madonna era la chica material (remitiéndonos a la rubia despampanante original).
Quizás pensamos que estamos defendiendo la integridad de la música que disfrutamos, pero por lo que realmente estamos luchando es por nuestro lugar en una cultura que intenta remplazarnos.
Nos estamos rebelando contra un medio que nos dice que somos viejos y que ya no somos relevantes. Estamos aferrándonos a la belleza y dicha que está unida a esas canciones que ofrecieron la banda sonora de algunos de los momentos más importantes de nuestra vida.
Si en verdad estuviéramos luchando por el arte en nombre del arte, no nos sentiríamos amenazados por una Gaga o por la crítica de la presentación de Dylan porque sabríamos que el arte no está forzado o desconectado. Resuena y cae; no hay verdaderos originales, sólo los subproductos de la evolución cultural.
Todos somos porciones de los sonidos que preferimos de la generación previa a la nuestra, y de muchas generaciones antes de esa.
Esta necesidad de aclamar un momento de expresión creativa, como los exploradores del siglo XV que aclamaban al nuevo mundo, es ridícula. Recuerden, Cristóbal Colón no descubrió América, los indios americanos ya estaban ahí. Sea lo que sea que pensemos que comenzaron Gaga o Madonna o Marilyn Monroe, tal vez no lo hicieron. Sólo tuvieron mejores relaciones públicas.
Yo no entendí ni una sola palabra de las que cantó Dylan el domingo por la noche, y he estado escuchando sus grabaciones pasadas y tampoco las comprendo. Pero Kurt Cobain cantó a su manera en sus canciones, y por alguna razón, Smells Like Teen Spirit tiene mucho sentido en la vida de sus contemporáneos.
Hay canciones de Dylan y Justin Bieber que se conectan con sus fans de la misma forma subjetiva. Si pudiéramos llegar al punto en el que pudiéramos hablar de los elementos objetivos de una presentación, como el tono de voz, entonces veríamos que la música, al igual que todas las formas de arte, fluye en un continuo. Y esas líneas entre generaciones no son verticales, para dividir, sino horizontales, para conectar.
Imagine no es una canción trascendente porque John Lennon la haya cantado, sino porque los temas y la melodía de la canción tocan una añoranza que muchos de nosotros tenemos al creer que el mundo puede ser un lugar mejor. Al igual que la forma en la que Jason Mraz expresó la impotencia que sentimos cuando finalmente decidimos rendirnos ante el amor, ante Dios y ante la vida con la canción I’m Yours, el tema Not Afraid de Eminem captura la lucha atemporal entre nosotros y nuestros propios demonios.
Si Dylan no cantó de forma excelente, Taylor Swift no tuvo la mejor actuación en los Grammy el año pasado. Así pasa, pero tristemente, los espectáculos de las premiaciones nos impulsan a calificar y elegir bandas, fomentando una relación rigorista con la música, que sobre todas las cosas, sólo busca ser experimentada.
Las opiniones expresadas en esta nota son sólo las de LZ Granderson.