Mujeres toreras en la Plaza México hacen historia en un recinto semivacío
La historia conservadora decía que el toreo se inventó para demostrar el valor de los hombres ante una bestia, pero la lucha incansable de algunas mujeres valientes en España provocaron 'una revolución' para que poco a poco pudieran torear pese a las prohibiciones políticas impuestas desde el siglo XVIII.
Si para un hombre es un reto convertirse algún día en matador de toros, para una mujer lograrlo, es todavía más complicado pues, además de jugarse la vida ante un toro, tienen que lidiar con el obstáculo del más complicado que existe machismo; impuesto lo mismo por empresarios, que por compañeros de profesión, apoderados y hasta del mismo público.
Cristina Sánchez, la mujer torero más importante y reconocida que ha tenido España en los últimos 20 años, y que actualmente se encuentra en el retiro, escribió en su libro Matadora (Editorial Planeta, 1998), que le molestaba mucho el término: "la torera" o "torerita" porque era como si la gente minimizara su ejecución del arte taurino cuando estaba en activo.
Sánchez y sus faenas se propusieron dignificar el papel de la mujer en el toreo, sin importar el lugar o el tamaño del toro que debió lidiar. Para la española, todo aquel que se pone frente a un toro es torero, no importa el género.
“He llegado por algo a matador, soy un torero. Matador. Matadora. Torera. Torero. En un principio, utilizaban la palabra torera contra mí, con un torno sarcástico: ‘la torera’, ‘la torerita’, y me molestaba muchísimo. Se denomina ‘torero’ al que torea, pero la profesión puede ejercerla un hombre o una mujer ‘EL Torero’, ‘LA torero’. Estaba claro que yo era diferente, y para no marcar diferencias también con las palabras, prefería que me llamaran torero, un torero más. Ahora ya me da lo mismo, que me llamen como quieran. Ya no lucho contra eso, porque sé que por fin la palabra ha alcanzado el rango de dignidad que se merece. Me llaman ‘torera’ y yo lo escucho con dignidad y respeto”. (Libro Matadora, capítulo "Torero, torera"; pag. 88).
El papel de la mujer en el toreo escribió el pasado domingo por la tarde, una nueva página, ahora en México.
Tres mujeres actuaron en la Monumental Plaza de Toros México durante la vigésima y última corrida de la Temporada Grande 2010-2011, un ciclo de festejos con la presencia de los mejores toreros y rejoneadores de México, España, Francia y Portugal.
El hecho histórico de este cartel incluía que una mujer le dio la alternativa de matadora de toros a otra mujer, en presencia de una tercera. En 65 años de vida de la plaza más grande del mundo, nunca había ocurrido un acontecimiento como similar.
Así, la malagueña Mari Paz Vega doctoró a la yucateca Lupita López (México) en presencia de la michoacana Hilda Tenorio (México).
Dicha terna se repartió el corte de tres orejas -dos para la española Vega y una más para López- luego de torear con mucha capacidad, expresión, arte y mucho valor ante unos 6 mil aficionados que se dieron cita en la Plaza México.
Las toreras recibieron de los asistentes, que no estuvieron ni cerca de llenar de la Plaza, festejos por sus buenas maneras de torear pero tambien exigencias ante los evidentes errores.
“Yo creo que nos exigieron al igual que a los hombres, que a final de cuentas, estamos toreando dos toros igual que ellos”, dijo Tenorio.
Las primeras toreras
El significado de la palabra tauromaquia, como dice la Real Academia de la Lengua, es “el arte de lidiar reses bravas” y, el toro no distingue sexos cuando alguien lo confronta, pues sólo embiste a aquel o aquella que se le pone enfrente.
De las primeras toreras que se tienen noticia en las leyendas y mitos de las antiguas civilizaciones mediterráneas, se desprende la Leyenda del Minotauro, donde aparece un toro ante figuras femeninas.
Los registros demuestran que Francisco Goya pintó la lámina 22 de su serie La Tauromaquia como homenaje al valor de la torera Nicolasa Escamilla La Pajuerela, quien lidió y picó a un astado en el coso taurino de Zaragoza, España.
Durante el siglo XX, otros ejemplos de mujeres toreros fueron Martina García, Juana Castro, Francisca Gisbert, Josefa Ortega, Manuela Capilla o Eugenia Bartés La Belgicana, quienes fueron grandes exponentes.
A principios del siglo XX destacaron en España las actuaciones de María Salomé Rodríguez La Reverte, de quien se dice que era muy buena clavando en el tercio de los banderillas y una excelente estoqueadora.
En 1934 se anuló el decreto que prohibia el toreo a pie de las mujeres en España, por lo que la novillera Juanita Cruz tuvo muchas actuaciones en ruedos de su país. Sin embargo, tras la Guerra Civil Española, la ley que les impedía torear entró otra vez en vigor, por lo que a la rejoneadora chilena Conchita Cintrón sólo le permitieron torear a caballo de 1945 a 1950.
Un sueño casi ‘imposible’
En el mundo tauritno, se dice que de cada 10 mil jóvenes que sueñan con ser toreros, las posibilidades de figurar y vivir de ese arte alcanzan a uno o dos como máximo. Para una mujer, las probabilidades son menores. En los tiempos modernos, sólo hay 11 matadoras que han logrado su meta.
Destacan de España Juanita Cruz, Cristina Sánchez, Mari Paz Vega y Sandra Moscoso-, además de cuatro mexicanas encabezadas por Raquel Martínez, Marbella Romero, Hilda Tenorio y Lupita López, así como la colombiana Bertha Trujillo Morenita del Quindío.
Hilda Tenorio relató para CNNMéxico algunas de las difucultades que ha tenido que superar en la búsqueda de consolidar una carrera en la tauromaquia.
”No en cada tarde, pero sí me ha tocado en muchas ocasiones que algún matador me ha sacado de algún cartel porque no alterna con mujeres, pero eso, en lugar de desanimarme, me anima a seguir luchando. He ido en contra de esa pequeña corriente que existe”, dijo Tenorio.
Además del machismo, las toreras también enfrentan mitos como el que los toreros no quieren torear con ellas para evitar la mala suerte.
Hilda reconoce que Cristina Sánchez fue su ejemplo a seguir, pero la misma torera española sabe que por mucho que abrió el camino para nuevas generaciones en diversas escuelas taurinas en España y México, sólo ellas en el ruedo y con el toro podrán ganar el respeto de los hombres.
“Hay algunos que creen que estoy abriendo una brecha, que he conquistado un bastión que pertenecía a los hombres. Pero, ¿en qué medida estoy haciendo camino a las mujeres? ¿De qué manera le sirve a otra lo que estoy haciendo? A mí me alegra que la mujer lo considere así, pero el hombre, que es quien lo tendría que ver, ¿piensa que otra mujez será incapaz de conseguirlo?. No creen que ‘si uno lo hace, otra lo puede hacer’. ‘Va a ser muy difícil que otra llegue a conseguir, va a ser imposible’, dicen. Para mí abrir camino a la mujer sería que el hombre dejara de pensar así. Si me esfuerzo sólo les sirve a las mujeres, se nos queda ahí la pena. Todavía hay hombres que hacen fuego con dos piedras en sus mentes. En este mundillo es como si se hubiera atascado el tiempo, no progresa.
“Las mujeres que se han apuntado a las escuelas taurinas me dicen que soy un ejemplo a seguir. Yo creo que la que llegue tendrá que volver a demostrarlo como si fuera la primera, porque a ninguna le va a servir un triunfo mío. Les puedo servir de ejemplo, les puedo servir como un espejo donde mirarse, pero ellas tendrán que salir a la plaza cada día y demostrarlo. Porque en el mundo del toro nadie regala por el mérito de otra persona", escribió la española en su libro Matadora.