Preservando el sonido celestial de los violines Stradivarius
Para la virtuosa violinista Anne-Siphie Mutter, el único violín que verdaderamente puede darle voz a su prodigioso talento es su Stradivarius. Tocarlo por primera vez fue como conocer a tu alma gemela, compara Mutter.
"Sonó del modo en que siempre había esperado", dijo. "Es la parte más vieja de mi cuerpo y de mi alma. En el momento en que estoy en el escenario, somos uno, musicalmente".
Los violines Stradivarius —Strads— son la elección instrumental de los mejores violinistas del mundo, pero solamente algunos pocos logran tocar alguno.
Mutter compara el suyo a una pieza irremplazable de arte. Ciertamente, fue hecho por Antonio Stradivari, el mayor luthier de la historia, o fabricante de instrumentos de cuerdas, que vivió de 1644 a 1737.
El Strad de Mutter fue realizado en Italia hace al menos 250 años . Ha sido tocado por muchos músicos, incluyendo la violinista húngara Jelly D'Aranyi, para quien el famoso compositor Maurice Ravel escribió su Tzigane para violín y orquesta.
¿Qué hace a un Stradivarius tan especial? De acuerdo con Mutter, es una cuestión de ajuste personal, para ellas sus "profundidades de colores y la increíble cantidad de rango dinámico" que significa que puede sonar aún sobre una clamorosa orquesta, y además complementar un solo de piano.
Los Stradivarius pueden ser casi invaluables para los músicos que los tocan, pero además son mercancías culturales que recaudan sumas de seis cifras en las subastas .
El año pasado, un violín Stradivarius de 1697 salió a la venta por un precio de 3.6 millones de dólares, y rompió récords. Se cree que el instrumento vendido a la violinista Anna Akiko Meyers perteneció alguna vez a Napoleón Bonaparte.
Para Matthew Hunter, un intérprete de viola de la Filarmónica de Berlín, poner un precio a un Stradivarius es como ponerle un precio a la Capilla Sixtina.
"Esto fue hecho con tecnología del Renacimiento", dijo acerca de la viola que él toca en préstamo como director del ensamble de cuerdas, los Solistas Filarmónicos Stradivari. "Fue hecho con las manos, madera e instrumentos de metal, y hasta este día nada lo iguala en belleza o calidad".
No se sabe mucho acerca del hombre cuyos talentos que trajo estos instrumentos a la vida.
Se piensa que Stradivari nación en 1644 en Cremona, al norte de Italia, y que recibió mentoría del fabricante de violines, Nicolo Amati. Sus instrumentos, que también incluyen violas y violonchelos, fueron inscritos con la versión latina de su nombre: Stradivarius.
"Él tenía ideas muy claras de lo que estaba haciendo, creo", dijo Bruce Carlson, luthier y restaurador. "Experimentó durante toda su vida. Puedes ver sutiles cambios en sus instrumentos con el paso de los años".
Y como cualquier pieza sofisticada de equipo, los Strads necesitan mantenerse cuidadosamente afinados.
En el mismo momento cada día, en una capilla convertida en museo en Cremona, un músico llamado Andrea Mosconi toca una selección de violines finos, incluyendo un Stradivarius de 1715, con el fin de mantener vivo el sonido único.
Dice que si no son cuidados adecuadamente y tocados diariamente, la madera se vuelve rígida y sin respuesta, y el instrumento pierde su rico sonido.
De hecho, muchos músicos se sienten lo suficientemente afortunados de poseer o tocar un Stradivarius que se consideran a sí mismos meramente como guardianes de estos preciosos instrumentos .
"Siento una gran responsabilidad de entregarlo en perfecto estado a la siguiente generación", dijo Mutter.