350 amuletos arqueológicos trascienden las fronteras del tiempo en Ecuador
Un total de 350 piezas arqueológicas precolombinas, todas ellas usadas como amuletos por los antiguos habitantes de los Andes, son exhibidas desde el jueves en el museo Casa del Alabado, en el centro colonial de Quito, Ecuador.
Los pequeños artilugios han logrado trascender las fronteras del tiempo, aunque conservan el fin para el que fueron elaborados hace miles de años por individuos que los requerían en momentos de dificultad.
"El concepto viene a ser el mismo que la estampita de San Judas Tadeo o de San Martín de Porres... Lo que han cambiado son los actores", comentó a la agencia EFE el director del museo Casa del Alabado, el arqueólogo peruano Christian Mesía.
La muestra de amuletos de las distintas culturas antiguas ecuatorianas, hasta la llegada de los Incas, recoge casi cinco milenios de historia, detalló Mesía.
Los rituales de muerte, ese pasaje de transición de la vida hacia la muerte, así como la evocación a la fertilidad de la naturaleza, del mar y de los seres humanos se ponen de manifiesto en la muestra.
Para Mesía, estos artefactos de la suerte y el destino, según las evidencias arqueológicas, fueron parte del convivir de los pueblos antiguos, tal como ocurre ahora.
"Son 350 amuletos arqueológicos del Ecuador precolombino cuyo significado es muy contemporáneo, pues observamos la estampita, el rosario de la madre, objetos a los que nos asimos en momentos de dificultad , de tensión, en momentos en que nos sentimos algo desprotegidos y buscamos ese apoyo, esa dosis de fe extra", apostilló Mesía.
"En esta exposición buscamos eso, entender cómo estos elementos están presentes" y cuán importantes fueron en el Ecuador precolombino, sostuvo el director del museo.
Son artículos, agregó, "de alto contenido simbólico, son muy pequeños, portables, son muebles; se podría decir que eran de uso cotidiano o usados en momentos en que se necesitaba de estos elementos".
Para Mesía, acudir a la muestra en la vieja casa que alberga al museo que dirige, cerca de la mítica iglesia de San Francisco, en el casco colonial de Quito, es "enfrentarse al mundo que desconocemos", y que parte de una superstición que ha sobrevivido en mitos, leyendas y tradiciones.
Y es que para el arqueólogo, la conquista española no pudo "extirpar toda la idolatría" que había entonces en los Andes, pese a que "lo intentaron fuertemente", y esos elementos que sobrevivieron crearon un sincretismo entre lo andino y lo cristiano.
La idolatría andina del sol y de otros elementos de la naturaleza convive hasta ahora con "los santos de la parafernalia católica" en una mezcla propia y rica que subyace en el tiempo, agregó.
"La muestra contribuye a entender que el aquí y el ahora no es muy diferente del pasado precolombino, del pasado arqueológico o del pasado histórico" de la región, agregó Mesía, que ve en su exhibición un elemento de identidad y de unión entre las regiones y los pueblos que habitan esta parte del mundo.
"Lo esencial y universal es el miedo a lo desconocido" y lo bello de eso es que "el mundo de las ideas permite abstraer y crear arte", que es lo que se exhibe en la muestra a través de los amuletos, precisó el director del museo.
La exhibición estará abierta al público hasta el próximo 30 de octubre en el museo Casa del Alabado, pero Mesía ya piensa en llevarla a otras ciudades ecuatorianas y, en el futuro, a países vecinos como Perú, Colombia y Bolivia.