Audiencia de Estados Unidos se obsesiona con la boda real británica
Nota del editor: Sarah Ivens es la editora fundadora de la revista OK! Weekly, también es autora más venidad por su libro “Modern Girl’s Guide”… “series and No Regrets”. Oriunda de Londres y con residencia en Louisville, Kentucky.
(CNN) – Cómo británica viviendo en Kentucky, todo cambio para mí desde noviembre. Mi acento siempre ha causado risas, por supuesto, en esta tierra de Hillbilly, siempre se me permitió continuar con mi vida pero con un poco de lío.
Pero entonces el príncipe Guillermo le pide matrimonio a Kate Middleton, ella aceptó, los estadounidenses se emocionaron de una manera que sólo ellos pueden lograr. ¿Y yo?, bueno, ahora tengo que buscar 15 minutos para cumplir con la tarea más mundana. Si, estoy feliz por ellos. No, no me han invitado a la boda. Si, estoy satisfecha que todavía tenemos una familia real. No, no pienso que mis libertades han sido restringidas por tener una monarquía constitucional.
A quien me pregunta explico que nosotros (los británicos) intentamos con la cuestión republicana en 1646 con Oliver Cromwell y pronto nos dimos cuenta que la monarquía no representaba una amenaza en comparación con un rey auto proclamado (al estilo George W Bush), y entonces sus ojos empiezan a brillar y yo puedo escaparme de ese café/ferretería/supermercado antes del anochecer.
He vivido en Estados Unidos por seis años: cuatro de ellos en la ciudad de Nueva York – en donde los ingleses son frecuentes y de hecho están tomando parte de la industria de los medios – y los últimos dos años en el estado Bluegrass, en donde los locales demuestran más modales y amor por la tradición que otros condados (los condados que rodean a Londres, incluyendo Oxfordshire y Hertfordshire) en estos días.
La mayor parte de los estadounidenses aclaman tener un antepasado inglés en algún lado, y que puede por lo tanto expresar entusiasmo por la Boda Real más que por pagar los impuestos o por la recesión que vive Reino Unido al otro lado del charco.
Ni siquiera les interesa si Barack Obama fue invitado . De hecho, muchas de las ciudades del sur piensan que es lo correcto: él –Obama- debería quedarse acá resolviendo sus problemas… y él –Obama- solo avergonzaría a los invitados con sus pasos de baile.
Los estadounidenses superan a los ingleses en adorar a aquellos que están en el ojo público. Por ejemplo, la furia que creó Ricky Gervais al burlarse de la aristocracia plástica de Hollywood, “cómo pudo atreverse”, dijeron millones, mientras que los ingleses opinaban que hizo un buen trabajo.
Si tienes fama, dinero y apariencia, los ingleses piensan que entonces tiene derecho de estar en la palestra pública. Y es justo esto: los yankees quieren celebrar la suerte, y el glamour, mientras nosotros tenemos una intensa desconfianza anglosajona. Y una actitud solemne, por supuesto, la cual nunca nos permitirá gritar, chillar, darnos las manos y silbar de la manera en que los estadounidenses lo hacen, menos aún chismear sobre el vestido de Kate Middleton y sus damas de honor.
Así que para el día de la boda, he decidido cumplir con la tradición. Organizaré una fiesta para mis amigos de Kentucky, a la que todos irán (sin importar que comience a las 5 de la mañana), con bastante entusiasmo y quejas al mejor estilo de Camila (Parker-Bowles). He ordenado banderas del Reino Unido así como bolsas de té, chocolate Hobnobs y tocineta. ¿Y, quien sabe? Cuando Kate y William se besen en el balcón del Palacio de Buckingham, yo podría gritar “si, demonios” sin ninguna ironía.
Las opiniones expresadas en este artículo son sólo de Sarah Ivens.