Ni la oposición impidió la presencia de Mario Vargas Llosa en Argentina
Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2010, agradeció a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, por haber detenido el intento de un grupo de intelectuales argentinos para evitar su participación en la 37 Feria del Libro de Buenos Aires.
Durante la inauguración del acto, el escritor peruano-español reconoció que los organizadores de la feria resistieron “las presiones de algunos colegas y adversarios de mis ideas políticas”, con el propósito de que le retirasen la invitación.
“Extiendo mi agradecimiento a la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, cuya oportuna intervención atajó aquel intento de veto. Ojalá esta toma de posición a favor de la libertad de expresión de la mandataria argentina se contagie a todos sus partidarios y guíe su propia conducta de gobernante”, dijo.
La polémica por la participación de Vargas Llosa en la Feria del Libro comenzó el 1 de marzo pasado, cuando un grupo de intelectuales argentinos se manifestó en contra de que fuera invitado a inaugurar el acto, debido a sus críticas y su “agresividad creciente hacia los procesos populares” .
El grupo estaba encabezado por el director de la Biblioteca Nacional argentina, Horacio González, al que se unieron el filósofo José Pablo Feinmann y los escritores Mario Goloboff y Vicente Batista.
Entrevistado por la periodista Carmen Aristegui para CNN, Vargas Llosa se declaró “sorprendido” por el intento de veto, aunque consideró que éste era ejercido por “un grupo muy pequeño de intelectuales que sirven al gobierno en puestos públicos” .
Autor de novelas, ensayos y obras de teatro, Vargas Llosa es un intelectual que se proclama en contra de cualquier forma de represión de la libertad. Algunas de sus críticas —entre las que se incluyen comentarios en contra de Cristina Fernández — le han valido la enemistad de algunos pensadores y gobiernos.
“Yo combato a todas las dictaduras, las dictaduras de derecha o las dictaduras de izquierda”, dijo este jueves en Buenos Aires.
“En última instancia, las dictaduras hacen las mismas cosas: acallan a los disidentes, no aceptan la crítica, recurren a la violencia, al calabozo, a la tortura para impedir que las critiquen”, agregó.
En la década de 1990, el escritor declaró que en México se vivía una “dictadura perfecta” debido a que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) era el único que había ocupado el poder desde 1929.
Recientemente dijo que, tras la derrota del PRI en las elecciones presidenciales del 2000, México pasó de ser una dictadura perfecta a “una democracia todavía imperfecta , desde luego, como lo son todas las democracias latinoamericanas”.