Tal vez todos necesitamos una pequeña alegría 'real'
Nota del editor: El colaborador Bob Greene es un autor de bestsellers, cuyos libros incluyen: Late Edition: A Love Story y Once Upon a Town: The Miracle of the North Platte Canteen.
(CNN)— El negocio de la felicidad-para-siempre no parece ser necesariamente una industria creciente en estos días.
Se espera que la boda real de esta semana en Londres sea atestiguada por una gran audiencia alrededor del mundo. El atractivo de estos enlaces –la esperanza, el romance, la emocionante pompa – depende de las personas que eligen poner sus propios problemas a un lado durante unas pocas horas y asolearse con el brillo que refleja la felicidad de dos extraños.
Ciertamente, al menos en los Estados Unidos, todo indica que se necesita algún tipo de animación. Solamente en la última semana, tres noticias han puesto de relieve cuán mal se siente mucha gente, o cuán mal tiene derecho a sentirse.
Una encuesta del New York Times y CBS News encontró que “ los estadounidenses están más pesimistas sobre el panorama económico de la nación y la dirección general” de lo que han estado en dos años. The Times resumió las hallazgos: “En medio de crecientes precios de la gasolina, un persistente desempleo y un debate cacofónico en Washington acerca de la capacidad del gobierno federal para cumplir con sus obligaciones futuras, la encuesta presenta evidencia contundente de que los lentos, si no es que estacionarios, avances en la confianza del público a principios de este año de que la recuperación estaba en marcha, ahora han desaparecido”.
Luego están los datos dados a conocer por la AFL-CIO: Los directores ejecutivos de 299 de las mayores empresas del país ganan 343 veces más en su remuneración total anual que el trabajador estadounidense promedio.
Por supuesto, se espera que los jefes ganen más que sus empleados. Pero en una economía en la que muchas familias están luchando, el informe sobre las retribuciones promedio de los directores generales –11.4 millones de dólares – yuxtapuesto con las retribuciones promedio de los hombres y mujeres que trabajan para ellos –33,190 dólares– puede sentirse como sal en una herida abierta.
Pero al menos, esos empleados tienen trabajo. Una encuesta de Associated Press-Viacom encontró que las personas jóvenes con una educación media o menor están pasando momentos extraordinariamente difíciles al tratar de iniciar su vida laboral.
Y así, contra este telón de fondo, llega la boda real y el mensaje de fueron-felices-para-siempre que tradicionalmente se espera que venda.
Esa es realmente la base del encanto de tales ceremonias: hacer que la gente que nunca conocerá a la pareja real se identifique de buen grado con la estimulante sensación de optimismo y de un futuro potencialmente alegre que es intrínseca a estas ocasiones.
No es tan simbólicamente diferente de, por ejemplo, los aficionados de los equipos locales de deportes profesionales que se regocijan con las victorias de atletas multimillonarios que están en la ciudad parte del año sólo porque se les paga para usar las camisetas de los equipos.
¿Realmente mejora la vida de los seguidores cada vez que su equipo logra ganar un partido? De lo que se trata es de si las victorias ayudan a los aficionados, aunque sea brevemente, a hacer a un lado las nubes grises que se ciernen sobre su vida cotidiana, y permiten que los triunfos de los jugadores que no conozcan les sepan como propios.
Al final, la boda real de esta semana puede no ser más que un programa de televisión bonito, pero a veces eso es suficiente . Tan pronto como concluye, un nuevo día de trabajo comenzará en Estados Unidos, al menos para aquellos que tienen la suerte de tener trabajo. Felices Para Siempre Inc., en todas sus formas, siempre estará con nosotros, y probablemente no debería ser sorprendente que, incluso y especialmente en los tiempos más difíciles, nunca habrá una escasez de clientes ansiosos.
Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente de Bob Greene.