De Hollywood a La Habana: artistas dan un toque cubano a los carteles
No hay retratos de actores de primera línea o grandes citas de reseñas cinco estrellas, pero el diseño simple y atrevido de los pósters de películas en Cuba instantáneamente llaman la atención.
Impresos como serigrafía en un pequeño formato de 50 x 76 centímetros, con sólo tres o cuatro colores, los carteles hechos a mano dependen de la habilidad de los artistas para capturar la esencia de cada cinta, de la manera más asombrosa y fascinante posible.
Datan desde 1959 a nuestros días, y gracias a un préstamo del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos de Cuba podrán exhibirse hasta el 28 de agosto.
Con un cartel personalizado, comisionado por el instituto para cada película proyectada en Cuba, cintas estadounidenses y europeas muy reconocidas son el alimento creativo para los que viven como respetados proveedores de su trabajo artístico.
La atmósfera espeluznante del Resplandor, de Stanley Kubrick, es evocada perfectamente con la imagen de un pequeño triciclo rojo debajo de las agresivas líneas blancas de luz con un fondo negro, mientras que el film Naranja Mecánica es resumido por un cerebro en un sombrero de hongo, flotando sobre un exprimidor de naranjas.
"Lo que hace único y diferente a estos pósters es que son diseñados por el artista y después individualmente serigrafiados, por lo que se pinta en el papel, al contrario de la producción masiva y basada en la imagen fotográfica de occidente", dijo Ellen Harrington, directora de exhibiciones de la Academia.
"Junto a los pósters políticos, los pósters de películas son las principales formas de darle salida a los artistas gráficos en Cub a ya que no hay una industria publicitaria de la manera que hay en otros lados, y ellos realmente se apasionan con su forma de arte”.
En la colección hay pósters de películas de Alfred Hitchcock y Charlie Chaplin, así como de La lista de Schindler a la que le tomó 16 años poder llegar a Cuba debido a las restricciones comerciales, según Harrington.
También están representadas películas cubanas, incluyendo a Fresa y Chocolate, la única película de ese país que hasta el momento ha obtenido una nominación de la Academia . Su póster muestra un helado de fresa derritiéndose y chorreando en uno de chocolate, representando a un joven homosexual de la historia que se enamora de su amigo heterosexual.
El establecimiento del instituto, que supervisa el financiamiento y distribución de películas así como la creación y la propagación de los posters de las cintas, fue uno de los primeros actos del régimen de Castro, reconociendo la importancia de las películas en la cultura cubana.
"El cine en parte es un antídoto para las realidades de la vida en Cuba", dijo Harrington. "Pero creo que establecer el CAIC, también fue para colocar a la cultura en un lugar prominente y reconocer lo orgullosos que están los cubanos de su nivel cultural y el aprecio a las artes. Las películas son vistas ahí como una experiencia artística y no comercial, y eso se refleja los pósters”.