Modernismo catalán y estilo medieval, una combinación única de Barcelona
La arquitectura de Barcelona es tan diversa, que puedes encontrar desde modernos estadios olímpicos hasta antiguas estructuras romanas que se asemejan a especímenes extraterrestres.
La capital de la región española de Cataluña se ha reinventado un sinfín de ocasiones, pero parece que ha logrado que sus facetas medieval y modernista convivan a la par.
Cuando planeaba mi primera visita a la ciudad, tenía la certeza de que estaría muy interesada en visitar los barrios viejos de Barcelona, con sus angostas calles y sus antiguas iglesias, pero tampoco descartaba los edificios de estilo modernista catalán.
El modernismo catalán, del que está impregnada la ciudad, fue un movimiento cultural que se desarrolló en Barcelona a finales de 1800, tomando como referencia el Art Nouveau. Sus seguidores utilizaban la asimetría, los colores brillantes y líneas curvas. Sin embargo, no son tan atractivos como los monumentos medievales.
En los barrios antiguos, hay desde tiendas de curiosidades, hasta una variada oferta de restaurantes y cafés. Mientras los turistas pasan con sus guías de la ciudad, los lugareños caminan con indiferencia por sus calles.
Si el barrio viejo de la ciudad nos hacía sentir claustrofóbicos, la cura era un paseo por la calle Passeig de Gracia, la extensión de la ciudad que se construyó a mediados de 1850. Entre tiendas y lugares para comer, sobresalen los edificios del modernismo catalán.
L’Eixample fue construido durante los años de bonanza económica en Barcelona. Los arquitectos usaron materiales como el vidrio, la cerámica y el metal, pero también con influencias romanas y del periodo gótico de Cataluña.
Aprendí a apreciar el modernismo catalán tan pronto como vi la Casa Batlló, un imponente hogar diseñado por Antoni Gaudí, quien fuera el más famoso representante de la arquitectura modernista.
Gaudí fue un pionero de ese movimiento y tomó la inspiración de la naturaleza así como de figuras de cuerpos y colores. Creó varios de los atractivos turísticos de Barcelona, incluyendo la Casa Milà en Passeig de Gracia. Su fachada única sobresale con balcones de metal ondulado, pero lo más interesante es el techo del edificio, que es un paisaje surrealista con picos y depresiones.
El estudio de los contrastes
Un viaje a Barcelona no estaría completo sin la visita a su conjunto de iglesias, que capturan los estilos modernistas y medievales.
La catedral de Barcelona es un imponente ejemplo de una iglesia medieval de Europa. Su exterior muestra agujas, gárgolas y una gran entrada de arcos concéntricos. Cerca de una docena de capillas doradas laterales cuentan la historia de mártires y santos.
Mientras los ornatos de la catedral son abrumadores, la basílica de Santa María del Mar es mucho más sencilla. La construcción tardó sólo 50 años, alrededor del siglo XIV, y es considerada una de las mejores muestras del estilo gótico catalán.
Por dentro, sus columnas y sus vitrales e incuso el rosetón, son discretamente elegantes. Pero su característica más llamativa podrían ser los cráneos y los huesos que se encuentran en el suelo para marcar las criptas.
El interior gótico de Santa María del Mar, según cuentan, inspiró a Gaudí para crear la que se considera su obra maestra: la Sagrada Familia.
Una vez dentro de la iglesia, todo el escepticismo desaparece. La luz que se filtra al interior dibuja un arcoíris y las columnas góticas parecen crecer hacia el techo, donde se dividen como ramas de árbol. Todavía después de 130 años de su construcción, algunas grúas se ven junto a sus torres. Se espera que la iglesia esté completamente terminada en 2026, para el centenario de la muerte de Gaudí.
Para los admiradores del modernismo catalán aún quedan muchos lugares para pasear. El Centro de Modernismo ofrece una guía en el que se enlistan unos 115 edificios en la “ruta modernista”.
Si aún no tienes suficientes pruebas del arte medieval, puedes visitar el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Es muy famoso por su colección única de arte romano, que data del siglo XI.
La rica historia de Barcelona no puede ser completamente apreciada con sólo visitar sus rincones modernistas y medievales, pero en una ciudad con tantas cosas por hacer, es un buen principio.