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"La felicidad no es un derecho, sino un deber": Mensajes de paz de Cabral

El cantautor argentino fue reconocido por artistas y por la ONU como un mensajero de justicia y paz. Aquí algunas de sus frases
dom 10 julio 2011 04:24 PM
Facundo Cabral
Facundo Cabral Facundo Cabral

"No soy de aquí, ni soy de allá", su frase inmortal. Y al igual que ella, el legado de Facundo Cabral no pertenece a un sólo lugar. Difundió su mensaje de paz en cada escenario que pisó en distintos países del mundo, y el mundo se lo reconoció .

"Resulta dolorosamente paradójico que quien recorrió Latinoamérica con un mensaje de justicia, paz y fraternidad pierda la vida en manos de un grupo de sicarios", manifestó la ONU en un comunicado, horas después del asesinato de Cabral en Guatemala .

Pero al músico, la muerte no le angustiaba. “Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo, es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene limites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos” decía.

A pesar de que su vida estuvo marcada por la adversidad, nunca transmitió un sentimiento de tristeza y amargura.

Un día antes de su nacimiento, su padre se marchó del hogar. Su vida de niño fue dura y desprotegida, y a los nueve años fue encerrado en un reformatorio por ser alcohólico.

“La vida no te quita cosas, te libera de cosas. Te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son lecciones”.

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Fue el 24 de febrero de 1954, a los 17 años, cuando Cabral inició su camino en el medio musical, y la historia de sus letras que quedan como un legado que no es de aquí ni de allá, sino de todas partes.

"Empecé a cantar con los paisanos, con la familia Techeiro. Y el 24 de febrero de 1954, un vagabundo me recitó el sermón de la montaña y descubrí que estaba naciendo. Corrí a escribir una canción de cuna, Vuele bajo, y empezó todo", contaba Cabral.

Ahí comenzó la historia del músico, del dibujante, del compsoitor y escritor, de la que desprendemos algunas de las frases más reconocidas para compartirlas con el lector:

“No estás deprimido, estás distraído, distraído de la vida que te puebla. Distraído de la vida que te rodea: Delfines, bosques, mares, montañas, ríos. No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano cuando en el mundo hay 5,600 millones”.

“No perdiste a nadie, el que murió simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón”.

“Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber, porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio”.

“Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos”.

“Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas; si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto: tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas ... y si le ganas, serás más humilde, más agradecido, por lo tanto, fácilmente feliz”.

“Haz sólo lo que amas y serás feliz, y el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente”.

“No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible. Y sin esfuerzo porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida”.

“Perdona a todos y perdónate a ti mismo, no hay liberación más grande que el perdón; no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza, y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica (agotadora y vana tarea), que te hace juez y cómplice de lo que te disgusta”.

“No soy de aquí, ni soy de allá no tengo edad, ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad”

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