El veloz ritmo de la música de Soweto lleva el baile al límite
En un municipio rico en herencia musical hay una ritmo bailable emergiendo que empuja al límite a los bailarines, y a los beats por minuto.
Los turistas en Sudáfrica a menudo visitan el emblemático municipio de Soweto, en Johannesburgo, un lugar que ha jugado un papel primordial en la lucha del país por la democracia. Pero mucho ha cambiado desde los días del apartheid, y la música no es la excepción.
Cada fin de semana, multitudes se reúnen en el municipio para ver a grupos de baile moverse al ritmo súper rápido del shangaan electro.
“El día que deje de presionar, es el día que dejarán de bailar”, dice Richard Hlungwani, el productor musical en el centro del nuevo sonido de Soweto.
En la escena musical, Hlungwani es mejor conocido como Dog, pero en su estudio en el interior de su casa de Soweto, él es un científico loco musical. Dog constantemente está aumentando los beats por minuto en un esfuerzo para hacer que los bailarines se muevan más rápido.
“Cuando llegué (a Soweto) no había movimiento, así que le dije a mis muchachos, hagámoslo a 168 (beats por minuto) y dije, ¡Todavía no es lo suficientemente rápido!”, explica. “¡Ahora está a 175 (…) ahora a 180!”.
La música toma su nombre del grupo étnico en la provincia de Limpopo en Sudáfrica . Pero muchos shangaan, como Dog, se mudaron a la gran ciudad en búsqueda de trabajo y trajeron su música con ellos.
Lo que Dog encontró en el municipio fue una variedad de estilos musicales y en la cima de la escena de baile estaba el Kwaito, una especie de hip-hop inspirado en Soweto. El productor tomó la determinación de añadir shangaan electro a la mezcla.
“Naturalmente los shangaan solían esconderse, encontrabas shangaanis intentando hablar la lengua de otras personas en lugar de hablar su propia lengua”, dice. “Ellos tenían miedo, se ocultaban, pero yo dije que íbamos a hacer que la gente saliera”.
Pero al añadir el ritmo extremo a la música tradicional no se dio sin críticas. Dog dice que a menudo es acusado de intentar cambiar el sabor del shangaan.
“Yo dije no, los toms (tambores tom-tom) seguirán estando ahí, porque para los shangaanis, eso es parte de nosotros, y la melodía que resulta estará ahí”, añade.
Dog dice que lo único que no seguirá es el bajo y ahora son los bailarines los que lo instan a acelerar el ritmo de la música.
“¡Yo no los presiono a ellos, ellos me presionan a mí, esos chicos y esas chicas realmente bailan!”, añadió.
Lo que comenzó como un riesgo ha dado frutos, y Dog ahora pasó de las competencias de baile en fin de semana a las grabaciones, comercialización y venta de su estilo de electro.
“Estaba muy intrigado”, explica el productor de Nueva York, Wills Glasspiegel, quien vio por primera vez a los bailarines de Dog en YouTube.
“Era algo que no podíamos entender lo que era. Incluso para mi amigo de Sudáfrica, no quedaba claro exactamente de dónde venía, o qué es lo que decían, o cuando había sido creado”, añade.
Pero la confusión ha dado paso a la admiración, y Glasspiegel está convencido que otras personas se sienten igual. Él está organizando una gira europea para Dog y sus bailarines que llevará al grupo a 15 países.
“Lo que me gusta de los europeos es que están dispuestos a probar cosas nuevas, pero me temo que terminarán queriendo vernos cada semana, ¡porque los vamos a sorprender!”, dice Dog.
Para Dog, un nuevo público es la oportunidad para difundir sus ritmos más allá de Sudáfrica. Aunque él dice que cambió el shangaan para adaptarse a Soweto, él no va a disminuir el ritmo ahora, en lugar de eso, el mundo tendrá que seguirle el paso.
“El mundo irá más rápido. No irá al ritmo que va ahora”, dice. “Irá un poco más rápido, porque es lo que va a hacer el shangaan electro”.