Publicidad
Publicidad

Kaid Ashton, un artista que retrata la belleza de los lugares más pobres

El canadiense captura imágenes donde se reflejan las condiciones de las clases bajas y coloca carteles en sitios contrastantes
jue 04 agosto 2011 11:07 AM

Otra noche húmeda de verano en Hong Kong y otro cartel, con la fotografía de una niña escuálida, es discretamente pegado por un hombre en la pared en una calle concurrida.

Pero éste no es un póster ordinario. Es  del humilde artista callejero canadiense Kaid Ashton  y el tema de la impresión es una niña pequeña que fotografió recientemente en la capital filipina, Manila.

Durante los últimos siete años ha estado viajando a algunos de los barrios más peligrosos del mundo, documentando a la gente que conoce con su cámara. Luego, pega su trabajo en la paredes de las ciudades que visita.

Ahora está en Hong Kong, llevando sus imágenes de la vida en los tugurios a las concurridas calles de uno de los centros financieros de Asia. Una de las ciudades más ricas del mundo puede parecer un escenario incongruente para el arte de Ashton, pero eso es lo que él quiere.

Su proyecto actual, People in poverty (Gente en la pobreza) se compone de 30 retratos tomados durante sus viajes a algunos de los lugares más pobres de Asia –incluyendo el distrito de Tondo y el asentamiento Maharlika, en Manila, Filipinas. Ashton imprime las fotografías en una especie de papel tapiz antes de pegarlas al aire libre, con una técnica conocida como wheatpasting.

Su objetivo es hacer que la gente reconsidere su entorno mediante la colocación de sus fotografías en lugares inesperados, ya sea en la pared de un edificio de viviendas o en el pilar de un paso subterráneo.

Publicidad

Siempre está en busca de un lugar potencial, y pasa sus días recorriendo la ciudad para encontrar el sitio perfecto.

"Busco algo opuesto a la foto o algo relacionado con los colores", relata Ashton. "Cualquier cosa para encuadrar la imagen, para que atraiga la atención de la gente y haga que el fondo sea tan interesante como la imagen".

El Wheatpasting —un método que permite a los artistas callejeros pegar rápidamente un póster ya hecho— se ha hecho famoso por JR, ganador de un TED, cuyas obras han aparecido en todo el mundo, mostrando imágenes muy personales de los residentes de una ciudad en edificios, puentes y paredes.

Ashton también pega una leyenda junto a la imagen, explicando la historia del protagonista, en inglés y en chino.

"Me parece que si le cuentas a alguien una historia personal de la pobreza, será mucho más receptivo a la misma", dijo.

El arte callejero de Ashton no es político. Se trata de un cruce de culturas y de conocer gente en el proceso. "Es muy bueno traer un retrato de Bogotá, Colombia, a las calles de Hong Kong y colocarlo debajo de un signo chino”.

El cocinero del restaurante Wai Kee Congee, frente a la imagen de un niño hambriento, inicialmente rechazó alabar la fotografía, diciendo que la chica se veía hambrienta. Creyó que podría ser de la India, Filipinas o incluso de Hong Kong. Sin embargo, después de leer la explicación sobre la difícil situación de los niños desnutridos en Manila, la empatía del hombre no fue limitada por la nacionalidad. "Es muy bonito", dijo.

Como fotógrafo y maestro de profesión, las actividades nocturnas de Ashton no son precisamente legales. En Hong Kong, los cargos criminales por daños conllevan una pena máxima de 10 años en prisión.

El Buró de Relaciones Públicas de la Policía de Hong Kong explicó que los casos de graffiti varían en función de la situación. "Si dichos artículos son hallados en lugares públicos, la policía estudiará el caso y revisarán si algún elemento criminal está involucrado", dijeron.

Ashton, sin embargo, no considera que lo que hace sea un delito.

"Yo estoy montando una muestra de arte para el pueblo", explicó. "Al fin y al cabo, es sólo papel en una pared".

El artista prefiere el aire libre a la exposición en un espacio más tradicional. "Me siento muy intimidado al entrar en una galería", dijo. "Esto es para la gente común y de esa gente tomo fotos".

En sus viajes, Ashton se resiste a la ciudad estructurada regurgitada por guías, y prefiere explorar por sí mismo. "El corazón de la ciudad se encuentra en los callejones, las calles y los edificios destartalados. Eso es lo que le da su cultura, sabor y color".

Ha visitado los barrios donde pocos occidentales se atreven a aventurarse. En Manila, Ashton lleva a cabo misiones de reconocimiento diarias, haciéndose amigo de los locales al jugar basquetbol con ellos y capturando su fotografía. Después, vuelve para poner sus fotografías. Fue durante uno de esos viajes a las Filipinas cuando Ashton sintió la necesidad de dar algo a cambio.

"Se me ocurrió seguir yendo a esas comunidades y seguir poniendo mis fotos y, sí, ellos están muy agradecidos por ello, pero en realidad no cambia nada".

Con financiamiento proporcionado por su familia y amigos, Ashton creó el proyecto Homeschool, una organización caritativa que da clases de arte en los barrios pobres de Manila. De marzo a mayo, impartió clases para niños en 20 comunidades diferentes, alimentando a todo el mundo al final de la tarde.

Los sitios de las aulas de Ashton incluyen los tiraderos de basura en Valenzuala y Las Piñas, al norte y al sur de Manila, donde los residentes se ganan la vida en medio de montones de basura. Pero de todos los barrios que ha visitado, sigue impresionado por una comunidad que encontró viviendo en un cementerio.

"Debido a que está aislado de todo lo demás, es un mundo totalmente diferente. Todos los adultos eran adictos a las drogas", explicó Ashton. "Cuando fui allí, (los niños) estaban jugando en las tumbas, y uno de los voluntarios trató de darles un poco de espagueti. Un niño dijo: 'Yo no quiero eso', y el voluntario, dijo: '¿Qué es lo que quieres?' y el niño dijo: 'Quiero dinero para apostar'. Él tenía nueve años y ya tenía esa mentalidad".

Ashton se mantiene modesto acerca de sus logros, insistiendo en que él no podría haber hecho nada sin la ayuda de artistas callejeros locales y amigos que se ofrecieron como voluntarios. La Oficina de Cultura y Diseño (OCD, por sus siglas en inglés), un emprendimiento con sede en Manila que cabildea financiamiento para proyectos de arte, sigue dirigiendo el proyecto de Homeschool en ausencia del artista. Clara Balaguer, propietaria de la OCD, dijo que la naturalidad con la que Ashton ayuda a los niños lo hace diferente a cualquier persona que ella haya conocido.

"Él va a las zonas más peligrosas en Manila y todos lo adoran", dijo Balaguer. "Es como el flautista de Hamelín: todo el mundo lo ama".

No te pierdas de nada
Te enviamos un correo a la semana con el resumen de lo más importante.

¡Falta un paso! Ve a tu email y confirma tu suscripción (recuerda revisar también en spam)

Ha ocurrido un error, por favor inténtalo más tarde

Publicidad
Publicidad