Una exposición en Nueva York destaca las raíces budistas de Pakistán
Una estatua semejante a la diosa Atenea e imágenes llenas de joyería de la mitología grecorromana podrían no ser los objetos que uno esperaría ver en una exhibición de arte budista de Pakistán.
Su presencia entre esculturas de Buda y deidades indígenas busca servir como un recordatorio de las raíces multiculturales a menudo olvidadas de Pakistán, que constituyen la base de una nueva exposición: La herencia budista de Pakistán: El arte de Gandhara.
El espectáculo, que estará abierto hasta el 30 de octubre en la Asia Society de Nueva York, es el primero en traer obras de arte de Gandhara a Estados Unidos desde 1960. Las piezas, prestadas por museos en Karachi y Lahore, destacan la historia de Pakistán como una encrucijada de influencias culturales, a pesar de las asociaciones actuales del país como una incubadora de extremismo religioso, dice la directora del museo, Melissa Chiu.
“Cuando pensamos en Pakistán, los estadounidenses podrían asociarlo con el lugar donde Osama bin Laden fue capturado , con el terrorismo y los desastres naturales”, dice. “Pero en realidad, tiene una historia mucho más antigua que se remonta a una cultura ancestral que nos da un sentido de la tradición pluralista que fomentaba la tolerancia”.
En su apogeo, Gandhara abarcaba la actual Peshawar en el noroeste de Pakistán y algunas partes del este de Afganistán, la región del Hindu Kush, y el noroeste de la India, convirtiéndolo en un importante centro de comercio, intercambio y desarrollo de artes y educación. Pakistán puede ser 95% musulmán hoy en día, pero el budismo floreció en Gandhara entre el siglo 2 a.C. y el 10 d.C., dando lugar a un estilo distinto del arte budista visual.
La estatua de Atenea y una escultura de oro de Afrodita en la exposición muestran la influencia temprana de la cultura greco-romana en la región, que comenzó con la conquista de Alejandro el Grande. Temas de arte clásico romano persistieron en el arte de Gandhara hasta que el budismo comenzó a florecer en el siglo 1 d.C., impulsado por el Ruta de la Seda y las conexiones entre las culturas desde el Mediterráneo hasta China.
La representaciones de Buda y del concepto de bodhisattvas, o 'seres iluminados", se convirtieron en los principales iconos del arte de Gandhara. Una sección de la exposición, Los Budas y los Bodhisattvas, explora las diversas imágenes visuales de Buda y los bodhisattvas de Gandhara y cómo se relaciona con el carácter polifacético del budismo en la región.
Un tallado de un bodhisattva de pie tiene cortinas y pliegues de una reminiscencia de lo que se puede encontrar en el arte clásico, otro muestra un torso cincelado que recuerda, además, a un dios griego, dice Chiu.
“Una serie de esculturas nos muestran la narración de la vida de Buda, donde vemos a Buda representado como persona, en símbolos, huellas, pero es su representación en forma humana, que influenció posteriormente el arte que fue a China, Japón, Corea, y otras partes de Asia”, dijo.
Lograr llevar las piezas a Estados Unidos fue una historia de verdadera burocracia que tomó dos años de desarrollo, pero la iniciativa nunca sufrió por una falta de voluntad, dice Chiu.
A medida que un equipo internacional comienza la reconstrucción de dos enormes estatuas de Buda en Afganistán, destruidas por los talibanes en 2001, la exposición también demuestra la dedicación de Pakistán para la preservación de su patrimonio multicultural, dice el representante de Pakistán ante las Naciones Unidas.
Con el Buda como su núcleo temático, la exposición también destaca las lecciones de tolerancia y humanidad de relevancia actual, especialmente en un momento en que las relaciones entre Estados Unidos y Pakistán no están en su mejor momento, dice Abdullah Hussain Haroon, embajador de la ONU.
“Buda representa a un ser humano cuyas cualidades etéreas fueron magnificadas por su enorme sabiduría, que sus valores de sí mismo, que fueron adoptados por Gandhi y tantos otros, se convirtieron en contribuciones a la humanidad”, dijo Haroon, quien resultó indispensable para ayudar a proteger las obras cedidas por el Museo Nacional de Karachi y el Museo de Lahore en Lahore.
“Éste fue uno de los grandes períodos del mundo en igualdad fundamental de derechos humanos y muchos otros principios importantes, que son importantes para Pakistán y para Estados Unidos hoy”, señala.
“Estamos constantemente luchando por una mejor comprensión de los demás y una mejor relación, y pese a lo que está pasando entre Estados Unidos y Pakistán , hay razones muy fuertes para que podamos convivir en forma pacífica”.