OPINIÓN: ¿Por qué sigue siendo importante el festival cultural Cervantino?
Más allá de la retórica oficial, de las cifras triunfalistas que anuncian llenos totales —a pesar de que en ocasiones los recintos lucen semi vacíos o semi llenos, según se mire— el Festival Internacional Cervantino (FIC) sobrevive. Contra lo que se diga, es todavía, en su 39 edición, el hermano mayor de los festivales de México y uno de los más importantes de América Latina.
Y aunque en la presente administración, en los discursos se ponga demasiado énfasis en los servicios multimedia que ofrece el FIC para hacer llegar sus actividades al público joven —los podcasts y otros juguetes tecnológicos—, la mejor experiencia es la asistencia directa, irreemplazable, a los espectáculos.
El arte al alcance de la mano, de los oídos, del olfato, de los sentidos todos (aunque no de todos los bolsillos, pues algunos boletos son caros). ¿Pero los jóvenes, cómo responden? Tradicionalmente la mayoría no viene a Guanajuato a las actividades del Cervantino, sino a la fiesta.
Los fines de semana, restaurantes, discotecas, cantinas, antros, hoteles y hasta calles y túneles lucen rebosantes de jóvenes conocidos como mochileros que, como Cenicienta, después de reventarse regresan a su condición ordinaria el lunes (y no pocos han perdido sus zapatillas y otras prendas).
Si hace algunos años era incontrolable la muestra desbordante de pujanza juvenil (no en vano a Guanajuato se le llamaba en esos días la cantina más grande de México), los operativos de las autoridades han disminuido notablemente la cantidad de gente que asiste exclusivamente a la parranda.
Por deambular en las calles, los jóvenes invariablemente se topan con las actividades del Festival Internacional Cervantino Callejero del CLETA (Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística), que llega a su 27 edición.
Entre los espectáculos oficiales gratuitos a los que asiste en mayor parte el público juvenil —aunque también hay familias completas—, están los que se realizan en la Alhóndiga de Granaditas y que son de corte popular.
Este año el FIC recibirá más de 2,800 artistas nacionales y extranjeros a partir de este miércoles y hasta el 30 de octubre. Las actividades iniciarán con la Orquesta de Jazz de Estocolmo, que reúne músicos de Suecia, Dinamarca, Finlandia y Noruega, los países invitados, para culminar con el rockero español Miguel Ríos en su gira de despedida.
La oferta de espectáculos es variada este año. Destaca el estreno en México de la ópera Il postino, de Daniel Catán —cuyo fallecimiento no le permitió ver cumplido este sueño—, lo mismo que la versión de La flauta mágica de Mozart por el genio de Peter Brook —quien no asistirá a Guanajuato— o la presencia de la Paul Taylor Dance Company, una de las legendarias compañías de danza contemporánea en el mundo.
En un mismo espacio convivirán Los Jaibas y su mezcla de rock progresivo y música indígena de Sudamérica con las historias ancestrales del cantante africano Alif Naaba, el son ardoroso de Juan de Marcos y sus Afro Cuban All Stars, el piano maestro de Leslie Howard y su homenaje a Liszt, el violín incendiario de Roby Lakatos, la majestuosa Orquesta de San Petersburgo o el piano recubierto de chaquira de Álvaro Ortiz López rebautizado como Piahanuwixa.
Además de reconocerse las aportaciones del director de teatro Héctor Mendoza —fallecido en diciembre del año pasado— con la Presea FIC y la edición de sus obras completas, este año se realizará por primera vez la Feria del Libro de las Artes, que ofrecerá obras de artes escénicas, artes visuales, música y literatura. También se celebrará en León el Segundo Coloquio Internacional de Arte Contemporáneo.