La 'aterradora' tarea de restaurar un Da Vinci
Hay pocas personas en el mundo con la suerte de entablar una relación estrecha con una pintura de Leonardo da Vinci.
La conservadora Dianne Dwyer Modestini, que vive en Nueva York, es una de ellas: pasó cientos de horas restaurando amorosamente Salvator Mundi, la pintura recién redescubierta de Cristo de Da Vinci.
Y Modestini dice que decir adiós a la pintura fue como sufrir una dolorosa ruptura.
“Hablo en serio”, dijo. “Era un cuadro muy intenso y sentí toda una estela de arte, genio y una especie de aire de otro mundo que nunca voy a experimentar de nuevo”, asegura.
Ella describe que sufrió ansiedad por separación y depresión por la pérdida de la pintura, y con ella, su conexión con su enigmático autor.
Para los historiadores de arte, el largo y emocional proceso de la conservación de una gran obra maestra es un privilegio y una responsabilidad abrumadora.
“La gente dice, '¿Cómo puedes tocarlo? Es tan aterrador'”, dice Modestini, quien es socia principal de investigación y conservadora de pinturas para el Programa Samuel H. Kress en el Centro de Conservación del Instituto de Bellas Artes de la Universidad de Nueva York.
“No tuve miedo de ella de esa forma —de que sea uno de los 16 cuadros que valen una cantidad desconocida de millones de dólares— porque me hubiera quedado paralizada, no sería capaz de trabajar así”, continuó.
Por supuesto, cuando Modestini comenzó a trabajar en 2005, no sabía que se trataba de la primera pintura de Da Vinci descubierta en más de 100 años, y que vale, según algunas estimaciones, alrededor de 200 millones de dólares.
La pintura, ahora autenticada, reveló su identidad poco a poco durante los tratamientos de conservación.
Modestini inició el proceso usando disolventes para limpiar algo del turbio barniz y pintura sobrepuesta que ocultaba la verdadera identidad de la pintura. Después de pocas horas durante su primera sesión con ella, fue capaz de ver el trabajo con mucha más claridad.
“Es muy misterioso, las cosas que suceden con las pinturas”, dijo sobre su trabajo con la pintura.
“La gente olvida o comienza a dudar de la opinión de la persona que originalmente dijo que era de Leonardo y, en particular si ha sido mal reparada, no puede entender lo que está debajo de ella; sucede con las pinturas todo el tiempo”, continuó.
El siguiente paso fue hacer retoques a la pintura agrietada y unir las piezas de nuevo, un procedimiento que llevó un año.
“Es un proceso bastante delicado”, dice Modestini. “Tiene que ser muy preciso”.
Entonces, tuvo que hacer retoques a las áreas muy dañadas, refinar los ojos y los labios del Cristo.
Era una parte especialmente difícil y larga del proceso, recuerda, debido a que “debía tomar la decisión de lo que tocaba y lo que dejaba sin alterar”.
“Yo quería (asegurarme de) que ninguna de mis restauraciones incidiera en el original, que no hubiera hecho demasiado, porque las pinturas viejas tienen que ser viejas: si quitas cada grieta, cada mancha, cada anomalía, puede parecer una reproducción”, dijo.
Larry Keith es el director de Conservación de la National Gallery de Londres y responsable de la conservación de La Virgen de las Rocas de Da Vinci, que está en la colección de la galería.
Este tratamiento consistió en la limpieza de capas de barniz amarillo y opaco, aplicado en un proceso de restauración anterior, “para permitir que la imagen saturara adecuadamente para que se pueda ver la gama total de las relaciones temáticas que hay en la pintura”, explicó Keith.
El proceso de limpieza de este cuadro en particular duró 18 meses. Está en exhibición en la National Galery como parte de la exposición Leonardo da Vinci: Painter at the Court of Milan, junto con Salvator Mundi.
Keith concuerda en que el trabajo de conservación de una obra de arte así es un honor que pocos tienen la suerte de tener.
“Es maravilloso ver la imagen bajo una luz y condiciones diferentes y, en el transcurso de un tratamiento, te vuelves muy cercano a ella”, dijo.
En cuanto a si se sentía cercano a Leonardo da Vinci mientras trabajaba en la pintura, comentó: “Supongo que sí, en la medida en que cualquiera puede acercarse a Leonardo”.
“Pienso que hay un cierto misterio en el fondo de él, pero es verdad, uno está en estrecho contacto durante mucho tiempo y es un papel privilegiado”, concluyó.