El mariachi, un oficio que enfrenta una lucha diaria para sobrevivir
Durante más de 60 años, Domingo Ramírez ha tocado su trompeta con tantas bandas de mariachis que ya la memoria no le alcanza para acordarse de todas.
Con sus siete hijos formó el modesto Mariachi Plata, que igual ameniza románticas serenatas o le canta a la Virgen de Guadalupe. Pero tras todos esos años de dedicarse a esa emblemática música mexicana, el dinero sigue escaso.
Muchos dudan de que la reciente declaratoria de la Unesco del mariachi como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad pueda mejorar la situación de los músicos.
"Anteriormente era un buen negocio. Ahorita salimos porque esta es nuestra profesión, pero hay días que no gana uno nada", dijo Ramírez, que en su juventud recorrió casi todo el mundo con su música.
Muy cerca de él, el más pequeño de sus hijos, David, de 16 años, corría sin mucho éxito de un carro a otro en busca de algún cliente, entre el tráfico que rodea la Plaza Garibaldi, el más tradicional destino para escuchar mariachis en Ciudad de México.
La crisis económica, por una parte, y la inseguridad de la zona, por otra, hacen difícil que la gente se detenga a escuchar temas como Cielito lindo o El Rey, que suelen pedir los turistas apiñados en las viejas cantinas del lugar.
Unos 35,000 músicos de mariachi salen a diario con sus enormes sombreros y elegantes trajes de charro, sus enormes guitarrones, sus violines y sus trompetas en busca de algún cliente que busque animar su fiesta o enamorar a la amada con sus tiernas melodías.
Un oficio en busca de más vida
Sin embargo, son pocos los mariachis —quienes por lo general aprenden el oficio de sus padres en el campo— los que cuentan con una educación formal y obtienen buena paga y beneficios sociales por su trabajo.
La mayoría ofrece sus servicios en las calles o por melodía en algunas cantinas y restaurantes, mientras que diferentes grupos sindicales pelean para acomodarlos entre sus filas.
"Mi lucha es formar un solo sindicato, que tengamos todos derechos como cualquier obrero, que tengamos aguinaldo, reparto de utilidades, jubilación y seguro social", dijo Jesús López, uno de los líderes del sector.
López ve la declaración de Unesco como una oportunidad para integrar y fortalecer al gremio. "Tenemos el compromiso de portar el traje de charro con dignidad y respeto", añadió.
Cornelio García, músico y promotor de mariachi tradicional en el occidental estado de Jalisco —la cuna del género—, y uno de los impulsores del nombramiento, dijo que "esto va a hacer que la gente aprecie más el mariachi, es como cuando le dan el premio Nobel a alguien y todos queremos leerlo".
Investigadores creen que esto podría elevar culturalmente al mariachi y detonar una mayor profesionalización de los músicos.
Pero también hay quienes no están seguros de que el reconocimiento de la Unesco vaya a beneficiar a todos los músicos.
"Yo dudo mucho que vaya a permear hacia los músicos del sector popular (...) porque más bien es una especie de reconocimiento simbólico, que no tiene implicaciones de otro tipo", dijo el investigador Fernando Martínez, experto en prácticas culturales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).