Un veterano paparazzo habla sobre los cambios en el negocio
Envejecido y canoso, E.L. Woody todavía tenía las piernas para seguir a Arnold Schwarzenegger durante el reciente escándalo amoroso y de un hijo del exgobernador . Pero no todo está bien en el reinado de 31 años del autodenominado 'Rey de los paparazzi'.
Odiado por algunos de los principales artistas y querido por el público por sus revelaciones acerca de las celebridades, Woody, de 65 años, ha sido uno de los miembros más controvertidos del negocio de alto riesgo de la fama en Hollywood.
Sin embargo, como el resto de los negocios de la comunicación masiva —desde los estudios y los periódicos hasta las redes—, él y otros paparazzi no son inmunes a la revolución digital mundial.
En el frente o en los callejones oscuros de la fotografía de celebridades, desde 1980, Edward L. Woody es un experto en la cambiante fortuna de la fama.
El paparazzo de barba de chivo con un acento de Texas ha sido una presencia tan constante en Hollywood que incluso se ha interpretado a sí mismo en un par de episodios de Entourage, una popular serie de televisión por cable sobre un grupo de jóvenes que se gana la vida en el carril de alta velocidad del mundo del espectáculo.
Atrevido, combativo y con experiencia acerca de cómo las estrellas y los 'paps' se necesitan mutuamente, Woody posee la capacidad de ser antagónico, pero aun así simpático, en especial con las celebridades que buscan una oportunidad.
“Ellos deben tener fotógrafos. Eso alimenta el ego. Cada flash, cada clic alimenta su carrera”, dice. “Alimenta la supernova de la fama”.
Él declara que es un fotógrafo de prensa de la vieja escuela cuyos sujetos de interés resultan ser celebridades, pero esa condición de periodista no lo ha mantenido lejos de enfrentamientos o de cercanos puñetazos. Tiene un “carrete de ataque” con Sylvester Stallone, Tommy Lee, Drew Barrymore, Snoop Dog y Leonardo DiCaprio expresando antagonismo contra él o contra sus dos protegidos.
“Somos los paparazzi de mala reputación”, dice Woody burlonamente. “Somos la gente que no es invitada (por las celebridades), pero somos de quienes dependen”.
Los tiempos han sido difíciles para su pequeño taller, donde emplea a otros dos fotógrafos que hacen mucho trabajo en clubes nocturnos y en las calles.
Aunque la era digital ha traído consigo una demanda casi insaciable de noticias de entretenimiento, eso no se ha traducido en una bonanza para los paparazzi, dice Woody.
Las principales firmas de medios están cada vez más involucradas en el negocio de las noticias de celebridades, construyendo sus propios equipos de paparazzo, comprando equipos más pequeños o pagando menos por imágenes independientes. El mercado también está inundado de aficionados con cámaras —incluyendo, dice Woody, a migrantes ilegales— que venden su trabajo a precios casi de remate.
California ha impuesto una serie de controvertidas leyes que restringen a los paparazzi agresivos, que algunos analistas legales dicen que afecta a la Primera Enmienda. Mientras tanto, celebridades como Kim Kardashian cierran sus propios acuerdos exclusivos con los medios de comunicación, eliminando a los paparazzi como Woody.
“Las Kardashian recibieron más de 18 millones de dólares por derechos exclusivos por su paquete de bodas”, dijo Woody, en referencia al reciente matrimonio de Kim Kardashian con el jugador de la NBA Kris Humphries, que terminó en la Corte de divorcio después de 72 días .
“Ahí es donde está el gran dinero”.
Las finanzas de Woody también han sido afectadas por una batalla contra el cáncer de colon en 2008 y una posterior infección. Su casa de Los Ángeles, que funciona como su oficina, está enfrentando una ejecución hipotecaria, y está considerando mudarse a una residencia más pequeña.
“Es una gran estafa, y se convierte en una estafa más dura con personas vendiendo fotos a precios tan bajos. Los cheques de pago son cada vez más pequeños”, dice.
Woody también resiente lo que él llama “la invasión de las cadenas en las noticias de las celebridades”.
“Se supone que deben estar haciendo noticias verdaderas. Hay muchas cosas por ahí que son importantes para el público, pero están llenando los programas de noticias con Lindsay Lohan”.
Además, desde que la princesa Diana murió en París durante una persecución de coches en 1997 por parte de fotógrafos, los paparazzi también han sido blanco de una serie de leyes en California —una capital mundial del entretenimiento— que castigan el comportamiento agresivo.
Bajo la ley más reciente —la tercera en los últimos cinco años— el estado impuso sanciones adicionales para los fotógrafos que conduzcan temerariamente en la búsqueda de una imagen o que se junten para crear un “falso aprisionamiento” en torno a una celebridad.
Un reciente análisis jurídico de la nueva legislación concluyó que viola la Primera Enmienda y que las leyes existentes ya abordan cualquier comportamiento agresivo de los paparazzi.
“Al adoptar medidas más allá de las leyes generales, los legisladores tratan de salvar a la gente de su apetito por conocer hasta los detalles más mundanos de la 'vida' de los famosos y, en el proceso, pisotean la Primera Enmienda”, de acuerdo con el análisis, que apareció en Loyola of Los Angeles Entertainment Law Review después de un reciente foro de la Escuela de Leyes Loyola.
“Esta ley no pretendía en absoluto infringir los derechos de Primera Enmienda de la prensa, sino más bien imponer una penalización a los fotógrafos cuyo motivo es explotar a las celebridades usando prácticas taimadas”, dijo a CNN la representante estadounidense Karen Bass, impulsora de la ley, en una respuesta por escrito.
Como era de esperar, Woody es un feroz crítico de las leyes antipaparazzi y de las celebridades que las propician.
“La gente piensa que los paparazzi, aunque individualmente pueden ser desagradables, todo su producto es creíble”, dice. “Tiene veracidad porque saben que no van a salir e inventar algo”.
Su trabajo, dice, representa “la voz del pueblo”.
Las paredes de la oficina de Woody están cubiertas con un lío orgulloso de recortes de periódicos y tabloides que muestran sus fotografías de Charlie Sheen, Brad Pitt, Elizabeth Taylor, George Clooney, Paris Hilton, entre otros. Dos monitores de computadora muestran imágenes similares.
Sentado detrás de su escritorio, el veterano paparazzo habla con valentía. Presume un atesorado archivo y dice que es el 'pap' más antiguo que sigue trabajando la escena nocturna de Hollywood.
De hecho, realiza su trabajo a las 2 de la mañana: cuando los bares cierran y las celebridades tienden a meterse en problemas, dice.
El especialista en relaciones públicas de Beverly Hills, Elliot Mintz, dijo que siempre anima a sus clientes celebridades a hablar con Woody, a quien describió como el paparazzo activo más longevo y antiguo en Hollywood.
“Él no cambia o comercia una historia. Es de la vieja guardia”, dice Mintz, de 66 años, que trabajó como locutor de un programa de radio en Los Ángeles y como periodista de entretenimiento para KABC en la década de 1960 y 70.
Woody no es como los paparazzi que “están ahí para obtener la maliciosa imagen que da dinero, que busca humillar” a una celebridad, dijo Mintz. “Ese no es su propósito, es decir, cómo hacer que esas personas se vean mal. Ése no es el propósito de Woody”.
La ética y longevidad laboral de Woody puede ser acreditada a sus antecedentes como boina verde en la guerra de Vietnam, donde sirvió desde 1968 hasta 1969 como un médico especial de las fuerzas armadas y más tarde como un comandante de pelotón y de compañía.
Después de la guerra, y tras una serie de empleos extraños y recorridos por todo Estados Unidos, Woody se mudó a Hollywood en 1989 y continuó con sus iniciales trabajos de fotografías de celebridades.
Woody dejó de utilizar película en 2004. Hoy, dice, el verdadero dinero real está en el video. Él y sus dos fotógrafos ahora llevan cámaras de vídeo portátiles.
Como uno de los primeros paparazzi en usar video —insiste en que él fue el primero, en 1993— cuenta con una biblioteca de 100,000 clips de vídeos de celebridades, además de más de un millón de fotografías.
Su sitio de YouTube PopTvDotCom resume sus imágenes diarias como un catálogo de promoción. Sus clientes incluyen emisoras de TV de entretenimiento, noticieros, periódicos y revistas, que declinó nombrar por razones de competencia.