OPINIÓN: La ceremonia de los Oscar honra a los indocumentados de EU
Nota del editor: Chris Weitz dirigió la película A Better Life (Una vida mejor), protagonizada por Demián Bichir, quien es uno de los nominados a mejor actor en los Oscar. Weitz también dirigió Luna nueva y La brújula dorada. Filmó cuatro videos sobre la ley de inmigración de Alabama: http://isthisalabama.org/
Como voy a ir tras las faldas de mi compañero Demian Bichir a los Oscar de este domingo, voy a tener en cuenta algunas ironías.
¿Los canapés serán servidos a los invitados trajeados con corbatas negras por trabajadores documentados? Es difícil de decir.
Incluso los "respetables" preocupados como Wal-Mart utilizan intermediarios para beneficiarse de los bajos salarios que pueden pagar a los "ilegales" (para usar un término republicano favorito).
Sin duda sus ingredientes habrán pasado por las manos de los trabajadores indocumentados, un hecho que debemos tener en cuenta cuando disfrutamos de la cosecha abundante y barata de los productores nacionales.
La nominación de Demián llegó por su interpretación de Carlos Galindo , un trabajador indocumentado en la película A Better Life (Una vida mejor). Pero no hace falta decir que él no usa botas de trabajo ni overol de un jardinero inmigrante. Él estará en el uniforme de la elite de Hollywood y, algunos dirían, en un acto de autocomplacencia.
Sin embargo, creo que hay algo que celebrar en este caso. Aunque creo que la Academia dio a Demián un golpecito en el hombro por todas las razones correctas, principalmente la fuerza de su actuación, hay un efecto más allá de Hollywood del que pueden no ser conscientes.
Lo vi en las portadas de los periódicos en español en todo el país, que saludaron la nominación de Demián como una emocionante agitación de la humanidad del personaje que interpretó y una fuente de gran orgullo. Y lo escuché en la proyección que hicimos para la National Day Laborer Organizing Network, en la que 200 personas que trabajan honestamente, algunos que habían viajado a riesgo de ser detenidos y deportados, sintieron que habían sido tratados como personas de primera clase en lugar de parásitos.
La lucha por la reforma migratoria se pelea con números, pero el campo la batalla es un panorama emocional. Durante los últimos meses hemos visto que los candidatos republicanos usan a los inmigrantes indocumentados como un saco de boxeo retórico, con la certeza de que no pueden defenderse.
¿Por qué? Debido a que un inmigrante indocumentado tiene miedo de llamar la atención sobre sí mismo. A pesar de que son, en general, tremendamente trabajadores, dedicados a la familia, temerosos de Dios y profundamente ligados a este país a través de lazos familiares, que están viviendo al límite. El límite está, en todo caso, más agudo por draconianas y políticamente egoístas leyes como la HB56 de Alabama y sus primas en Arizona y Georgia.
La HB56 de Alabama hizo que fuera ilegal, no solo trabajar sin documentación, sino hasta dar un paseo con alguien sin documentos. O, como un granjero dijo, "El estado de Alabama me está diciendo quiénes pueden ser mis amigos".
Dejando de lado el hecho de que la ley ha sido desastrosa para la economía del estado y su reputación —frutas se pudren en los campos y los viejos malos tiempos de la segregación han sido evocados— es simplemente indecente. Más que cualquier otro hecho o cifra, éste será el lugar donde la ley se estanque, cuando la gente entienda la historia del inmigrante indocumentado en Estados Unidos.
Los Padres Fundadores no tenían papeles. Llegaron y se abrieron paso. Y mis abuelos vinieron de México, Alemania y Checoslovaquia para hacer una vida mejor para mi familia.
Y cuando la cámara se enfoque en Demián, nominado a un Oscar junto con Brad Pitt y George Clooney , cientos de millones de personas en todo el mundo va a ver a un trabajador extranjero haciendo su camino, a través de todas las barreras del idioma y las preferencias raciales, en este maravilloso país.
Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente de Chris Weitz.