Fería del Libro de Minería recuerda la 'chispa' en la ficción de Monsiváis
La obra de Carlos Monsiváis se compone en gran parte de crónicas, ensayos, entre otros géneros literarios. Sin embargo, en la novela, el escritor fallecido en 2010 solo dejó un legado: Nuevo catecismo para indios remisos.
En el marco de la XXXIII Feria Internacional del Libro (FIL) del Palacio de Minería personalidades de la cultura como el caricaturista Rafael Barajas El Fisgón, recordaron aquella única obra de ficción de Monsiváis escrita en la década de los 90.
Durante el acto celebrado en el recinto del centro de la Ciudad de México se recordó cómo a partir de algunos dibujos del pintor y artista plástico oaxaqueño Francisco Toledo, Carlos Monsiváis creó esta serie de cuentos que parodian los catecismos que los curas utilizan para normar la conciencia de los católicos.
La obra, realizada con un humor que se acerca a los bordes de lo irreverente, se conforma de una serie de relatos cortos que bien se pueden leer de corrido o de manera aleatoria, pues todos y cada uno de ellos están unidos por el hilo conductor del binomio sagrado-cotidianidad profana del Nuevo Mundo. A pesar de todo, los presentes lo calificaron como libro excéntrico.
Entre las narraciones destacan aquellas que son protagonizadas por un clérigo que se atreve a colocar herejías en textos que debieran ser sagrados, un religioso indiferente que descubre la fuente de la eterna juventud de manera casual, un halo sagrado que nunca enmarca las cabezas de los santos piadosos.
También hay historias en las que algunos sobrevivientes del imperio azteca caen víctimas de sus propias ilusiones o del afán revolucionario de sus propuestas.
En el libro no falta una delirante hagiografía en la que las dudas y los peligros de los milagros pueden poner en jaque al mismísimo Todopoderoso.
De acuerdo con los invitados a la mesa, se trata de uno de los textos más bien logrados de Carlos Monsiváis.
El Fisgón subrayó que Nuevo catecismo para indios remisos está realizado a partir de un depurado lenguaje y una extraordinaria cultura, prácticamente nunca vista en otra cabeza que no sea la de Carlos Monsiváis, el cronista del mundo.
Al homenaje a Monsiváis en la Galería de Rectores del Palacio de Minería asistió también Armando Colina, entrañable amigo del desaparecido escritor, así como autoridades del Museo del Estanquillo Colecciones “Carlos Monsiváis”.
