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Pasajeros del crucero homenaje al 'Titanic' narran su experiencia

Casi medio millar de personas celebra el 100 aniversario del popular barco con un viaje hacia al punto donde se hundió
dom 15 abril 2012 11:20 AM

Cuando Morgan Mullinix les contó a sus amigos a dónde iba, se rieron. 

Pensaron que estaba loca por inscribirse en un crucero de ocho días similar al Titanic, para conmemorar el aniversario 100 del hundimiento del barco.

"Todo esto me cansa", dijo. "La gente dice: 'Morgan, tienes 26. ¿De verdad? ¿Titanic?".

Pero para las 450 personas a bordo del Azamara Journey, este viaje es una oportunidad única en la vida. Dicen que es lo más cercano que experimentarán en sus vidas a lo que condujo al fatídico hundimiento del barco en una fría noche de abril, en el Atlántico Norte.

Como reportero, pasé por algo parecido cuando describí mi tarea.

"Dígale al capitán que tenga cuidado con los icebergs", decía la gente. "Está tentando al destino… asegúrese de que haya suficientes botes salvavidas".

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Y es un tanto extraño cuando piensas en ello: Las personas visten trajes de la época, parecidos a lo que usaban los pasajeros del Titanic en 1912. Las mujeres en corsé y con peinados elaborados toman té por la tarde; la cena es una recreación del menú  servido  por última vez a bordo del barco. 

Las arpas suenan en la sala, aunque hay una referencia a 1997. Escucharás My Heart Will Go On, el tema de la superproducción de James Cameron Titanic, al menos una vez cada hora. Esa es la regla, dice la mujer detrás del instrumento.

Todo esto es parte de un viaje donde hubo un momento de silencio, justo al arribar a la zona del naufragio, en la fecha y hora exactas en que el Titanic se hundió. 

Incluso, antes de llegar ahí, el capitán me dijo que nos dirigimos hacia aguas que podrían tener un poco de hielo. Sería un raro suceso, pero dice que nadie tiene certeza hasta que lleguemos al punto exacto.

Pero todo esto es lo que hace aún mejor este viaje para Mullinix, una asesora de cruceros de tiempo completo, profesión inspirada en parte por su fascinación por el Titanic. Su misión es tener una idea de lo que los pasajeros experimentaron —todo menos la parte del iceberg— a bordo del RMS Titanic, de la White Star Line.

"Anoche eché un vistazo al agua y pensé: 'No puedo ni siquiera imaginar cómo fue o cómo se sintió'. No había nada que se pudiera hacer. Nada".

En esa enorme oscuridad, más de 1,500 personas perdieron la vida, la mayoría al congelarse por las temperaturas menores a los cero grados. Aunque acepta que es "un poco macabro", la aficionada dice que no le importaría ver un iceberg (énfasis en "ver").

"Para sentir la frialdad del aire, para mirar hacia arriba y ver el cielo y saber qué vieron", esas son algunas de las razones por las que Mullinix se inscribió.

El  Azamara  se reunió en el lugar del hundimiento con el  MS Balmoral  para la ceremonia. Ese barco transporta pasajeros en una réplica del viaje inaugural del Titanic desde Southampton, Inglaterra, en una expedición organizada por la misma empresa turística.

Las conexiones personales

Mullinix no recuerda exactamente cuántos años tenía, pero sabe que tenía "un solo dígito" cuando se hizo fan de todas las cosas del Titanic. Fue la historia de su bisabuelo, tal y como la contó su padre.

Estaba en el Carpathia, que respondió a las señales de auxilio y rescató a cientos de pasajeros del célebre barco.

"Estaba ahí. Vio a los sobrevivientes", contó Mullinix, por lo que ella deseaba estar ahí exactamente un siglo después.

Sharon Willing, quien también viaja en el crucero, dijo que hubiera "ido hasta los confines de la tierra" para rendirle homenaje a su bisabuelo, quien murió esa noche. Él y su esposa —la bisabuela de Willing, quien logró salir en el bote salvavidas número cuatro— eran pasajeros de primera clase a bordo del Titanic.

"Aunque obviamente no lo conocí, he sentido una cercanía mental y emocional con él desde hace mucho", dijo el primer día del viaje. "Por lo tanto, estar aquí, visitar el lugar, es para mí como reunirme con él y poder decirle adiós".

Willing afirma que le resulta difícil hablar de sus bisabuelos sin que se le haga un nudo en la garganta, sobre todo cuando imagina las circunstancias de las muertes.

"Cuando les llegó el aviso para salir hasta la cubierta del barco, ambos se reían y decían: '¿No es algo tonto?'", dijo Willing.

"La puso en el bote salvavidas número cuatro, diciéndole que iba a regresar, y que estaría ahí esperándola. Y cuando entró al bote salvavidas y se alejaban, ella escuchó un siseo, y entonces se percató que era el agua entrando en el barco. Y buscó a su marido, y no lo pudo encontrar. Y nunca encontraron su cuerpo", dijo.

Un verdadero crisol

Quienes van a bordo del Azamara Journey tienen entre 76 años, como Willing, y nueve años, como Patrick Druckenmiller, quien recibió este viaje como un regalo de su abuela, pues es fan del Titanic.

Mientras caminaba por el pasillo para abordar el barco, Druckenmiller iba vestido como el capitán del Titanic, E.J. Smith, con el uniforme y una barba de algodón.

Los pasajeros conversan sobre las ventajas de traer artefactos desde el lugar del naufragio a la costa, o por qué Robert Ballard, uno de los hombres que descubrió los restos del Titanic en 1985, tomó una mala decisión al no devolver nada del barco. En cualquier otro lugar, estos temas podrían parecer fuera de lugar, al igual que una discusión sobre cómo las constelaciones no están bien alineadas en el cielo cuando Rose se sostiene del pedazo de madera a la deriva en la película. No aquí.

Este jueves fue la noche disco de ABBA. Claro que fui. Atrajo a gente de todo tipo, desde el hombre treintón con falda escocesa que vino al viaje para rendir un homenaje con gaita en el cementerio de Halifax, Nueva Escocia, donde muchas de las víctimas están enterradas, hasta los cantantes y bailarines veinteañeros que normalmente conforman el espectáculo en la línea del crucero.

Ciertamente esta no es la multitud a la que están acostumbrados. Los miembros de la tripulación del Azamara Journey rechazaron las solicitudes para ser entrevistados formalmente, aunque algunos me dijeron que esto efectivamente es una multitud singular repleta de personajes "interesantes".

Y aunque tal vez alguien esté riéndose de las personas que están a bordo de este crucero, a Morgan Mullinix no le importa.

"Me gusta esTar sentada aquí con ustedes y no se están riendo", dijo a un grupo de nuevos amigos mientras hablaban del Titanic. "Todos nos comprendemos".

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