La cultura secreta de Beijing está en riesgo de desaparecer
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BEIJING (CNN) — Beijing es una ciudad donde la historia y la cultura son casi tangibles. Brotan, crecen y florecen en lugares inesperados, alrededor de nuevos rascacielos brillantes, en túneles del metro y en parques. Aun así, a pesar de su predominio, la historia y la cultura en Beijing siempre parecen estar tambaleándose en el borde de la extinción.
Sin duda, la capital china tiene sus escenarios icónicos que han estado allí desde siglos y seguro permanecerá por siglos. Existe la Ciudad Prohibida , que es el palacio imperial antiguo donde docenas de emperadores chinos gobernaron el país por 500 años. También está el Palacio de Verano, un jardín imperial masivo construido en el siglo XVIII que está en las afueras de la ciudad. Y fuera de Beijing, está, por supuesto, la Gran Muralla China.
Los turistas van a esos escenarios para obtener un vistazo del pasado imperial antiguo de la ciudad. Aun así, el problema para muchos otros lugares que son emblemáticos de un antiguo Beijing es que, en China del siglo XXI, están en medio de una colisión entre la historia y la modernidad. En la mayoría de los casos, predomina la modernidad.
Numerosos hutongs, como se le llama a una vivienda tradicional en Beijing, han sido demolidas y remplazadas por rascacielos, centros comerciales y edificios.
En Qianmen, un distrito al sur de Tiananmen Square, alguna vez fue hogar de los estudiosos de la Dinastía Qing y cantantes de ópera, donde los antiguos hutongs son demolidos y remplazados por hutongs renovados que ahora albergan tiendas que van desde Starbucks hasta Zara.
Aun así, los visitantes en Beijing no tienen que ir lejos para encontrar callejones sombríos alineados por lo que viviendas que quedan agrupadas, como islas a punto de ser devoradas por las olas en le nueva China. Al norte de Qianmen está un vecindario llamado Gulou que es casa de las históricas Torres del Tambor y la Campana, que han ayudado a marcar la hora del día a Beijing por siglos.
El destino de los hutongs en esta zona permanece incierto. Algunos han sido destruidos. Pero para los que quedan, hay un encanto que perdura. Numerosos cafés, boutiques y galerías se esconden en las calles estrechas.
Peter Tan opera una cafetería llamada Kaffa Café en el hutong Guowang. En la calle donde está la tienda de Tan está un hutong de una familia que ha vivido allí por tres generaciones. Tan dice que conoce a otras familias que han vivido en el vecindario por más tiempo. Añade que su vecindario, y muchos otros a su alrededor, son lugares populares para los turistas que buscan un lado de la ciudad menos comercializado.
Tan dice que la destrucción de los vecindarios antiguos reduce a Beijing a una ciudad que es “como la de cualquier otro lugar en el mundo”.
A 10 minutos a pie de Kaffa Café está el Hotel Bamboo Garden, que se encuentra en viviendas que alguna vez fueron residencias de directores de la Dinastía Qing. Hay numerosos hutongs que han sido convertidos en hoteles, ofreciendo a los turistas una auténtica alternativa de las docenas de hoteles internacionales que hay en la ciudad.
Afuera de Beijing, situada en una zona amplia de terreno que alguna vez fueron los campos de pastoreo en los establos imperiales, está Caochangdi, una villa de arte urbano cuyo futuro también es incierto.
La villa fue construida hace una década por Ai Weiwei , ahora un artista controversial chino y contemporáneo famoso que recientemente fue arrestado , y luego dejado en libertad , por el gobierno chino.
En 2010, artistas y dueños de galerías en Caochangdi recibieron noticias oficiales del gobierno local de que sus estudios estaban en la lista de demolición.
Dos años después, nada ha pasado, y Cochangdi está floreciendo. Caochangdi PhotoSpring, la exhibición anual de fotografía de la villa realizada cada abril, ahora atrae a fotógrafos y turistas de toda China y de todo el mundo, mientras más artistas se están mudando a la zona desde 798, otro distrito de arte cercano, porque Caochangdi es considerada menos comercial y más conducente al trabajo creativo.
Aparte de apariciones ocasionales de Ai Weiwei (el artista todavía usa su estudio en la villa), otros artistas notables tienen estudios intercalados entre unidades habitacionales en su mayoría ocupadas por trabajadores migrantes y sus familias. Los artistas incluyen a Mo Yi, un artista chino del Tíbet que alguna vez jugo futbol profesional y ahora es conocido por sus instalaciones, arte y la fotografía ambos en casa e internacionalmente, y también está Wu Wenguang, un cineasta de documentales conocido internacionalmente.
Mientras que Caochangdi es más tosco que la Zona de Arte 798, que atrae a miles de turistas anualmente, se está volviendo un destino popular para los turistas que buscan vistazo de la escena de arte contemporánea en China. Toma horas caminar por las docenas de galerías que se encuentran allí.
Algunos lugares notables para visitar incluyen la Galería F2, que alberga trabajos de artistas contemporáneos chinos y occidentales, así como la Galería Urs Meile, que se encuentra en un complejo diseñado por Ai Weiwei, y el Centro de Arte Fotográfico Three Shadows .
A pesar del ascenso de Caochangdi, todavía hay preocupaciones de que algún día lleguen las excavadoras y que puedan derrumbarse.
“Las personas que viven y trabajan en Caochangdi y la comunidad artística son optimistas sobre este asunto y quieren que se preserve y continúe”, dijo Jillian Schultz, directora del programa internacional en el Centro de Arte Fotográfico Three Shadows, en Caochangdi. “Pero esta más allá de nuestro control”.
Cada día en un parque en Beijing occidental llamado Bambú Morado (en chino su nombre es Zizhuyuan), grupos de chinos que están conscientes de que la pérdida cultural está más allá de su control, se reúnen allí.
Casi todos son jubilados y tienen entre 50 y 60 años, generaciones que experimentaron la Revolución Cultural, un periodo complicado y traumático en la historia china cuando todas las cosas culturales, desde el arte, danza, música hasta la literatura, fueron borradas de la sociedad desde mediados de los 60 hasta mediados de los 70.
En el Bambú Morado y en parques de todo Beijing, estos grupos se reúnen para bailar tango, vals, cha cha cha, foxtrot, mambo y salsa. En todas las esquinas del parque se encuentran bocinas que tocan música mientras las parejas, grupos e individuos simplemente bailan.
Los bailarines quizá son unas de las atracciones más encantadoras y que deben descubrir los turistas en Beijing.
No son difíciles de encontrar, valen la pena ser observados porque prueban que la cultura en la capital de China, es, sobre todas las cosas, resistente.
“Antes de 1980, ningún chino sabía cómo bailar”, dijo un hombre cuyo apellido es Li (no quiso decir su nombre) quien estaba parado alrededor de docenas de parejas bailando bajo los árboles cubiertos de nieve en una mañana reciente en el Bambú Morado. “Vienen aquí a bailar porque los hace felices”.