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Isabel II: La reina joven que se convirtió en una monarca moderna

La monarca ha tenido que enfrentar desafíos en su reinado desde que era muy joven, haciendo a la realeza más accesible y moderna
sáb 12 mayo 2012 08:38 AM
isabel ii
reina isabel ii

Nota del editor: En 2012, Isabel II del Reino Unido se convertirá en la segunda soberana británica que más ha servido a su país con un reinado de 60 años. Del 4 al 6 de junio, la reina conmemorará el año de su Jubileo de Diamante con una serie de fiestas y eventos, y CNN estará allí para cubrir las festividades. Adelantándonos a las celebraciones, pondremos a su reino en contexto con una serie de artículos, editoriales e interactivos.
 

LONDRES (CNN) —  El aniversario número 60 del ascenso de la reina Isabel II al trono británico marca un hito en la vida extraordinaria de una monarca que, a pesar de su impulso a la fama a una edad temprana, ha ganado elogios universales por su dedicación firme al deber.

Su largo reinado (es el segundo después de la reina Victoria) ha visto a Reino Unido transformarse de un poder imperial cansado de la guerra en declive a su encarnación moderna como un estado miembro de la Unión Europea que raramente ve a su monarca en el liderazgo, pero todavía la tiene en alta estima.

Y aunque ha sido testigo de su parte equitativa de alegría, como el no menos importante y reciente matrimonio de su nieto, el príncipe Guillermo con Catalina Middleton, la regla de Isabel ha hecho frente a muchas tormentas, tanto públicas como personales, a medida que ha tratado de mantener el paso de la monarquía a los tiempos cambiantes.

Elizabeth Alexander Mary nació en 1926; era la primera hija del Duque y la Duquesa de York.

No se volvió la heredera al trono hasta 1937 cuando su padre fue coronado como Rey Jorge VI después de la abdicación escandalosa de su hermano mayor; eventos recientemente dramatizados en la película ganadora del Oscar The King’s Speech (El discurso del rey).

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A medida que la Segunda Guerra Mundial estalló, Isabel fue preparada en silencio para la condición de Estado. Mientras vivía el bombardeo de Londres en las inmediaciones del Castillo de Windsor, tomó clases particulares en materias de constitución de Henry Marte, un maestro excéntrico pero respetado que supuestamente mantuvo a un cuervo como su mascota en su estudio.

Comenzó tomando pasos tentativos a la vida pública en 1940 cuando, a la edad de 14 años, hizo su primera transmisión de radio: un discurso a los niños desplazados por el conflicto. A los 16 fue una coronel honoraria de los Guardias Granaderos, un régimen de infantería del ejército británico.

El periodo de guerra le ofreció ciertas libertades más allá de las restricciones de la vida real. En 1945 se unió al Servicio Auxiliar Territorial, y pasó cuatro semanas cubriendo sus manos en aceite y grasa mientas aprendía a manejar y mantener vehículos militares. Cuando la victoria fue declarada en Europa, una Isabel uniformada se mezcló con multitudes jubilosas afuera del Palacio de Buckingham.

El tiempo de paz trajo el regreso del teniente y príncipe Felipe de Grecia, un oficial naval joven y guapo quien había, al decir de todos, ganado su corazón cuando tenía sólo 13 años. La pareja se casó en la Abadía de Westminster en 1947. Su primer hijo, Carlos, nació sólo un año después.

Con la salud de su padre en un declive rápido, Isabel comenzó a aceptar más deberes oficiales, tomando su lugar en el festival militar anual Trooping the Color en 1949. En 1952, cuando Isabel y Felpe estaban en un viaje oficial en Kenia, llegaron las noticias de la muerte de su padre. Ahora ella era la reina.

La siguiente década vio a la reina establecerse en su papel. Después de la coronación de 1953, se embarcó en numerosos viajes oficiales, supervisó aperturas de estado del parlamento, recibió a líderes visitantes como el presidente Eisenhower, Charles de Gaulle y Nikita Krushchev, y recorrió una mina de carbón.

En 1964, la reina se volvió madre por cuarta ocasión. Su nuevo hijo, Eduardo, se unió a Carlos y a sus hermanos Ana y Andrés. No había, sin embargo, un respiro en su apretada agenda.

Para la llegada de su tercera década en el trono, se encontraba ya cómoda. El príncipe Carlos se estaba embarcando en una carrera militar, la princesa Ana, una aclamada jinete, estaba casada; atrayendo a grandes multitudes de simpatizantes.

Mientras que caía en sus propias actividades ecuestres, continuó en la vida pública, registrando docenas de viajes al extranjero y visitas oficiales alrededor del Reino Unido; una de las cuales, en 1976, la vio convertirse en la primera persona en mandar un correo electrónico (continúa siendo la campeona de la nueva tecnología hoy en día).

Hubo problemas familiares en 1976, cuando el matrimonio de su hermana colapsó, y problemas constitucionales con un amplio debate entre los países de la Commonwealth (Mancomunidad) sobre el papel de la monarca, pero estos fallaron al tratar de desalentar las celebraciones para marcar el jubileo de plata de su reinado en 1977.

Otra boda real siguió en 1981 cuando el príncipe Carlos se casó con Diana Spencer en la catedral St. Paul de Londres. Millones de personas alrededor del mundo vieron la ceremonia en televisión, felizmente inconscientes de que entraría en el periodo más turbulento de la vida de la reina.

El año 40 de la reina en el trono, 1992, marcó su momento más bajo mientras tres matrimonios reales se separaban. La princesa Ana y Mark Philips se divorciaron; Carlos y Diana se separaron después de reclamos de infidelidades, mientras que Sarah Ferguson fue fotografiada topless con un gerente financiero estadounidense.

Para colmo, un gran incendio ocurrió en el Castillo Windsor causando daños estructurales severos. A raíz del incendio, un escándalo estalló cuando se sugirió que el dinero público se utilizaba para financiar la restauración.

“1992 no es un año en el que miraré atrás con placer”, dijo la reina en un discurso a finales de ese año. “En las palabras de uno de los corresponsales más simpáticos, ha resultado ser annus horribilis”.

Estos problemas eclipsaron a la reina mientras hacía una visita histórica para reunirse con Nelson Mandela en 1995, pero las críticas alcanzaron nuevas altitudes en el despertar de la muerte trágica de Diana en 1997, cuando la realeza fue acusada de ser distantes y estar fuera de contacto en medio de las efusiones generalizadas de dolor.

Esto marcó un momento crucial. Después de días de silencio, la reina regresó a Londres, habló con los dolientes y admitió que había lecciones que aprender de la vida de Diana. Los gestos alcanzaron al público y las críticas desaparecieron.

Después de Diana, la popularidad de la reina se recuperó a medida que presidió lo que parecía ser una familia real más sensible, más accesible y completamente moderna. Esto fue evidente en 2005 cuando, a la aprobación del público, accedió al matrimonio impensable del príncipe Carlos y Camila Parker Bowles.

La década más reciente de la reina como monarca ha sido digna de celebrar. En 2006, conmemoró su cumpleaños 80 con una serie de festividades y mensajes de buena voluntad de todo el mundo.

Ha atestiguado como dos nietos se gradúan como oficiales militares y, por supuesto, estuvo a cargo de la boda del príncipe Guillermo y Catalina, la mujer que, cuando su esposo eventualmente herede el trono para convertirse en rey, la sucederá como la próxima reina de Reino Unido.

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