Cómo la muerte de Diana transformó realmente a la reina en una abuela
Cuando la reina Isabel se mantuvo alejada de un Londres sumido en la tristeza después de la muerte de la princesa Diana en 1997, se le criticó por distanciarse y por fallarle al público al no responder a su enojo y pérdida.
Pero de acuerdo con una declaración hecha recientemente por una amistad muy cercana a la monarca, la verdad detrás de la decisión de la reina de abandonar a su pueblo y su profunda preocupación por el bienestar de los hijos de Diana, la príncipes Guillermo y Enrique.
Margaret Rhodes, prima de la reina y una de sus compañeras de antaño, reveló en una entrevista a CNN que la reina eligió permanecer en su residencia escocesa de Balmoral para poner su deber como abuela por encima de sus deberes como monarca.
“Se le castigó por quedarse en Balmoral con los dos niños”, dijo Rhodes en momentos previos a la celebración que enmarca el 60 aniversario de la coronación de la reina.
“Simplemente estaba comportándose como una abuela. ¿Cuál era el punto de traer a los chicos a Londres a sentarse sin hacer nada más que sentir dolor por su mamá? Personalmente pienso que yo me hubiera comportado de la misma manera”.
Los días que siguieron a la muerte de Diana fueron de los más oscuros que se han vivido en el reinado de la monarca de 86 años.
Su ausencia incluso cuando se dejaban miles de ofrendas por parte de los dolientes y que transformaron las calles aledañas al Palacio de Buckingham en verdaderos mares de flores se atribuyó en ese momento a la antipatía que sentía hacia Diana y que chocaba con el afecto que la gente le tenía a “la princesa del pueblo”.
Sólo hasta que intervino Tony Blair, entonces Primer Ministro, la reina regresó a Londres y reconoció el derrame de dolor que se sentía, un gesto que le ayudó a ganar de vuelta el afecto de la gente hacia la familia real.
“Fue muy conmovedor, tal vez no como reina”, dijo Rhodes. “Pero al final hizo bien al regresar y contemplar las flores que se dejaron”.
Nacida unos cuantos meses después que la reina, Rhodes conoce a la monarca de toda la vida y es percibida como una de las más grandes fuentes que revelan cómo es la vida dentro de la familia real.
Después de trabajar como secretaria para la Agencia de Inteligencia Británica MI6 durante la Segunda Guerra Mundial, fungió como dama de compañía de la reina madre y fue una de las damas de honor de la reina.
Ambas se han mantenido como amigas cercanas a lo largo de sus vidas. Rhodes vive en una casa cerca de la residencia real del castillo de Windsor, al oeste de Londres, en donde regularmente le sirve a la reina un poco de su licor preferido.
“Veo a la reina casi todos los domingos”, dijo Rhodes a CNN. “Asistimos a la misma iglesia en el parque cada domingo y, a menos que ella esté muy ocupada, ella viene y se toma una bebida después de misa, así mantenemos la relación. La ginebra y el dubonnet son sus bebidas matutinas”.
Rhodes también ofreció un vistazo sobre la relación de la reina con el príncipe Felipe, declarando que fue amor a primera vista cuando la futura monarca, apenas una adolescente, conoció al joven y apuesto oficial naval, entonces de 17 años.
“Creo que se enamoró a los 13 años”, dijo. “¡Cielos, sí que era apuesto! Era como un dios vikingo. Desde entonces ella no ha mirado a nadie más y creo que él realmente ha sido un apoyo”.
Desde que ambas eran unas jovencitas y con el paso de los años, Rhodes describe a su amiga como una mujer normal que es capaz de deshacerse de las ínfulas reales.
Habla al respecto sobre aquellos tiempos cuando después de declarada la victoria en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, ella acompañó a la reina y a su hermana mientras celebraban de incógnito entre las masas de gente afuera del Palacio de Buckingham.
“Todas nos dirigimos a la plaza Trafalgar. Todos se besaban y se ponían los cascos de los policías, ese tipo de cosas. Eso duró cuatro noches seguidas”.
“Regresamos al Castillo de Buckingham y continuamos gritando por la reina, para que el rey y la reina salieran al balcón. Sus dos hijas gritaban y también por primera vez veían desde abajo el balcón, fue un momento mágico”.
“Lo hicimos durante varias noches más. Ciertamente hubo un momento en el que nos pusimos a bailar conga. Entramos por una de las puertas del Ritz y bailamos conga dentro hasta que volvimos a salir a la calle. Todo era parte de la celebración”.
Hablando sobre los problemas maritales que han pasado tres de los 4 hijos de la reina, el príncipe Carlos, la princesa Ana y el príncipe Andrés, ella describe esas situaciones como “terriblemente tristes”.
Sin embargo, dice que la reina posee sentido del humor y un lado de su personalidad es común, tanto que de no haber sido coronada se hubiera permitido disfrutar de la vida fuera de la realeza.
“Si eres reina debes comportarte a esa altura. Estando sola, ella es una más de nosotros, se ríe del mismo tipo de bromas”.
“A lo que me refiero es que si ella no hubiera nacido siendo reina, con suerte sería la dueña de una linda propiedad en el campo en donde tendría a muchos perros y caballos y sería feliz”.