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Una mezcla cultural le da a Filipinas un arte más actual

Artistas contemporáneos de Manila comienzan a acaparar la atención de coleccionistas en exhibiciones internacionales
dom 10 junio 2012 10:15 AM
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Después de pagarle a cinco personas sin hogar afuera de su estudio en Manila para ayudarle a masticar 700 piezas de goma de mascar, Louie Cordero comenzó a preguntarse qué había logrado en el nombre del arte.

"Bueno, ciertamente me tomó más de lo que imaginé que tomaría, y ellos también lo imaginaron", recuerda.

Después de dos días de dolor en las mandíbulas, la potente mezcla de goma, saliva y resina crearon una de las esculturas más grandes que la vida de Cordero: una figura verde brillante que es mitad guerrero tribal, mitad monstruo de terror, pero todo de la imaginación de Cordero.

Ahora está comenzando a ponerse café a medida que el azúcar en la goma se oxida, pero Cordero todavía está cambiando sus salvajes maquinaciones de lo surreal, figuras biomórficas retorcidas a esculturas y pinturas, y es uno de los miembros de un grupo de artistas contemporáneos de Filipinas que está haciendo girar las cabezas con una visión vibrante y única de Filipinas.

Inundado con tubos de pintura acrílica brillante, el estudio de Cordero en el área de Cubao de Manila ha sido su principal base por alrededor de 10 años y está situado a sólo minutos del estadio donde Muhamaad Ali y Joe Frazier tuvieron su pelea "Thriller en Manila" en 1975.

Trabajando en dos nuevas piezas para la Feria del Arte Internacional de Hong Kong de este mes mientras bebe de un café fuerte, Cordero admite que aunque su actitud hacia su trabajo no se ha alterado en una década, artistas locales están comenzando a golpear por encima de su peso.

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"Las cosas han cambiado en muchos términos de la ganancia financiera y artística. Para los nuevos artistas, tienen algo sobre la escena internacional o estar representados. Ahora es una carrera que tiene que tener estrategias", dice.

"En Manila había más artistas que tenían galerías. Ahora las grandes galerías están aquí y buscan por nuevos artistas que quieran vender por mucho dinero. Cada semana ahora hay tres aperturas, antes sólo había una exhibición por mes".

Es un largo camino en la vida del artista de 34 años desde que se graduó del Colegio de Bellas Artes en la Universidad de Filipinas.

En ese entonces no podía costar pintura así que pasaba días dibujando cómics (uno de los cuales ahora es de culto en Filipinas y Japón) o tomando trabajos como ilustrador para pagar las cuentas. Uniéndose a amigos y contemporáneos también tenía espacios artísticos para exhibiciones. Desde entonces se ha mudado a exhibiciones conjuntas en Hong Kong y muestras prominentes que incluye una en Nueva York en 2010.

Inspirado por una explosiva mezcla de arte de cómic, cultura pop y filmes gore, Cordero también mantiene un fuerte sabor filipino en su arte, dibujando de todo desde arte jeepney , políticas turbulentas y el casi inescapable impacto de la religión en la sociedad filipina.

"Hemos sido conquistados y colonizados por americanos y españoles así que la mayoría de los artistas aquí contemplan el concepto, especialmente la influencia católica que obtenemos de la escuela unos años después", dice.

Jugar con las imágenes religiosas todavía puede ser un poco controvertido en Filipinas . El año pasado, un collage del artista Mideo Cruz en el Centro Cultural de Filipinas representó a Jesús con un pene de madera pegado a su cara. Fue condenado por grupos de la iglesia e incluso atrajo la ira de la exprimera dama Imelda Marcos. El furor resultante llevó a que la exhibición fuera cerrada.

Cordero admite alegremente haber estimulado los lugares culturales del país cuando era más joven, con una obra de 2001 que mezclaba a Jesús con Ronald McDonald, pero cree que lo de Cruz simplemente fue mala suerte.

"Era el centro de todas las tensiones de la nación. Cuando empecé así era, ahora no soy tan escandaloso con mi trabajo: es más que estás joven y lleno de ansiedad, y eres muy idealista.

"Si estás tratando con la religión, es muy triste porque la gente, sacerdotes y políticos te condenarán si tocas esa sensibilidad. Lo puedes hacer, pero se puede volver un circo.

"Está bien si lo haces sólo para las personas del arte, pero para la gente común, todavía muchos no van a exhibiciones de arte. Necesitas esa sensación para que la gente vaya".

Si los gustos del público no son tan católicos en Filipinas, los coleccionistas de arte están empezando a despertar a la amplitud y diversidad del trabajo de artistas filipinos contemporáneos. El mes pasado una pintura del artista filipino Ronald Ventura titulada Grayground se vendió en Sotheby's en Hong Kong por 1.1 millones de dólares, convirtiéndose en la primera obra de un artista contemporáneo del sureste asiático en alcanzar más de un millón de dólares.

"Si el trabajo de Ventura va por más de un millón de dólares, y pinturas de la talla de (el establecido pintor del siglo XIX) Juan Luna no pudo cumplir con su precio de reserva, es que algo está sucediendo (en el mercado del arte)", dice la curadora independiente y la pareja de Cordero, Isabel Ching.

Junto al estudio de Cordero está un taller de fabricación dirigido por  Jeremy Guiab, donde los últimos proyectos de Cordero; tronos hechos de huesos de fibra de vidrio y tótems retorcidos, son fabricados. Una mina de oro de curiosidades y rarezas industriales, es también un eje para artistas locales, de aquellos que acaban de salir de la escuela de arte para servir a artistas como Romeo Lee.

"He estado por aquí desde los 80. Los filipinos comenzaron batallando, ahora es la oportunidad de la nueva generación, y son inteligentes", dice Lee. "Pero para la generación vieja como la mía, seguimos trabajando, y estoy feliz si alguien ahora quiere pagar más por mi arte".

Con un interés creciente en el trabajo de Cordero y de sus contemporáneos como Nona Garcia  y predecesores como Manuel Ocampo , se ha vuelto un deseo de los coleccionistas saber de dónde vienen, dice Magnus Renfrew, director de la Feria de Arte Internacional de Hong Kong.

"Es relativamente muy temprano para el perfil internacional del arte de Filipinas", dice Renfrew.

"Pero se está volviendo más y más un caso para los coleccionistas que están dispuestos a comprometerse con artistas de una amplia variedad de trasfondos culturales y estéticos".

Entre las chispas de la soldadura y el olor de resina en el taller, Cordero está contento de continuar mezclando las cosas en su propio trabajo a pesar de los gustos cambiantes de coleccionistas o galerías.

"No sé lo que estoy haciendo: es un reto. Esa es la razón por la que hago arte: para tener un reto conmigo y decir que esto es lo que quiero hacer".

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