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Bowie y un Beatle: ¿Son los JO de Londres los Juegos del Rock n' Roll?

La ceremonia de inauguración en el Parque Olímpico londinense tuvieron como protagonista a una superportencia británica: la música
sáb 28 julio 2012 10:38 PM
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“Sepan que a partir de este día, el movimiento Olímpico ha visto la creación de los primeros Juegos del Rock n' Roll, y Londres 2012 será recordado todo el tiempo como el lugar de su nacimiento”.

Una afirmación que no fue mencionada tanto por el director artístico de la ceremonia de apertura, Danny Boyle —director de cine y ganador del Oscar por Slum Dog Millionaire— pero que estuvo implícita en gran parte de su visión para la inauguración de la XXX edición de los Juegos Olímpicos .

La música fue el centro del espectáculo de 42.3 millones de dólares, un telón de fondo sonoro sin duda merecedor del despliegue de la Isla de las Maravillas, creando un ADN cultural casi tangible de lo que los organizadores sienten qué significa ser británico.

Desde la andrógina arrogancia de David Bowie (su éxito Heroes dio entrada al estadio al equipo de Gran Bretaña), hasta el funk lleno de drogas de los Happy Mondays...

Desde los surcos sonoros ondulantes de Back to Life de Soul II Soul hasta el ritmo estilo punk de Firestarter de The Prodigy; desde la petulancia de Satisfaction de los Stones, hasta el crudo y rebelde sonido de los Sex Pistols...

Y desde el rap entrecortado de Dizzee Rascal (nacido a unos cuantos pasos del Parque Olímpico) hasta la euforia de las canciones especialmente escritas para la ocasión por Underworld, el montaje de temas que definen una era fueron mezclados para proporcionar una fotografía instantánea de los sonidos británicos distintivos.

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Y por si todo eso no fuera suficiente, la música también fue utilizada para responder a la principal pregunta que había rodeado al evento como el martillo de un juez: ¿Cómo superar a Beijing?

Fácil, poniendo a un Beatle como cierre del espectáculo .

Las ceremonias olímpicas de apertura por lo general son una combinación anómala de pasarela política, distintivos nacionales y una revisión artística del encuentro mundial que representan los Juegos.

Siempre iba a despertar curiosidad cuál sería la respuesta de los organizadores de Londres 2012 a la grandiosa ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

Parecía apropiado terminar la noche con la voz de uno de los cuatro fabulosos, quien directamente había influenciado muchos de los actos que se ejecutaron antes durante la velada. De hecho, los Arctic Monkeys cantaron Come Together, del disco Abbey Road, como parte de su número.

Puede que los Beatles sean una banda de otro siglo, pero los 28 millones de personas que siguen la página oficial de Facebook del ya desaparecido grupo dejan ver que son amados igual que siempre en todo el mundo.

Puede que Beijing haya tenido a un atleta corriendo por el techo de la arena, pero Londres tuvo a McCartney cantando Hey Jude , logrando que los telespectadores de todo el mundo sin lugar a dudas tararearan un estribillo el cual ni siquiera el idioma resultó ser una barrera para hacerlo: “Nah, na, na , nananna nah, nah nananna...”.

En pocas palabras, esto estremeció: un momento hechizante que tocó el alma en una forma que no pudo hacer con tanta fuerza el esplendor de la apertura de Beijing.

La visión siempre ha sido clara, incluso en el Nido de Pájaro (Estadio Nacional de Beijing) –cuando el legendario guitarrista de Led Zeppelin, Jimmy Page,  y la increíble cantante soul, Leona Lewis, cantaron Whole Lotta Love desde la parte superior de un autobús rojo de dos pisos para sonorizar la cesión de estafeta por parte del entonces anfitrión China.

Puede haber sido visto como un riesgo a los ojos de muchos, pero para algunos el tono y el tema capturaron bien la idiosincrasia británica.

Jamie Fullerton –editor de especiales del NME (New Musical Express), destacada revista musical semanal británica, dijo a CNN: “Lo que es realmente interesante es que el acto incluyó a grupos como New Order y los Happy Mondays; a los organizadores quitándose el sombrero ante el elemento de culto del rock británico, lo cual es muy distinto de lo que se ve en un evento como el Súper Tazón.

“Creo que a Gran Bretaña le gusta verse a sí misma como teniendo un poco de ventaja. Los Sex Pistols solo grabaron un par de años, pero la gente conoció su naturaleza rebelde en todo el mundo. Es chistoso ver cómo este grupo en contra del establishment ahora es visto como uno de los grandes actos musicales de la nación. También hay un elemento nuevo para el que no es de Gran Bretaña. New Order fue la quintaesencia entre las banda de culto, proveniente de Factory Records, un pequeño sello discográfico independiente, y originaria de Manchester. Me imagino que la mayoría de los estadounidenses no están familiarizados con bandas como New Order, así que es algo bueno el mostrárselas.

“Los Juegos Olímpicos son un evento cultural y se trata de enfatizar hasta el cansancio el sentido de local; es natural que la música sea una parte importante de eso, sobre todo porque es parte esencial de nuestra identidad en Gran Bretaña.

“En cuanto a los Beatles, son el grupo más grande de todos los tiempos. Su modelo es el que fue seguido por generaciones, y creo que si se le pregunta a cualquiera que visite Gran Bretaña que nombre algunas de las cosas favoritas de este país, estoy seguro de que los Beatles seguirán estando entre la lista”.

Las estadísticas también señalarían que Boyle estuvo en lo correcto al asumir que muchas personas alrededor del mundo miran la identidad británica estrechamente entrelazada con sus exportaciones musicales.

Las ventas de la música británica en el extranjero alcanzaron los 2,900 millones de dólares en ventas al por menor durante 2011, perteneciendo casi el 13% de las ventas mundiales de música grabada a los artistas británicos, según cifras del BPI (órgano representativo de la industria musical británica).

Comparado con la participación de Gran Bretaña en el total del comercio mundial (2,7%), el comercio de su música es cuatro veces más grande, el 6.2% del mercado mundial, según cifras del Departamento de Negocios, Innovación y Habilidades del Reino Unido.

Por ejemplo, en 2011, Adele se convirtió en el cuarto artista británico en cinco años acreedor del disco más vendido en el mundo, siguiendo los pasos de Amy Winehouse, Coldplay y Susan Boyle.

El segundo álbum de la londinense, titulado 21, vendió 18 millones de copias, lo que representa el 1.6% de todos los discos vendidos el año pasado en el mercado global de la música. Gracias al éxito de nuevas caras en la escena, como Tinie Tempah, Florence + the Machine, Hugh Laurie y Mumford & Sons, el BPI dice que uno de cada ocho álbumes vendidos durante este siglo en Estados Unidos fueron de intérpretes del Reino Unido. En Europa, los artistas británicos representaron el 52.7% de todas las ventas.

Geoff Taylor, director ejecutivo del BPI –organismo que representa en el Reino Unido a los principales sellos discográficos, así como a los independientes- dijo a CNN en una declaración: "Creo que los británicos están más obsesionados por la música que cualquier otro pueblo del mundo; compran más discos per cápita que cualquier otra nación; es fundamental para nuestra vida.

“180 millones de sencillos fueron vendidos el año pasado en el Reino Unido. El año pasado hicimos una encuesta para preguntar si la población del Reino Unido pensaba que había hecho una importante contribución a la música del mundo. Ocho de cada 10 pensaban que sí, y el mismo número dijeron estar orgullosos de la música que produce Gran Bretaña.

“Los Beatles fueron de particular importancia para allanar el camino a nivel internacional. Su invasión a los Estados Unidos elevó el perfil de la calidad que se produce aquí en el Reino Unido. Ya sea de los géneros punk o dub step, tenemos una gran tradición en ser innovadores. Somos una nación que, dado el tamaño de nuestra economía y población, nos abrimos paso con nuestro peso en la música.

“Sin duda somos una superpotencia musical, culturalmente seguimos siendo una superpotencia junto con Estados Unidos. Por lo general somos considerados como una nación que tiene más influencia cultural y musical que otros países en el mundo, y en todo caso el mundo digital y el récord en la cantidad de ventas del año pasado señalaron que esto va en aumento”.

Al final, el éxito de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 es posible que solo pueda juzgarse correctamente con la perspectiva de la visión retrospectiva, y si se le compara con las ceremonias que le han precedido. Pero, sin lugar a dudas, al poner a la música popular en el centro de la principal competición, Boyle y los organizadores locales se centraron en un área en la que Gran Bretaña aún puede presumir el estatus de superpotencia.

Tal vez, después de todo, Beijing y Londres no fueron tan diferentes en su enfoque. Ahora, regresemos a los “Nanana nahs”.

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