Los museos del DF, una última parada para los presos antes de la libertad
Los miércoles en la Casa Museo Frida Kahlo son normales excepto porque ese día es posible toparse con cinco presos que recorren el recinto escoltados por guardias de seguridad armados.
Al grupo habitualmente lo acompaña Luana López, coordinadora de Actividades Culturales del Museo Frida Kahlo, en la Ciudad de México.
Ella les muestra la casa donde vivía la pintora mientras les cuenta cómo la artista demostró a través de su obra que podía estar postrada en una cama a causa de múltiples operaciones, pero que eso no la limitaba emocional ni físicamente.
“Pies para que los quiero, si tengo alas para volar”, citará Luana a Kahlo. Luego le pedirá a los internos que reflexionen en la frase, y que una vez que regresen a prisión piensen en qué les gustaría proyectar de sí mismos si hicieran un autorretrato.
Las visitas guiadas forman parte de un programa del que se benefician internos de los Centros de Ejecución de Sanciones Penales del Distrito Federal, donde se encuentran los presos que están a meses o días de ser liberados.
Estos centros ofrecen programas que permiten a los internos "reincorporarse adecuadamente a su familia y la sociedad, así como disminuir los niveles de reincidencia”, de acuerdo con información publicada en la página de internet de la Subsecretaría de Sistema Penitenciario del Distrito Federal.
El programa inició en el Museo Frida Kahlo los primeros meses de 2012 y más tarde se sumaron su el Museo Anahuacalli, el Dolores Olmedo y el León Trotsky.
“No es una visita común, donde nada más vacías información sino que es una visita guiada, se les da un taller psicopedagógico, se integra el arte con la parte emocional”, explica Luana.
La primera reacción de los presos al llegar al museo, ubicado en la delegación Coyoacán, es de sorpresa, expectación y curiosidad, cuenta.
“Es la primera o segunda vez que salen de prisión, por eso es un gran impacto cuando salen del sitio donde están y cuando llegan aquí”.
La mayoría de los reos han estado en prisión por robo, deduce Luana de sus conversaciones con ellos. Algunos cumplen condenas de hasta nueve años, añade.
La directora del museo Frida Kahlo, Hilda Trujillo, dice que las autoridades carcelarias tuvieron que tocar varias puertas antes de que algún museo aceptara participar en el programa.
“Al principio nadie les quería abrir las puertas porque tenían que entrar armados los guardias, pero en un momento decidimos que no era importante sino que los reos tuvieran esa experiencia”, explica Trujillo a CNNMéxico vía telefónica.
El Museo Fridha Kahlo no ofreció datos sobre cuántos internos han participado en el programa.
CNNMéxico solicitó en repetidas ocasiones una entrevista con el personal que coordina el programa del Sistema Penitenciario del DF para conocer los detalles del mismo pero no tuvo éxito.
Hasta el 30 de agosto de 2012, el sistema penitenciario del Distrito Federal tenía registrados 42,302 internos, de acuerdo con información de la página de internet del mismo.
Los internos visitan el museo en horarios de atención al público una o dos veces por semana. En sus visitas, Luana ha visto que eventualmente el público habitual interactúa con los reos con naturalidad.
Sobre la reacción de ellos, cuenta: “Al principio, cuando llegan, llegan con mucha expectativa (lo digo por) sus rostros, por lo que te platican, pero al final, se van muy conmovidos, contentos, siempre expresan esta sensación de agradecimiento”.