Inconformes con la llegada de Enrique Peña Nieto a la presidencia de México realizaron protestas en distintos puntos de la Ciudad de México que derivaron en daños a edificios públicos, entre ellos el recién restaurado Hemiciclo a Juárez.
Jóvenes encapuchados hicieron pintas sobre el mármol italiano recién pulido del hemiciclo, construido en honor al expresidente Benito Juárez (1858-1872) en la Alameda Central.
El cenotafio fue construido en 1910 por órdenes del expresidente Porfirio Díaz (1876-1911), es una obra bajo el estilo neoclásico del arquitecto Guillermo Heredia.
Los manifestantes también tomaron vallas, piedras y bancas de la Alameda para construir barricadas contra los policías antimotines, que los repelieron en el perímetro del Centro Histórico en el momento en el que Enrique Peña Nieto daba su primer discurso como presidente electo en Palacio Nacional, en el centro de la ciudad.
El jefe de gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard, describió las protestas como “actos de barbarie” y como “una provocación sin precedentes” en la capital. Unas 65 personas fueron detenidas y al menos cuatro personas resultaron heridas, detalló Ebrard.
Los daños causados por los manifestantes se concentraron en las avenidas Reforma, Juárez e Insurgentes, algunas de las más céntricas e importantes de la capital mexicana.
Ebrard destacó que esperan los resultados de las investigaciones para definir responsabilidades en las protestas que también afectaron instalaciones bancarias, restaurantes, aparadores publicitarios y casetas telefónicas.
En las protestas participaron miembros del movimiento estudiantil #Yosoy132, que se opuso a Peña Nieto desde las campañas electorales.