El famoso fotógrafo de los sobrevivientes de Nagasaki muere en Japón
El reconocido fotógrafo japonés Shomei Tomatsu, famoso por sus series de retratos de sobrevivientes del bombardeo atómico de Nagasaki, falleció el pasado 14 de diciembre a los 82 años a causa de una neumonía, informaron sus familiares.
Tomatsu llevaba tiempo ingresado en un hospital de Naha, capital de la provincia de Okinawa, en el sur del país, donde también retrató con esmero los ritos y las gentes de esta región cuya singular cultura sobrevive a duras penas tras siglos de conquistas.
Tomatsu, nacido en 1930 en Nagoya, comenzó a tomar fotos en su niñez y tras graduarse en Económicas por la Universidad de Aichi, comenzó a producir instantáneas para el grupo editorial Iwanami.
Dos años después decidió convertirse en freelance y en 1959 fundó el grupo “Vivo” con los también fotógrafos Eiko Hosoe e Ikko Narahara.
El libro Hiroshima-Nagasaki Document 1961 publicado ese año en colaboración con otro fotógrafo, Ken Domon, y que incluía retratos suyos de supervivientes de la bomba atómica que fue lanzada sobre Nagasaki el 9 de agosto de 1945 llamó por primer vez la atención de público y crítica.
"Fue una persona que tenía una gran mirada con respecto a Nagasaki y su muerte nos ha provocado un vacío en el corazón. A través de las obras que nos ha dejado trataremos de seguir expresando su voluntad ", explicó un portavoz del Museo de la Bomba de Nagasaki, que alberga una colección de 614 obras suyas.
La última gran exposición sobre su trabajo se celebró en este museo entre septiembre y octubre de 2009, aunque periódicamente la institución organiza pequeñas exhibiciones.
Después de sus trabajos centrados en Nagasaki, Tomatsu se desplazó a Okinawa, cuando la provincia aún estaba bajo mando estadounidense (no fue devuelta a Japón hasta 1972), y allí capturó como nadie los elementos de la cultura tradicional ryukense, propia de este archipiélago.
Al mismo tiempo, retrató la vida en las bases estadounidenses y el día a día de los okinawenses bajo la ocupación, hasta componer una estupenda crónica del Japón de posguerra.
A finales de los noventa Tomatsu se mudó a Nagasaki, donde continuó retratando supervivientes de la bomba atómica con los que acabó por entablar una relación muy cercana, hasta que hace dos años volvió a trasladarse a Okinawa.
Según los críticos, Tomatsu supuso una importante influencia para la generación de fotógrafos que le sucedió, en la que destacan nombres como Takuma Nakahira o Daido Moriyama.