El director del Bolshoi evoluciona favorablemente tras un ataque con ácido

Una persona enmascarada le arrojó ácido en el rostro a Serguei Filin, quien dirige una de las compañías de ballet más importantes del mundo
sergei_filin director del ballet del Teatro Bolshoi

El director artístico del famoso ballet ruso Bolshoi, Serguei Filin, evoluciona favorablemente de las quemaduras graves que sufrió en la cara y los ojos luego de que un atacante enmascarado le arrojó ácido, informaron autoridades rusas. 

"Serguei Filin ha sido trasladado de la unidad de cuidados intensivos a una habitación normal. Los médicos destacan que se encuentra estable y su recuperación avanza según lo previsto", dijo a la agencia Interfax Alexei Levchenko, asesor de la viceprimer ministra rusa, Olga Goledets.

En esta etapa, la tarea más importante es "el restablecimiento total de la vista" de Filin, señaló el vocero. 

 cuando se dirigía a su casa a Moscú. 

Los compañeros de Filin en el legendario teatro ruso, uno de los más importantes del mundo, relacionan el ataque con su actividad en la compañía de ballet.

"Serguei siempre estuvo amenazado, desde que asumió el cargo. Antes de su llegada también eran presionados sus predecesores. Nunca habíamos pensado que la guerra por los papeles, no por el petróleo o propiedades, pudiera llegar a esos extremos criminales", lamentó la jefa de prensa del Bolshoi, Katerina Novikova.

Los colegas de Filin recuerdan que alguien reventó las ruedas de su coche en la víspera del ataque. Además, aseguran, la víctima era objeto de constantes llamadas telefónicas amenazantes.

El teatro Bolshoi, la perla de las artes escénicas rusas cuyo legendario escenario principal estuvo cerrado por obras durante seis años y reabrió en octubre de 2011, ha sido objeto de polémica. 

La remodelación generó acusaciones de corrupción y conflictos urbanísticos, que incluso obligaron a la fiscalía rusa a abrir una investigación sobre la presunta malversación de fondos públicos.

Tampoco la reventa ha dejado las taquillas del Bolshoi; las entradas al teatro se agotan en minutos para acabar en manos de los especuladores.