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'Oz, el poderoso', la historia antes de Dorothy y las zapatillas

Sam Raimi hace un homenaje al espíritu de 'El mago de Oz', cinta clásica de 1939 con 'Oz, el poderoso'
lun 11 marzo 2013 12:00 PM
franco
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Nota del editor: Si no has visto la película, no sigas leyendo. En este artículo se revelan partes de la trama.

(CNN) – Dorothy Gale es una chica del campo que encuentra su camino en la gran ciudad Esmeralda y uno de los personajes más duraderos y adorables de la historia del cine.

Parte de lo que descubre en su viaje sobre el arcoíris es que la gente que aparentemente es heroica, mágica y/o muy admirada —como el mago de Oz— probablemente resultará ser igual a cualquier otra persona.

Ahora que soy padre, me doy cuenta de que Oz es la figura paterna en la película: no es un hombre malo pero tampoco es alguien que pueda resolver todos los problemas de sus hijos. Todo lo que puede hacer es quererlos por lo que son para que aprendan a apreciarse a sí mismos.

Pero, ¿acaso querríamos saber más acerca de Oz? Tal vez.

A pesar de que disfruté mucho la nueva cinta de Sam Raimi, que es fresca y brillante en muchos aspectos, dudo que su historia se grabe en la imaginación popular de las generaciones venideras. Los padres simplemente no son tan interesantes, ni siquiera para otros padres.

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Frank L. Baum escribió 13 secuelas de su novela más popular, pero hasta donde sé, nunca pensó en hacer una precuela. El guión de Oz, el poderoso, ingeniosamente escrito por Mitchell Kapner y David Lindsay-Abaire, imita el movimiento y el rumbo característicos de la cinta original. Todo empieza en el medio oeste de Estados Unidos, en blanco y negro, y luego cae a una Tierra del Nunca Jamás en Technicolor que se encuentra en el ojo de un tornado.

Pero ya no estamos viendo a Dorothy , una niña inocente en tierra extranjera. En vez de eso tenemos a Oscar Diggs (“Oz”, para hacerlo más corto) protagonizado por James Franco, quien es un charlatán carismático al que le gustan las mujeres… cualquier mujer, en realidad (son bienvenidas las practicantes de la religión del Wicca). Si hay un trono y un tesoro escondido al final del arcoíris, tal vez se quede hasta la mañana siguiente.

Sin embargo, al menos tiene la decencia de avergonzarse de no ser el salvador mágico que todos parecen estar esperando. Él dice que quiere lograr la grandeza, aunque parece que nunca se esfuerza demasiado por conseguirla.

En mi opinión, Franco no logra desarrollar del todo este personaje.

Es un fraude que no convence a nadie y un charlatán inseguro; tal vez sea demasiado joven para engañar a alguien, excepto a sí mismo. Tal vez simplemente es demasiado contemporáneo como para pasar por un ilusionista del siglo XIX. Se reportó que Robert Downey Jr. y Johnny Depp rechazaron este papel; cualquiera de los dos lo hubiera ejecutado con más aplomo.

Tal vez dudaron en meterse con un clásico de oro puro, pero aunque Oz es un blanco enorme para la crítica, no deberían haberse preocupado: el director, Sam Raimi (La trilogía del Hombre Araña; El despertar del diablo) se ocupa de honrar el espíritu y estilo de la cinta original. Puede tratarse de una labor imposible, pero sobrepasó las expectativas razonables.

El diseño de la producción y los colores saturados se acercan lo suficiente como para que esta película efectivamente funcione como precuela (aunque está en 3D); aunque las imágenes generadas por computadora tienen una apariencia totalmente del siglo XXI, el que Raimi celebre seriamente a los artificios puros indica una especie de continuidad.

La moda actual de las pantallas verdes y la inserción chroma no está tan lejos de las proyecciones en el fondo y los platós de los estudios de la Edad de Oro de Hollywood . Como la Tierra de Oz existe fuera de nuestra realidad, hasta los efectos más sintéticos —como los árboles de mariposas y las flores que repican como campanas— son válidos.

En este lugar de maravillas llamativas y artificiales y de fauna exótica (Zach Braff llega en la forma de un diminuto mono alado), el asombrado mago queda encantado con no una, sino tres magníficas brujas —Mila Kunis, Rachel Weisz y Michelle Williams—, que una tras otra hacen que en él surjan el sentido común y los peores instintos sin atrapar del todo la maldad que sabemos surgirá tarde o temprano.

¿Estará nuestro héroe a la altura del problema en el que se encuentra? ¿Cómo se enfrentará a los “winkies” de las brujas con sólo un ejército de pacifistas?

El nuevo Oz no está a la altura del Oz de 1939 en cuanto a carisma e inocencia,  y definitivamente no lo está en cuanto a las canciones (sólo hay una, una breve y cómica actuación de los “munchkins”). Sin embargo, como entretenimiento para la familia, es difícil criticar a un espectáculo tan encantador y a una historia tan astuta y llena de suspenso.

Raimi es un auténtico fantasioso que ha invocado un romance para la imaginación, para las ilusiones y para las películas como un lugar mágico en el que podemos visualizar y tal vez hasta realizar nuestra mejor personalidad.

Eso es mejor que bueno.

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