Una investigación del INAH rastrea el son de 'La Negra' hasta el siglo XIX
El son de La Negra, una de las piezas de mariachi más representativas de la música mexicana, tiene sus raíces hundidas en la cotidianidad de principios del siglo XIX, en el periodo posterior a la independencia del país, según reveló una investigación realizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La búsqueda, hecha por el investigador Jesús Jáuregui, identificó la canción popular en un momento en que no se tenía identificado al son como un género, sino como un conjunto de ritmos que recibían distintos nombres como el catorce, el palomo y el borrego, indicó el INAH en un comunicado.
La pieza clave para identificar la temporalidad del son fue su primera cuarteta (verso): ¿Cuándo me traes a mi negra?, Que la quiero ver aquí, con su rebozo de seda, que le traje de Tepic.
“Se puede sostener la hipótesis de que el arriero-ranchero (que canta) presume haber llevado un rebozo de seda desde Tepic (Nayarit)… durante la Guerra de Independencia, cuando funcionó en todo su esplendor la Feria de Tepic”, o durante los años inmediatos al conflicto, entre 1821 y 1827, indicó Jáuregui.
Tras su irrupción en el México independiente, la investigación del INAH señala que el son fue interpretado localmente por algunos grupos de mariachi del occidente del país, principalmente en Jalisco. Luego llegó a la capital mexicana en las voces e instrumentos de los músicos que emigraron a principios del siglo XX y se instalaron en la Plaza Garibaldi.
El tema se integró al repertorio del salón Tenampa en la década de 1930, cuando el lugar era el escenario de inspiración y borracheras para artistas como José Alfredo Jiménez y otros íconos del mariachi.
La primera grabación del son de La Negra se remonta a 1929 y la realizó el grupo Los Trovadores Tamaulipecos. Ocho años más tarde, el Mariachi Tapatío de Jesús Marmolejo grabó la versión más difundida del tema, según la investigación del INAH.
El salto de la melodía a la escena internacional ocurrió en 1940, cuando el compositor Blas Galindo la adaptó a orquesta sinfónica por encargo de su maestro, el jalisciense Carlos Chávez. La Negra significó “la columna vertebral” de los Sones de mariachi de Galindo, que fueron interpretados junto con guitarrón y vihuela en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana y en Nueva York, según el INAH.
La genialidad de Blas Galindo consistió en “poner en el centro” de la orquesta al mariachi tradicional. “Así la gente de Nueva York pudo verlo dentro de un conjunto de cámara”, dijo Jáuregui.
Actualmente, el son cuenta con versiones alternativas además de las tradicionales. Una de ellas fue hecha a ritmo de danzón por el cubano Dámaso Pérez-Prado.
En su investigación, el INAH concluyó que La Negra desplazó al Jarabe tapatío en el gusto del público con tanto “aire nacional”. Es una de las piezas obligadas por los grupos de mariachi a nivel mundial y es común en cualquier banda sonora sobre México. En 2008, fue el tema de ingreso de la delegación mexicana a los Juegos Olímpicos de Beijing, interpretado por el Mariachi Mujer 2000 de Los Ángeles, California.
La investigación del INAH fue publicada junto con cuatro versiones de la canción, editadas por la Fonoteca Nacional, bajo el título El son mariachero de La Negra, de gusto regional independentista a “aire” nacional contemporáneo.
El libro-disco de dos volúmenes, parte de la colección Testimonio Musical de México, incluye la versión sinfónica de Blas Galindo, la de conjuntos tradicionales (de cuerdas), la de mariachis modernos (con trompetas) y algunas ejecuciones alternativas.