'El Gran Gatsby', una remembranza de la vida de Francis Fitzgerald
La historia de El Gran Gatsby es común: tras alcanzar la cima, el juego, el alcohol y el despilfarro son muerte anticipada, pero nadie la protagonizó tan de cerca como su escritor, el estadounidense Francis Scott Fitzgerald.
La nueva versión cinematográfica de El Gran Gatsby (protagonizada por Leonardo DiCaprio y dirigida por Baz Luhrman), esa obra maestra publicada originalmente en 1925, ha vuelto a poner sobre la mesa a Francis Scott Fitzgerald en toda su complejidad.
Él fue uno de los escritores que mejor supieron captar la esencia social de su país, siempre obsesionado con las riquezas y el ascenso social, pero también fue víctima de una de las clásicas tragedias: la del Golden Boy que, apenas terminados los aplausos, se hunde en el olvido.
Alcoholismo, drogas, deudas y gastos ridículos, lo llevaron de regreso a la miseria sin fuerzas para salir, otra vez, de ella. Fitzgerald se vio arrastrado hacia la destrucción por una fuerza tan grande como la que lo impulsó a la fama.
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Nuestro hombre nació en Saint Paul, Minnesota, en 1896. Comenzó a escribir desde la infancia y fue considerado una promesa literaria cuando se convirtió en alumno de la Universidad de Princeton, uno de los centros escolares de la élite estadounidense.
El autor del Gatsby se enlistó en el ejército en 1917 y fue enviado a la Primera Guerra Mundial, donde escribió su primera obra sin publicar.
La fama llegó con The Other Side of Paradise, una obra autobiográfica sobre un estudiante, su vida amorosa y sus devaneos sociales.
Cerca de 40,000 ejemplares se vendieron en apenas un año y Fitzgerald ganó tanto dinero que pudo casarse con la chica que lo obsesionaba desde un tiempo atrás, Zelda Sayre, una sureña, hermosa, indomable, de charla intelectual y nada propensa a someterse al rol de ama de casa.
Al ritmo de jazz y charleston de la década de 1920, el matrimonio desfiló por recepciones, bailes, casinos y presentaciones por las principales capitales del mundo occidental mientras las novelas y colecciones de relatos de Francis lo convertían en una de las primeras figuras literarias de la época .
Algunas de sus obras como Flappers y filósofos (1920), El curioso caso de Benjamin Button (1921, llevada al cine por Davin Fincher en 2008), Hermosos y malditos (1922), pero especialmente El Gran Gatsby (1925) se convirtieron en éxitos de crítica y ventas. Fueron leídas como guías para entender los "locos" años 20, en los que el derroche capitalista y la liberalización de las costumbres produjeron una atmósfera de abundancia.
Sin embargo, la manera de beber de Fitzgerald derivó en alcoholismo, el ritmo de sus publicaciones se hizo lento y Zelda comenzó a desarrollar un comportamiento depresivo con cuadros de violencia incontrolable y terminó por ser diagnosticada con esquizofrenia.
Después llegó la crisis mundial de 1929 que se llevó los últimos ahorros de la pareja.
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La esposa de Francis finalmente terminó internada en un hospital psiquiátrico en 1932. Por su parte, él se quedó sin ganas de escribir, pero no sabía otra forma de ganarse la vida.
Luego de haber agotado con sus peticiones de dinero a su agente literario y a sus editores y de malbaratar los derechos cinematográficos de sus historias, se refugió en Hollywood, donde se dedicó a desarrollar guiones mal pagados y a vender relatos para sobrevivir.
A finales de diciembre de 1940 se apagó la sombra de El Gran Gatsby tras sufrir dos infartos consecutivos. Fitzgerald dedicó sus últimos años a la novela El último magnate, que aparecería en 1941 gracias a su amigo Edmund Wilson, quien la completó basado en sus notas.
Este es un fragmento de un artículo publicado en la edición de mayo de 2013 de la revista Life&Style, que es parte de Grupo Expansión, una empresa de Time Inc. La firma edita en México 17 revistas y siete sitios de internet, entre ellos CNNMéxico.com.