La restauradora del 'Ecce Homo' recibirá 49% de regalías por ventas
La autora del nuevo Ecce Homo, una anciana española cuya peculiar restauración de un cuadro de Cristo se convirtió en hazmerreír mundial hace un año, obtendrá la mitad de los beneficios generados por la utilización comercial de su extravangante imagen.
Cecilia Giménez, de 82 años, se encomendó a sí misma la misión de restaurar una obra pintada hace un siglo por un artista local sobre la pared de un santuario barroco de la pequeña localidad de Borja, en el noreste de España.
La cabellera con aspecto de pelaje de mono, la boca difuminada y la nariz mal perfilada nacidas de los pinceles de esta restauradora aficionada no tenían nada que ver con el original: un Ecce Homo de trazos finos con una corona de espinas pintado por Elías García Martínez en la década de 1910.
La obra no estaba catalogada ni formaba parte del conjunto artístico barroco de la iglesia.
La restauración provocó inmediatamente la hilaridad de los internautas, dando pie a imitaciones en todo el mundo, a partir de retratos del rey de España, Michael Jackson u Homero Simpson. Pero poco después surgió también en internet una petición para que la obra conservase su nuevo aspecto.
"El resultado de la intervención combina inteligentemente el expresionismo primitivo de Francisco de Goya con figuras como Ensor, Munch, Modigliani o el grupo Die Brücke, perteneciente a la corriente artística del expresionismo alemán", aseguraba el texto, firmado por 23,362 personas.
Muestra de su éxito, en el último año unos 57,000 visitantes pasaron por el santuario de Nuestra Señora de la Misericordia para fotografiarse junto al Cristo desfigurado, según la fundación benéfica que gestiona la iglesia.
Esta fundación, propiedad del ayuntamiento de Borja, comenzó a cobrar un euro (1.3 dólares unos 16 pesos mexicanos) a cada visitante para financiar la conservación de la pintura y sus obras de caridad.
Pero los verdaderos beneficios pueden venir de los derechos de utilización de la imagen en objetos tan variados como botellas de vino, tazas de café o camisetas.
En virtud de un acuerdo que se firmó el miércoles, Giménez obtendrá el 49% de los ingresos por mercadotecnia y el resto irá a la fundación, explicó Juan María Ojeda, teniente alcalde de la localidad.
La anciana, de la que ya nadie se ríe, acaba de celebrar una exposición de sus propios cuadros en Borja, pero no tiene ningún deseo de hacerse rica, explica su abogado, Antonio Val-Carreres.
"Todos los beneficios que se toma de la explotación se destinan para fines benéficos tanto por parte de la fundación que por la parte de Cecilia Giménez", aseguró.
"Eso es muy importante, que quede claro que nadie se va a lucrar de esta situación", insistió.
Varias compañías internacionales ya mostraron su interés en utilizar la imagen, aseguró, sin querer nombrarlas antes de que se firme un contrato.
Para Cecilia, conocida ya como posiblemente la peor restauradora del mundo, es un giro radical.
"Ahora parece que está todo el mundo contento", declaró la anciana al diario local Heraldo de Aragón.
Pero no lo está todo el mundo.
Los descendientes de Elías García Martínez lamentan que la obra desfigurada se conserve intacta en lugar de devolverla a su estado original.
"Esta es la principal discrepancia", explica Ojeda. "Hay una parte de ellos que quiere la restauración, que seguramente es imposible ya, y otra parte que solamente pide que se retire de ese sitio y que se coloquen en otro lado", agrega.
"Ellos no pretenden ningún beneficio económico", sino "un resarcimiento moral", asegura.
No obstante, tanto el ayuntamiento de Borja como el abogado de Giménez afirman estar dispuestos a incluir en el reparto a los descendientes del artista original si un día cambian de parecer.